No tenía yo noticia hasta hoy, pero al lado de mi pueblo hay según parece una diminuta república montañesa, independiente desde hace siglos, aunque los franceses la ignoren y hagan como si perteneciese a Francia. O igual son los lugareños los que hacen como si perteneciesen a Francia...
La república de Goust,—nada más cruce usted la frontera por el Portalet, y a mano izquierda, antes de llegar a Les Eaux-Chaudes, un sitio que cada vez que paso por él me vuelvo a confundir, y me parece que se llama Nez-Gorge-Oreilles. Pues eso, no hay que ir hasta ningún horizonte perdido: a mano izquierda cruzando el cortado, pasa el Pont d'Enfer, y en un valle disimulado y desapercibido, o más bien en un repecho de los montes, ahí está esta supuesta república fantasmal, o aldea oficialmente olvidada. Olvidada hasta que la web se ha ocupado de ella... mínimamente. Me daré el gusto de ir allí, un día de estos.
Entretanto, aquí hay una visita a Goust narrada en A Midsummer Drive through the Pyrenees, de Ediwin Asa Dix (1890).
Cosas veredes, y oiredes. Ni en la Paz de Westfalia ni en el Tratado de los Pirineos los nombran, claro... y mejor para ellos, quizá. Tampoco tienen asiento en la ONU.
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