Luis de Ulloa y Pereira
(1584-1674)
A las cenizas de un amante puestas en un reloj de arena
Ésta, que te señala de los años
Las horas de que gozas en empeño,
Muda ceniza, y en cristal pequeño
Lengua que te refiere desengaños,
Un tiempo fue Lisardo, a quien engaños
De Filis, su querido ingrato dueño,
Trasladaron del uno al otro sueño.
¡Prevente, huésped, en ajenos daños!
En tanto estrecho al miserable puso
El incendio de amor y la aspereza
De condición esquiva y desdeñosa.
Póstumo el polvo guarda el primer uso,
Inobediente a la naturaleza:
Padeció vivo, y muerto no reposa.
(de Paraíso cerrado: Poesía en lengua española de los siglo XVI y XVII)
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