—pero por lo menos explica por qué a veces varía tanto el número de resultados que obtengo para la misma búsqueda. Debe ir unas veces a un centro de datos, y otras o otro centro. Fíese Vd. de Google. Esto parece contradecir su filosofía. En todo caso no he podido reprimirme de hacerle una foto, por si no vuelvo a subir hasta esas alturas:
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Qué importante eres...
ResponderEliminarGracias. Pero estoy seguro que "Anónimo" aún tiene más resultados.
ResponderEliminarO si pones "megalómano fracasado pero motivado".
ResponderEliminarNo todo el mundo recibe anónimos, oye, algo tendré. ¿Los recibes tú? ¿De tí mismo?
ResponderEliminarSí, definitivamente algo has de tener para recibir tanto aprecio.
ResponderEliminarPor cierto ¿tienes algún criterio para borrar comentarios, o simplemente lo echas a cara o cruz?
ResponderEliminarSí, los que además de anónimos son ya demasiado insultantes o estúpidos los borro. Las preguntas educadas como esta, aunque sea con retintín, tienen un pase ¿no?
ResponderEliminarEstaremos de acuerdo, supongo, en que eres una bellísima persona, colmada de virtudes y, sobre todo, muy humilde. ¿A qué tanto odio, entonces?
ResponderEliminarSupongo que depende mayormente del odiador. Bien, anónimo; te sugiero que si tanto aborreces mi blog y mi persona, dejes de leerlo. Sufrirás menos. Y si no, léelo y rabia solo, sin poner comentarios que no me interesan, por favor. Si te animas a seguir poniéndonolos, pon comentarios constructivos, y si son críticos, que sean educados. Si no, pues adiós muy buenas.
ResponderEliminarMuy mal te debe de haber tratado la vida para supurar tanto resentimiento.
ResponderEliminarOh, al nene le ha salido un troll malo que le ponía comentarios que no le interesaban… pobrecito, con lo bien que estaba feliz en el corro la patata, en buena armonía.
ResponderEliminarEs triste tener un blog que nadie lee, nadie comenta, a nadie interesa... y tener más comentarios marrulleros que educados.
ResponderEliminarEs más triste ser marrullero, Carlos. Y cobarde anónimo. Ratilla. Y por favor no intentes igualarme a tí—un sucio trolcito de mierda.
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