Se oye la conferencia de Aída Míguez, más allá de un análisis filosófico, como una JUSTIFICACIÓN y defensa de la postura de Medea, lo cual equivale a silenciar o ignorar los derechos y perspectivas de otras personas, y subordinar los intereses de todos a las prioridades e interpretaciones de Medea. Que son, además de parciales, especialmente criminales. En ese sentido es una lectura sesgada y desequilibrada—más deudora de un pseudo-feminismo cegato, pretendiendo convertir a Medea en un icono feminista o reivindicadora justiciera, que de una visión equilibrada de la realidad humana. No se puede entender la figura de Medea sin entender la monstruosidad profunda de sus acciones (presentándolas como una especie de justicia como ella pretende) y creyendo que realiza algún tipo de contribución a la dignidad de las mujeres que dice reivindicar—una dignidad que contribuye notablemente a rebajar en su caso, convirtiéndose en un monstruo digno de infamia. La comprensión y justificación sin la condena destroza o anula la tragedia.
Así lo dice César Vidal:
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