jueves, 11 de noviembre de 2021

Vuelve la censura a AEDEAN

La censura empezó en AEDEAN (Asociación Española de Estudios Ingleses y Norteamericanos) hace más de diez años, con el control de las comunicaciones a través de la lista de correo: pronto pasaron a filtrarse los mensajes dignos de distribución, y un administrador suprimía los mensajes inconvenientes o las cosas que no debían oírse en esta comunidad. Ya tuve mis más y mis menos hace unos años pidiendo mayor libertad de uso para comunicaciones inter supuestos pares, pero que si quieres.

Bien, pues superada la fase de las listas de correo, ya hace un tiempo, AEDEAN inauguró redes sociales: un twitter y un facebook, que, oh maravilla, admitía comentarios e incluso contribuciones. Pronto me convertí en el contribuidor principal, por no decir único, cosa que se ha mantenido hasta ahora, publicando en los últimos años decenas y decenas (o centenas) de posts, relativos sobre todo a cuestiones de filología, estudios ingleses y demás. 

Ahora bien, en los últimos tiempos hemos entrado en las guerras culturales—dando a conocer cosas censuradas en las redes y en las noticias, como por ejemplo cuestiones relativas a las víctimas de las vacunas. Hay que decir que las polémicas y debates sobre ideología o comunicación o estudios culturales o conflictos políticos en USA o Reino Unido son difícilmente deslindables de las cuestiones de interés o relevancia para una asociación como ésta.

Sin embargo, ahí ya me han enviado un aviso:


¿Cuestión de vida o muerte?


Pero es que ni cortos ni perezosos, han pasado de eso a directamente cerrar la red, que ya no admite ni contribuciones ajenas al administrador, ni comentarios tan siquiera.

Y es más, ya lanzados a ello, han borrado todas mis contribuciones— tanto las filológicas como las que molestaban a los covidianos editores. Por lo que se ve, puesto que no quiero pensar en una persecución ad nominem, nada de lo que yo he contribuido estos años está relacionado con los fines de la Asociación—que a saber, por tanto, cuáles son.

Así, de un plumazo o in a fell swoop, todo borrado—y supongo que esto no se considera descortesía o grosería o troleo o maltrato al miembro más activo de la red, por no decir también el más antiguo de los por aquí visibles en esta asociación—desde 1984 soy miembro (—vaya, 1984). Y esto se hace sin comentarme ni media, por supuesto, ni avisar del cambio de política, ni leches. Esto es administrar una red social, y lo demás son cuentos.

Realmente, y hay que decirlo así, esta gente no tiene ni término medio, ni medida, ni criterio, ni vergüenza.

Cuando una asociación utiliza los medios de comunicación para manipular o censurar, y no para el libre intercambio de ideas entre sus miembros, es que ya no es una asociación libre, sino un chiringuito de algún tipo, o quizá un cementerio intelectual.

¿Por qué sigo siendo miembro de esa asociación u ONG? No sé, ya me dirán ustedes.


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Por lo que veo, el administrador de la página de AEDEAN, y en principio responsable de esta vergonzosa política de comunicación, es Antonio Ballesteros.  Bien, podría abrirse un debate sobre la oportunidad y acierto de todo esto—pero cuando se cortan los canales del debate, y se inhabilitan las herramientas que para eso existen, poco más queda por decir. Sólo apuntar que yo no he cerrado los comentarios, para quien quiera opinar algo. Aunque he llegado a la conclusión que en este país y esta universidad, nadie quiere opinar nada, y a la evidencia me remito.



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