- Qué cruz, unos gamberros me han tirado la moto por el suelo. Esto no es una experiencia multimedia (no voy a colgar foto) pero quiero que conste aquí mi protesta. Desgraciaos antisociales. Australopitecos con vaqueros. Borrachuzos con subidón de testosterona. Un asco. A mí el capitán Haddock.
- En Biescas se nos escapan los críos por el pueblo, por el monte. Hace falta implantarles un chip. Con localización GPS. Al tiempo. Móvil ya tienen algunos, nos falta sólo un empujoncillo tecnológico.
- Mono, tienen mono de ordenador. Interactúan con sus primos por PC-- no por Messenger, sino jugando juntos a videojuegos digo. Pero ya es cosa seria esto; entre mal tiempo que hace y los mayores que hacemos largas sesiones de café, en el momento que no los vigilas, hale, al ordenata. Como son los únicos de su clase que no tienen Nintendos, aquí se desfogan.
- Y de qué hablamos los mayores. Pues del tiempo, y de puntos wifi, y del cambio climático y las orientaciones a tomar en previsión de. Y de lo preocupante que es esto de la ciberadicción de los críos (mientras ellos le dan a la tecla). De las lluvias, y los pantanos de Franco, y de las expropiaciones abusivas de aquellos tiempos... No tenían información, ni organización. Otro gallo les canta hoy a los pantanos: los paran con pleitos. Información.
- Me leo un ensayo sobre el e-mail de Anne Fadiman. En sustancia: que el e-mail es un paso adelante en la economía postal, unificación tarifaria a nivel planetario, como el Black Penny de la época victoriana. Práctico. Pero no tiene aura, no es un objeto que pueda tener historia sentimental. (¿Que no? Al tiempo).
- Rin. Suena el cronómetro. Niños, cerrad el videojuego. "Es que tío Eduardo nos deja un poquito, que no hemos jugado mucho".
- Hay que abrirles a los críos un Second Life donde jueguen sus avatares en el parque virtual. Algo será algo.
- Oscar me cuenta sus Imposible Creatures "mira, es una mutación que es una mezcla de jirafa y langosta..." y Álvaro me informa sobre nuevos desarrollos en OGame, con la introducción de acorazados. Tiene humildes aspiraciones allí, su planetita es pequeño, su flota invasora es modesta.
- A mi padre le informo sobre los chinos reales que hay ganando dinero de verdad en las minas de oro virtuales de World of Warcraft. "Vivimos en un mundo desquiciado".
- Y él me cuenta cómo sube a esquiar y pasa por múltiples controles electrónicos en cada remonte, y luego puede consultar en una página web el trayecto que ha hecho, los kilómetros que ha esquiado, el total de este año... Vamos, deporte por control remoto casi. Le digo que de ahí al satélite Gran Hermano con láser selectivo media el cantar de un vizcaíno.
- Leo sobre la Eva Mitocondrial en el National Geographic. Sólo con ordenadores se llega a semejantes contabilizaciones: todos los humanos nos remontamos a una única hembra que vivió en África hace unos 150.000 años. Dicen. A mí no me terminan de casar las fechas.
- Me llega alguna consulta sobre la bibliografía por email, y noticias sobre el libro de la narratividad que coedito, a punto de salir en Alemania.... "¿Quieres editar libros en ediciones limitadas? En Internet lo tienes fácil. - Ya, pero primero hay que escribirlos".
- Me recuerda mi tío las series de la BBC que escuchaba hace treinta años... las tiene grabadas en cassette. ¿Se podrán pasar a CD? Los ordenadores estos de Biescas están desfasados, no tienen grabador. Son de hace dos años.
- Llama Luis Alberto por teléfono. Está en Bélgica- no, está pasando ahora por París, manda una foto de la torre Eiffel iluminada. ¿De qué hora es? De hace cinco minutos la foto.
- Hablo con Pili "Lacaja" un rato seguido por primera vez desde hace años, cómo pasa el tiempo. Me cuenta que se va a trabajar muchas veces a Milton Keynes, al mismo sitio donde trabajaba Turing para la inteligencia británica. El de la máquina de Turing.
- El móvil.... no, no hay SMS. Para qué enviarlos, son postales de vacaciones pero también cruces de cables en las emociones.
- Blanquita, escribe en tu blog. Que te pondré comentarios. Blanqui y yo somos los únicos blogueros de la familia, a fin de cuentas.
- Como estamos casi todos, la abuela no da abasto; cuando no estamos, está en el Messenger, con la webcam y su colección de iconitos, uno para cada ordenador de la familia. Ahora puede ver a Franquita en Amsterdam todos los días, hasta que brota de la pantalla y entra por la puerta: "Hola yaya".
- En Biescas suenan los teléfonos simultáneamente en varias partes de la casa. Además hay varios teléfonos distintos, sin contar los móviles de los visitantes circulantes, que son muchos. Todo es un politono continuo. Quién ha llamado. Dónde está tal. Ya ha llegado cual. No, ese timbre es de la puerta, ábrela. ¿Ya te vas? Pues desenfunda el móvil y seguimos hablando.
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