Publicado en Terrorismo. com. José Ángel García Landa
(29 de julio de 2007)
Por
fin va saliendo todo a la luz. Le cuesta, pero va saliendo. Hoy
contaban en Onda Cero y en El Mundo que se acaba de revelar un elemento
más del Proceso de Zapa impulsado por el gobierno autodenominado
socialista para "acabar con la violencia de Eta". Se trataba de ponerles
una pensión a los terroristas. Ya lo habíamos dicho aquí el año pasado,
pero alguno podía pensar que eran delirios o manías de agoreros o
blogueros obcecados. En absoluto. La realidad, como sucede con
frecuencia, es mucho peor de lo que podrían hacer pensar los
diagnósticos más pesimistas.
Hoy
salen detalles, que especifican que se iba a poner a los miembros de la
Eta una pensión de 1.500 euros mensuales, en un plan diseñado a diez
años; pero no quedaba ahí la cosa, pues se contaba con pedir ayudas a
proyectos de la Unión Europea. Supongo que para eso se llevó el tema de
la negociación con la Eta al Parlamento Europeo, en una de las
actuaciones más vergonzosas de esa institución.
También
se estaba diseñando un plan con grupos y asociaciones de empresarios,
para fomentar la contratación preferente (con subvención por medio,
claro) de los asesinos, matones, bandarras y borrokos, por encima de la
gente de bien. Porque esos se van a aguantar, pero a los facinerosos hay
que tenerlos contentos. Que si no, matan y destrozan. También podría
contarse, por supuesto, con la colaboración del gobierno vasco para
reubicar y proporcionar empleos y sinecuras a los criminales en
excedencia.
Hasta aquí es hasta donde les da el cerebro, y la ética, a nuestros actuales dirigentes.
A dónde se conduce con estos planteamientos, queda para la imaginación o inteligencia de quien sepa usarla.
Es,
pues, una nueva fase del terrorismo de estado, una variante que va más
allá de tratar las declaraciones de los sesudos gudaris como si del
oráculo de Delfos se tratase. Va mucho más allá de las infiltraciones
con agentes dobles (criminales también), más allá de las bandas de
matones alternativas (tipo Gal) y más allá de la dinámica del árbol y
las nueces ya institucionalizada en el gobierno vasco, que con una mano
reprende a la Eta y con otra la subvenciona indirectamente, o les desgrava a Hacienda el "impuesto revolucionario" .
Pasamos
ahora a la subvención directa, a la pensión otorgada al criminal por el
mero hecho de serlo, y de haberse aliado con otros criminales, y de
tener simpatizantes (criminales, claro) situados en puestos políticos de
suficiente influencia.
Hay
que recalcar que el proceso de zaP sigue en pie. Porque hace bien poco
el PSOE, y todos sus aliados (es decir, todo el Parlamento menos el PP)
se negó a revocar su abyecta resolución de 2005 de poner un fin al
asunto etarra negociando con los terroristas en cuanto éstos se dignen.
(Ahora querrán una pensión más alta, claro—además de sus otras
exigencias).
Es
indecente, es patético, es estúpido. Pero me dicen que también es
normal. Que siempre ha sido, y siempre será así. Que el que no se
conforma con lo que tiene, o con lo que le toca, si recurre a la
violencia, para hacerse con lo que no es suyo, siempre saldrá ganando de
una manera u otra. Porque las leyes no sólo están para contener a los
malvados, sino también, y quizá principalmente, para mantener a raya a
quienes se las creen, y permitir así que quienes están dispuestos a ir
más allá tengan un margen de ganancia suficiente. En las autopistas, al
que va a 120 lo adelantan. Y que cada uno elija su estrategia.
Quizá
sea así. Sin embargo, creo que pocas veces se ha llegado a exponer este
planteamiento públicamente de manera tan abierta, tan obscena, tan
ofensiva, tan perniciosa.
La ETA, por fin, terrorismo de Estado.
El proceso de paz del Partido Socialista: pensiones y trato preferente para los criminales. No lo olvidéis—y no votéis jamás, nunca máis,
a estos canallas y sinvergüenzas que nos gobiernan. Denunciémoslos,
antes bien, a quien quiera oírnos—aunque está claro que la mayoría del
personal prefiere no pensar en el tema. Así nos va.
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