viernes, 23 de octubre de 2009

Diarios y sujetos y blogs


Estoy de paso por una de las sesiones del simposio sobre "El diario como forma de escritura y pensamiento en el mundo contemporáneo", en una de las bibliotecas María Moliner.


Sobre el diario de Augusto Monterroso, La letra e, habla Martha Munguía, de la Universidad Veracruzana. Es éste un diario que roza las fronteras del género, como muchos otros escritos de Monterroso. Por ejemplo es un diario para su publicación, se resiste a la confesionalidad, no data las entradas por no asentarlas en una fecha concreta... Se resiste a la confesionalidad íntima, a las observaciones sobre conocidos... y medita sobre cómo no es lo suyo un diario... pero sí está atento a los detalles de la cotidianeidad. Y a la reflexión, y al sentido de escribir sobre las cosas. Y de publicar sobre ellas, tenía terror a la publicación, a la publicidad. El diario sí era irresistible para Monterroso en cuanto que forma sin forma, donde cabe todo, que puede ir en todas direcciones. Invita a leer en cualquier punto. Este diario es toda una poética de los principales motivos de Monterroso: la fragmentariedad, la brevedad, la observación, la reflexión, el humor y la tristeza... Es sobre todo una forma que utiliza para relacionarse de otra manera con los otros, una forma distinta de relación con el público. Parte de lo que hace Monterroso es recuperar humorísticamente los episodios inseguros o ridículos del yo, los problemas con la fama o la ansiedad de la escritura... en lugar del autoendiosamiento a que invita el diario, se centra en las experiencias de ridículo social, convirtiéndolas en literatura. Una manera distinta de convertir el sufrimiento en arte, que decía Sontag: aquí se rebaja el tono del escritor como sufridor. El humor busca al otro: en Monterroso la risa es solidaria y compasiva, una comprensión ante la miseria humana. Es una escritura ética por tanto. Los diaristas están atormentados por el fracaso y la incomprensión del mundo, son egocéntricos y se recrean en el reconocimiento futuro. Pero en Monterroso esto está liberado del ensimismamiento por el humor. Establece una relación autocrítica con el personaje de sí, goza del elogio a la vez que se distancia del yo que disfruta de ellos. El elogio le produce vergüeza propia y ajena, pero escribe sobre ello y lo disfruta. Muchos fragmentos son líricos y melancólicos, por ejemplo cuando registra su incapacidad de escribir diarios de viajes, y mediante esta reflexividad consigue llegar a su objetivo. Es curioso que siendo tan irónico rechaza la ironía y escribe contra ella. Es una ironía que es enemiga del dogmatismo, "la cortesía de la desesperanza" se ha dicho de ella; Monterroso desconfiaba de que se le considerase com un escritor meramente leve o humorístico.

Debate:

Luis Beltrán comenta sobre la diferencia entre autorretrato y narcisismo. No todo autorretrato es narcisista. Hay un género literario que es el autorretrato, que puede disfrazarse de diario como de otros géneros. Y no es necesariamente un género narcisista; quizá se sitúe allí esta obra de Monterroso.

M. Munguía observa cómo las memorias se utilizan como manera de autojustificarse y autocelebrarse, especialmente en el caso de políticos y magnates ladrones—corruptos y condenados, incluso. En Méjico. Escritores como Juan Rulfo y Monterroso se resisten a que los sienten en ese trono de mármol de la autocelebración. Y si al final Monteroso escribe de sí, logra rescatar el género narcisístisco mediante la literatura, mediante una nueva relación con el público.

Fernando Romo, que ha hablado antes de Carl Schmitt, retoma este tema. En Carl Schmitt sí es obsesión la cuestión de la autocelebración. Dice que escribe para su hija y su ahijado. Pero sí se está autorretratando, y justificándose ante sí y ante ellos. (Utiliza Schmitt para describir la situación suya en la Alemania nazi como la del marinero de Benito Cereno que es secuestrado por piratas y que intenta comunicar al capitán americano que le aborda esta situación, que está secuestrado... pero es confundido él mismo con un pirata).

Es una buena analogía la del autorretrato literario con las de los pintores. Durero, Rembrandt... No son autorretratos ni narcisistas ni patéticos. Schmitt huye también del humor del instante... tiende a la objetivación. Y es un ingrediente que está muy presente en los diarios actuales, este perderse en el instante y el momento.

Sobre Ramón Ribeyro (Raúl Bueno): también utiliza el diario para "salvarse". Es una revisión del pasado, una reconstrucción de la propia historia. El paso de las notas diarísticas a la novela en La muchacha de las bragas de oro de Marsé es un ejemplo, para Bueno, casi caricatura y crítica, de esas reconstrucciones del pasado buscando reconstruir o redimir la propia imagen (en este caso la del falangista Luis Forest).

Malcolm Read observa la ambición secreta del diario, una especie de fantasía del espejo, la ambición del escritor es llegar a unir al sujeto de la enunciación y el del enunciado, pero nunca hay una coincidencia, siempre hay una distancia y una enajenación. El espejo me muestra, pero alejado. Hay una resistencia al Falo en el diario, al super-ego. Se centra en lo Imaginario lacaniano.

En Schmitt, Fernando Romo vuelve a observar esa identificación y distancia: Schmitt sólo reconoce como enemigo a quien pueda enfrentarlo contra sí mismo: y esos son sólo él mismo, y sus hermanos. Los otros, los próximos, son el enemigo entonces.


Más ponencias.

Elizabeth Corral, de la Universidad Veracruzana, habla sobre "Narrar la interioridad: El diario en la obra de Sergio Pitol" (en Trilogía de la Memoria)—aunque no ha tenido acceso al diario de Pitol, que está en la Universidad de Princeton. Ha habido una explosión de escritos sobre vida privada de los autores, a veces llegando a altura literaria. Y hoy cibernéticamente. La vida siempre se escribe, se recrea o articula mental u oralmente, o contando los sueños como dice Pitol, ficcionalizando y recreando, y extrañando. Por escrito se vuelve más rica la interpretación, al retomar la primera distancia temporal, siquiera mínima, para la autoobservación de sí mismo Narramos la experiencia aun sin darnos cuenta. En el diario esto se hace en un espacio en principio sin censura. Hannah Arendt señala la forma incierta y oscura de la vida privada antes de asumir una forma apta para su aparición en público. Gombrowicz se pregunta por el destinatario de su diario: él mismo.

Pitol narra, en fragmentos publicados, algunas ocasiones autobiográficas que dan lugar a episodios de su escritura. Comenta el origen de imágenes, dificultades encontradas. Por ejemplo en el retrato de la escritora Billie, narrado por un narrador no fiable y despreciable, que la quiere mostrar como mala escritora (pero que el lector habrá de reconocer como mejor que el narrador). Pitol comenta ese efecto buscado, casi inmediatamente, y más adelante pasa a incorporar el diario ya en su propia escritura. Amiel primero, y luego Gide, son piezas clave en la evolución del diario hacia una forma pública y luego incorporada a la obra literaria. Lo mismo Mann, con sus Orígenes del Doctor Faustus, leída por Pitol, y Gombrowicz, otro escritor cercano a Pitol. Admira en Gombrowicz su libertad de escritura, su felicidad de parodiar a los demás y a sí mismo. En El Viaje, como en otros episodios de la Trilogía, hay muchas alusiones al diario del escritor: el diario como ámbito de la verdad, de la imagen cargada de sensaciones y emociones, que desencadene la creación. El diario es cantera, almacén, alcancía. Es un diálogo, se nos dice, con uno mismo, y una manera de abandonar toxinas.

Pero dice Pitol que el elemento autobiográfico del diario se ha ido traslandando a sus novelas y ensayos, y que quizá debido a eso ha ido abandonando el diario. Tras una primera época de formas complejas y calculadas, y otra de farsa, pasa Pitol a una versión diarística, autobiográfica ficcionalizada, reelaboración explícita de la propia experiencia. Narra por ejemplo historias anómalas reescritas a partir de pesadillas narradas de su diario. En El Viaje reelabora el diario, acudiendo a él, para satirizarlo, expone la falsificación de la escritura y la pobreza de la información de su diario, que requiere reelaboración. El diario de Praga no era bastante literario y cultural, Praga se le escapa, y en su lugar narra una incursión que hizo a la URSS. Se suman los recuerdos a las entradas del diario, asociaciones, sugerencias. Había sido agregado cultural en Moscú, y retornó a la URSS (Georgia) en 1986, "tocando la historia con la mano" en los primeros momentos de la Perestroika. El diario sirve para confirmar la propia existencia mediante lo cotidiano, pero también para anotar descubrimientos, iluminaciones, epifanías; es el primer momento de la creación. Vemos allí primeros apuntes de lo que serán personajes luego novelizados. En el diario se hace evidente el espíritu carnavalesco de Pitol; abrazó la teoría de Bajtín porque encontró allí una visión del mundo conectada a la suya; conecta así con la tradición cómica de la literatura, en la que se ubica. Otros fragmentos de El Viaje constan íntegramente de citas; de Nabokov, Meyerhold... como si asumiera su palabra sin discusión, absorbiéndola sin más; esto es interpretable con la teoría de Bajtín: nuestra palabra está hecha de apropiación de enunciaciones previas, cada uno es todos los hombres; queda relativizada la individualidad en el espíritu carnavalesco.

El mago de Viena también incluye múltiples referencias a experiencias artísticas y literarias, a la vez que reflexiona la escritura sobre sí. (Con epígrafe de Forster: "only connect"). Las imágenes llevan de una a otra y el personaje ficcionalizado de Pitol atraviesa la realidad y la ficción en un entorno de puro lenguaje. Está compuesto a base de fragmentos deliberados, y con muchas referencias al propio diario y al de otros autores. Como antes en El tríptico de carnaval, la memoria es una columna sobre la que reposa la escritura de Pitol, reelaborando y asociando lo vivido.

Luisa Paz Rodríguez Suárez habla sobre "Los diarios de Ernst Jünger como forma del presente".
¿Por qué se escriben diarios sobre todo bajo el signo de la derrota? ¿Por qué se leen, incluso, desde allí? Porque somos expulsados del mundo, en expresión de Hannah Arendt. Podemos volver cuando comprendemos, pero el que vuelve ya no es el mismo. Parece requerir justificación el leer o comentar a Jünger, pero podríamos decir que es porque nos permite entender nuestra época. (Carl Schmitt sería otro caso parecido). Sería un error leerlo en clave ideológica, algo hoy bien aceptado. Eso ya lo hicieron los nazis, y sus adversarios en la postguerra. No hay que leerlo tampoco con la visión burguesa-subjetiva romántica dolida del diario del XIX.
Ernst Jünger llevó una vida solitaria y "a la altura de sí" desde los años 30, entregado al trabajo intelectual y su entomología y jardín. Para Gide era un hombre honesto. La misión de su escritura es, dice Jünger, autodidáctica. Se retiró de la sociedad totalitaria de los años 30, cuando intuye que la dinámica colectiva conduce a la ruina. Tiene diarios, narrativa, ensayos acerca de nuestra época. En "La Emboscadura" dice que la literatura menos intencionalmente literaria será la más auténtica y poderosa, la escrita desde lugares subterráneos o asociados a los lugares de sufrimientos terribles. El diario no es meramente personal, es un género de escritura, una forma privilegiada, libre, sin vínculos formales preestablecidos, ni encuadres que no le van a su obra. Desafía la filosofía y la literatura para llevar a los géneros más allá de sí. El escritor ha de hacer visible el mundo: no quiere expresarse a sí, sino a la realidad de la cual forma parte; como Carl Schmitt; es un "Dichter-Philosoph". Su obra es una filosofía poética, asentada en un sustrato mítico-poético, no opuesto al logos: en la línea de Nietzsche.

Escribió diarios Jünger durante la 1ª Guerra Mundial, que dieron lugar a Tempestades de acero, y más diarios durante la 2ª GM, y luego de los 60 a los 80, "Pasados los 70", publicados con otros como Radiaciones. La velocidad es esencial, la aceleración que es propia de nuestra época, es el único diálogo posible, además, en el "Estado total". Cuaderno de bitácora, emplea esa expresión, como un navegante en un mar amenazador con oleaje y con monstruos abisales, pero con un rumbo y un destino.

En una de las raras entrevistas, en los 90, se refería Jünger al título "Radiaciones" como una manera de transmitir energía. Son impresiones agrupadas prismáticamente para elevarlas a imágenes; construye mitos, no para describir la realidad sino para hacerla. No busca expresar lo personal sin más: formó parte él mismo de la lógica de la barbarie, y quiere darle expresión a ese fenómeno contemporáneo, "la imagen de la catástrofe". Ve a los grandes escritores alemanes del XIX como augures "de las profundidades a las que hemos descendido", pero los textos eran jeroglíficos: hay cosas que no hemos sabido leer hasta hoy, dice.

Intenta hallar "el significado de los hechos", es como el sismógrafo, dice, al que no hay que culpar del terremoto (se refiere a Nietzsche con esta imagen, pero me parece tener más que un elemento de autodescripción). Lapidar hoy a Nietzsche, dice (en 1939) es de buen tono. El también se presenta como el barómetro que indica el tifón. Para H. Arendt, los diarios de guerra de Jünger son la mejor expresión de qué pasa cuando un individuo intenta conservar y expresar su integridad en un ambiente opresivo. Jünger habla de su fascinación por los instrumentos de observación, y sobre la observación de lo invisible. Su mirada estereoscópica, que no reduce un acontecimiento a una sola faceta, sino que muestra muchas distintas, aspectos diferentes, la realidad de la cosa como el positivo y el negativo de una fotografía; es lo contrario de la unilateralidad de la ideología. Así se analizan los componentes que constituyen la realidad. La realidad es múltiple y variada, no sólo en sí, sino según sea leída en un contexto histórico u otro. Algunos de sus escritos, dice Sánchez Pascual, "están aún por leer"; la perspectiva que genera sólo se gana con la distancia. Es un ingrediente esencial de su mirada.

Para Hermann Hesse, la toma de distancia le permitía (a Hesse) verse, un tanto paradójicamente, dentro de la escena descrita. La misión de Jünger no es política sino "autodidáctica", y no habría que leerlos en la clave política (como se hizo ya en su momento). Reflexiona sobre el poder, pero no desde una postura política. A pesar de que se le ve como un teórico del nihilismo, siempre era optimista: buscaba oponerse al miedo y sugerir la esperanza frente al estado totalitario.

En el debate...

Yo comento sobre la prudencia y la contención en los diarios: si son escritos con vistas a publicación, si son realmente secretos o íntimos, o escritos para el futuro (aquí hay toda una gama...). Es muy distinto un diario de un blog, que es escrito directamente para un público. ¿Ejercía también Jünger la prudencia y la autocensura a que invita, y más que invita, el estado totalitario? (Supongo que lo malo de los totalitarismos es la manera en que no se pueden simplemente expulsar o considerar como un Otro, sino que se absorben y transforman al propio sujeto que se disocia de ellos, y que quiera que no se ve implicado por el hecho mismo de vivir en sociedad, en sociedad totalitaria en ese caso).

Arendt, observa. L. P. R. S., observa que hay elementos totalitarios en todas las sociedades. Arendt, o Jünger, hay una especie de metafísica de la política actual. Quiere considerar el totalitarismo no como una ideología política concreta, sino como una categoría metafísica, que se puede encarnar en distintas prácticas políticas.
Otros del público comentan sobre la "benevolencia" de la autora al redimir a Jünger; Jünger estuvo muy implicado en el régimen nazi. Y la catástrofe a la que se refiere, la que registra, no es el totalitarismo, sino la rebelión de las masas, la política de masas que ha acabado con la aristocracia. Es un aristócrata, y no se opone al totalitarismo sólo sino también a la democracia liberal.

Y siguen las ponencias:

Vicente Rubio (SUNY y Zaragoza), que actualmente trabaja con Malcolm Read, habla sobre los blogs y el sujeto moderno, "Express yourself: los blogs en la lógica cultural del capitalismo internacional" —sobre algunos aspectos del tema, por lo menos.
Su modelo teórico intentará analizar los mecanismos ideológicos que subyacen a las producciones estéticas. Ideología entendida en el sentido althusseriano, con los parámetros del marxismo estructural: la matriz que constituye a los sujetos y a las representaciones que se hacen sobre el lugar que ocupan en la realidad. (Alusión en el título a Zizek y detrás de él a Jameson). La postmodernidad y el diario burgués moderno (los blogs como forma moderna) se encuadrarán en esta lógica de una fase tardía del capitalismo.

"Los blogs" frente a "el diario": una supuesta democratización de la escritura. Con respecto a lo de "express yourself" es todo un eslógan contemporáneo, por ejemplo usado hasta hace poco por Wordpress.

Son los blogs un fenómeno nuevo, que como tal expone ciertas inercias en las teorías con las que se les intenta analizar. Se tiende a ignorar las relaciones de producción, y se pierde el debate entre tecnofilias y tecnofobias. Las técnicas jamás han cambiado un horizonte ideológico. Raymond Williams también, p. ej., proponía una relación entre los medios de comunicación y los nuevos desarrollos del capitalismo: un ensayo que ha envejecido mal, pero que abrió otras reflexiones.

Continuidad entre diario y blogs. El ejemplo de Pepys, con su diario secreto en el que conviven lo público y lo privado. A partir de 2003 pasó a Internet, con enlaces internos añadidos, datos históricos... Pepys convertido en bloguero, comunicándose ahora directamente con su público. El elemento humano se convierte en el elemento legible, el contexto aporta elementos ilegibles. Es una continuidad en buena medida producto de una ilusión; los blogs están separados del diario.

Aceleración del tiempo en los blogs. Se acelera el proceso de autoobjetivación. La aceleración de la inmediatez se acelera aún más en Facebook o Twitter. Vivir la vida y contemplarla al instante: de una autoobjetivación a una autocosificación. El yo se convierte en una mercancía, hay una mostración de atributos y cualidades personales. Un diario es una búsqueda individual de un perfeccionismo moral; una utopía que nunca se alcanza; y es un proceso que se pierde en el proceso especular de los blogs; hay un yo incuestionado, ya construido, que se adorna de atributos y cualidades, la mostración de su sensibilidad, etc.

Si el yo íntimo se convierte en una mercancía y se ofrece al otro, el otro es pensable como cliente. El capitalismo contemporáneo da la razón, perversamente, a Foucault: con la necesidad de una autoinvención constante. Por ejemplo en el ámbito laboral, exigencia constante de autorenovación. Siempre disfrazado como una opción personal. Internet permite una autoinnovación más "libre", compartiendo gustos y opiniones, e incluso la creación de una identidad ficticia para su mostración. Es la utopía que nos ofrece la ideología contemporánea.

Frente al perfeccionismo moral de los diarios de Wittgenstein, en los libros de autoayuda de hoy, y en los blogs, se da un pseudoperfeccionismo. La promesa de la ideología contemporánea es la consecución efectiva de una perfección que nunca llega; cada uno expone sus deseos pero se quedan en ilusiones.
La blogosfera como nuevo espacio público, con la supuesta democratización de la escritura (dentro de un corte previo de personas alfabetizadas con ordenador y acceso a internet). En Uses of Blogs se constata el paso de una economía "fordista", unidireccional, a una comunicación horizontal e individualizada: el "produser", o usuario activo. Es una jerga parecida a la descrita en el volumen El nuevo espíritu del capitalismo.

Limitaciones de Internet para considerarlo como esfera pública, desde un punto de vista habermasiano: falta de unidad, carencia de un referente político concreto. Si leemos la "Declaración de independencia del Ciberespacio" frente a los intentos de multinacionales y gobiernos de controlar el ciberespacio, vemos una utopía de libertad mental basada en la desmaterialización, la supuesta inexistencia de soporte físico, pero que es una realidad espiritualizada por la supuesta ausencia de la mente sin materia. (Era el autor un letrista de Grateful Dead, que ha pasado a consultor de empresas de comunicación).

Se observa una primacía de la "voz" en estas invitaciones a la autoexpresión. Podríamos contrastarlo a la expresión "voz y voto", no se atiende a lo que la voz dice, sino al mismo hecho de expresarse. Sólo tenemos voz, no acción política; una voz incapaz de producir efectos. Nada cambiará. La esfera pública, dice Habermas, puede albergar discursos de segundo orden, que cuestionan la misma esfera. Habría que ver si siguen siendo posibles. El imperativo "exprésate" como nueva formulación de la ideología althusseriana, se nos ofrece capital comunicativo a cambio de la carencia de capital simbólico. ¿De qué íntimo descontento surge esta necesidad de expresión?

Termina la ponencia con una invocación al marxismo entendido como optimismo, en estas épocas de "contrarrevolución ideológica", y una invitación a ver potencialidades abiertas a través de Internet. (Un uso posible de los blogs lo deja ver Benjamin: la literatura más auténtica surgiría a través de la interacción entre acción, periodismo, y escritura. Las opiniones son necesarias en la esfera pública).


Comentario

A mi pregunta sobre la ubicación material de esta crítica, y sobre la sociedad utópica a la que tiende, VRP plantea una visión no utópica ni idealista sino abierta y crítica del marxismo.

Malcolm Read ubica el nacimiento del diario a partir de la confesión cuando se plantea el autor como un sujeto libre y auténtico, no como un pecador; la posibilidad de la autenticidad desparece, dice, en la postmodernidad. La escritura del yo en la blogosfera más bien parece significar la muerte del diario como forma de escritura.

Otros ponentes son menos negativos con el panorama bloguístico: es una herramienta, se dice, y depende de cómo se use. Concurre en ello VRP, que aclara que su crítica se dirigía a ciertos usos banales e idealizaciones de la "expresión" como un valor en sí misma. Por cierto parece que todos los presentes sí están de acuerdo en su rechazo al blog autocentrado, ombliguista y dedicado a la exhibición de la personalidad del bloguero.

Yo, sospechoso de ser autor de uno de esos, defiendo la multiplicidad de contextos para definir la existencia y posibilidad de autenticidad, posible siempre en cada contexto histórico. Quizá lo que se esté criticando no sea la forma blog sino la sociedad que los usa y su banalidad—pero la capacidad crítica, recuerdo, no ha sido nunca un bien muy ampliamente difundido. Por otra parte, insisto en que cada fenómeno es no sólo efecto sino también causa de otros, dando lugar a efectos imprevisibles. Con respecto al "antideterminismo tecnológico" cito una idea que mi padre gusta de repetir: que si la Revolución Francesa fue importante para la humanidad, más transformadoras aún han sido las mil revoluciones por minuto de los motores. Eso sí cambia las relaciones sociales y productivas de modo radical e imprevisible. Del mismo modo que el marxismo también tuvo resultados múltiples e imprevisibles en su aplicación, unos deseables y otros no. Igualmente, la globalización potenciada cibernéticamente, Internet y los blogs, tendrán efectos tanto liberadores como opresores que seguramente sólo serán analizables a posteriori. Y eso en una multiplicidad de contextos tal que se resiste a una caracterización de conjunto.

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PS: También asisto a la conferencia de clausura. Y sale este artículo sobre las jornadas, de Antón Castro, en el Heraldo.


Blogueras en 1800


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1 comentario:

  1. Anónimo2:58 a. m.

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