miércoles, 9 de septiembre de 2009
Yo es que ya no entiendo nada
Lo cierto es que ya no entiendo dónde vivo, ni dónde trabajo, ni cómo funcionan las cosas, ni cuáles son las prioridades, ni los criterios de la gente. Estoy desconcertado. Por muchas cosas, pero por ejemplo por ésta—una más.
Hace treinta años, cuando llegué como estudiante a la Facultad donde hoy trabajo, estaba en construcción una extensión del edificio, el Pabellón de Filología. Que poco me suponía yo que acabaría trabajando allí. Bien, pues el pabellón famoso, a pesar de ser la parte más nueva del edificio, fue declarado hace unos años inconveniente y mal diseñado, y condenado a la demolición. (Cierto que, por ejemplo, no se le había hecho párking debajo, como no se le ha hecho a ningún edificio de la Universidad, y así nos va con el tráfico—y tampoco se ha hecho en el nuevo proyecto, entiendo). A lo que voy: se nos enseñó un proyecto de un fantástico edificio nuevo que ocuparía su lugar tras la demolición; el único inconveniente eran los cinco años o más de exilio que tendríamos que sufrir los ocupantes de Filología, no sólo mientras se edificaba el nuevo Pabellón, sino mientras se remozaba el viejo edificio anexo de la Facultad—habría que hacer tiempo, pero... al final estaba la Tierra Prometida.
Hace un año, un globo sonda. Que quizá se destinase el nuevo edificio a Periodismo, y no a Filología.
Reacciones, cero.
El otro día, salía en el periódico ya como noticia hecha. Que el nuevo edificio se destinará a Periodismo; a dónde iremos los de Filología, ni se sabe ni se pregunta.
Y reacciones, cero.
Por ejemplo, se convoca una Junta de Facultad, y no aparece el asunto en el Orden del Día. ¿Hay que suponer que ya están enterados todos en la Facultad, y que lo dan por bueno? ¿Desde cuándo? ¿En qué Junta se ha tomado esa decisión? ¿Han reformado el proyecto, o vale el mismo que había? Porque decían en el periódico que habría platós de televisión, estudios de grabación, salas de informática etc. etc. en el nuevo edificio de Periodismo. Y de esto, ni repajolera noticia. ¿Quién lo ha aprobado, o quién lo ha dado por bueno—ya no digo en el Rectorado, sino en la Facultad de Filosofía y Letras? ¿Dónde se ha decidido reubicarnos, si no es que se ha postpuesto el problema ad infinitum, y pasamos a ser los saharauis de la Universidad, ya de por vida?
En la página de la Facultad, que se supone tiene una sección de Noticias—sección en realidad puramente virtual—ni que decir tiene que esto no es noticia. Ni esto ni nada.
La dirección del Departamento mío, uno de los "desterrados", tampoco da señales de responder a la noticia. Ni de la Facultad ni del Departamento ni de nadie hay comentario—ni un correo interno, ni una aclaración, ni alarma generalizada, ni nadie mueve una ceja siquiera. Y los únicos comentarios en este blog (que otro sitio no veo donde se hable del tema) son de estudiantes.
O sea, que nos dan el cambiazo al edificio, o nos lo quitan sin más, ni se sabe—y nada, reacciones cero. Y desmentidos cero, naturalmente. Se lo toman con filosofía, desde luego. Aquí o todos de perfil, o todos de una elegancia que mata, o quizá en boca cerrada no entran moscas. Y sin embargo me parece la ocasión para preguntar un poquito siquiera.
A mí por favor que me lo expliquen. Que de verdad no entiendo ya dónde vivo.
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