A Carmen le debo buena parte de mi carrera académica, no sólo porque estuvo en varios tribunales de los que me dieron títulos académicos, sino en primer lugar por sus lecciones de Filología Inglesa, tanto las programadas como las que nos daba "fuera de programa" sobre los temas que más le interesaban, como la pragmática del lenguaje, una línea de trabajo ésta que tanto me ayudaría luego en mi carrera. Le debo además su apoyo moral en momentos difíciles, y también algunas de las últimas palabras amables y elogiosas que recibí de los que fueron mis profesores, hace ya algún tiempo de eso. Antón Castro menciona un volumen de homenaje que se le dedicó en el departamento; fue este número especial de la revista Miscelánea, que coordiné yo.
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