En la que se usa más a fondo de lo habitual la tragedia que divide al espía: para ser un auténtico espía, ha de ser un auténtico traidor, a su causa, y a la causa enemiga, y a sí mismo. Las distancias cortas son excelentes para sacarle partido a esta fenomenología del espionaje. No sé por qué no ha tenido mejores críticas esta película—a mí me parece excelente.
La clave de la película, repetida para beneficio del público y del analista, nos la da la femme fatale—"Mis sentimientos son auténticos. Por eso funcionan."
En cuanto a mayores spoilers, los contiene el cartel sin ir más lejos. Analícenlo, a ver cómo funciona. Y para los que los quieran más explícitos, pinchando en el cartel se llega a la solución. A una solución, o a una interpretación. En realidad no sabemos qué versión le llegará, o qué parte de la verdad, a la hija de la espía, ni cuál nos ha llegado a nosotros.
Me acordaba yo, a cuenta de esta película, del excelente libro sobre el espionaje en el servicio secreto y en la vida cotidiana, Strategic Interaction. En el que se analiza la vida del espía (hypocrite lecteur) desde el punto de vista dramatístico. Muy recomendable para quien no sepa que ya se ha metido desde hace tiempo en estos espionajes y contraespionajes, y que el agente doble de quien sospecha es él mismo.
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