Tenemos voz para usarla, dice Elvira Lindo. Pues ahí está el tema. Que la moza no usó para nada su voz. No se le pedía que se dejase matar, como argumenta falsariamente Elvira: sólo que dijese o hiciese ademán de que no. Pero no lo hizo.
Con lo cual se crea una interesante cuestión interpretativo-narrativa-jurisprudencial: ¿Puede un abuso convertirse retroactivamente en agresión, una vez que la víctima sí se queja y denuncia que lo vivió como una agresión?
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