sábado, 21 de marzo de 2020

Un pequeño análisis de Coronaciao


Por si aún queda alguien que no lo ha entendido.

Esto le emociona a Iglesias y sus podemitas:


La purria en el Gobierno



Aquí comenta  Javier Algarra cómo Pablo Iglesias ha promovido una cacerolada contra el Jefe del Estado, a pesar de que el discurso del Rey sobre el coronavirus estaba más que visado y revisado por el gabinete de comunicación del propio Gobierno del PSOE/Podemos.





Estos quieren estar claramente en misa y repicando la cacerola.

Mezclan interesadamente aquí los podemitas, como han hecho en otros vídeos, las protestas "contra la derecha", las "mareas" y demás, con la lucha contra el coronavirus. El mensaje goebbelsiano entre líneas está claro: el virus es "la derecha", y combatir contra el virus y combatir contra la derecha, o contra la monarquía, es una misma cosa, y por supuesto Podemos es la voz del pueblo concienciado expulsando estos males de la "res pública" (ésa es otra, la equivocación deliberada entre res publica, el bien común que se da en cualquier estado de derecho, y la República, entendiendo por ello por supuesto la Segunda República que tienen clavada éstos entre ceja y ceja, aunque a la Primera República tampoco le hacen casos en lo que se refiere al cantonalismo y el plan de desmantelamiento y disolución del país).


Me sigo preguntando cómo es posible que tengamos a esta purria en el gobierno.   Tenemos un montón de idiotas peligrosos circulando por la acera alrededor; eso el día en que podemos circular por la acera.

Y lo de Corona Ciao, ojo al parche que tiene tela, el parche.

Se refiere por supuesto a la Corona, al Coronavirus, y a la revolución como vacuna, invocando a la que se ha convertido en la canción icono de los podemitas y podemoides varios, Bella Ciao. No dejan los agentes podemitas de intentar insertarla a las 8, la hora de los aplausos en el balcón.  

Bella Ciao tiene esa vieja tradición de partisanos italianos, pero no va por ahí la cosa, no. Estos no son de cantos populares. Estos son de series de televisión, y allí Bella Ciao nos remite a la vomitiva serie podemoide La Casa de Papel, donde los delincuentes más repugnantes e interesados se supone que adquieren (para ellos mismos dentro de la serie, y para la serie misma en tanto que Autor Implícito) un aura revolucionaria, una apoyo popular inexplicable, una simpatía y solidaridad de los oprimidos y ciudadanos vulgares que ven en ellos sus representantes contra el Sistema, sus Ches y sus Robin Hoods. Y ello sólo porque se dedican a asaltar el Banco Central y la Casa de la Moneda, esas instituciones símbolos de la España centralizada y establecida. (Del Banco Central Europeo y del FMI por cierto no oímos hablar en esta serie). La ética del Dioni y su furgón, elevada al cuadrado, vamos; éstos en realidad son la España profunda de siempre, ellos y sus votantes, pero ahora pasada por Netflix.

Dejo caer nombrándolo sin más que esta serie por supuesto parasitiza o alude a una película de culto, V de Vendetta, con la historia de las máscaras de Guy Fawkes/Anonymous, y la rebelión contra un Gobierno de Opresión Distópica, y sus terroristas guays, tan guays como los atracadores de la Casa de Papel.  En estas pelis y series, por supuesto el Estado queda posicionado como Estado Orwelliano, un franquismo explícito o implícito a demoler. (Y ello es tanto más irónico cuanto que los podemitas y pesoetas son más que especialistas en el Newspeak aplicado). En fin, que la cosa tiene su intertextualidad para invocarla y reforzarse con ella.

La pequeña peña de atracadores, band of brothers, que penetran el sistema y lo viralizan para convertirse en iconos de la resistencia pública, es sin duda como los podemitas se conciben a sí mismos. Ya han entrado, no sé si en el Banco Central que no pinta gran cosa, pero sí en el Congreso y en el Gobierno, ríanse ustedes.  Y están allí contentísimos de sí, y pensando a ver qué hacen los siguientes cinco minutos, llevando al país por la anilla de la nariz. O eso se imaginan. Cierto que el país ha demostrado tener una capacidad de ver series y de votar a Podemos y al PSOE que es de todo punto desmedida. Y así estamos como estamos, con los delincuentes y golpistas metidos en el gobierno, como Lenin en su tren blindado debe de pensar el Iglesias. La esencia del leninismo, la lección de los bolcheviques que tanto admira el Coleta, es manipular una crisis nacional para hacerse con las estructuras de poder a pesar de representar sólo a un grupo radical y minoritario. Y luego a colocar a los colegas y a llevar al país a donde nos salga del fistro.

Yo ustedes no sé, pero yo a las nueve les voy a obsequiar con una buena cacerolada, a los del Coronaciao y a sus socios.






 
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