El Moro de Venecia no puede ser musulmán (ver aquí una discusión en la lista Shakspere). Es, por tanto, un converso; seguramente convertido al ser rescatado de sus penalidades, aquellas que narraba de modo tan conmovedor a Desdémona para seducirla. Poco sabemos en realidad de su historia anterior: aunque vuelve a aludir a un episodio retrospectivo en su penúltimo parlamento, en el que resume su historia y su error, y pide ser recordado no sólo por su crimen, sino también por su arrepentimiento:
one whose subdued eyes,
Albeit unused to the melting mood,
Drops tears as fast as the Arabian trees
Their medicinal gum; set you down this,
And say besides, that in Aleppo once,
Where a malignant and a turban’d Turk
Beat a Venetian, and traduc’d the state,
I took by the throat the circumcised dog,
and smote him thus. [Stabs himself.
Albeit unused to the melting mood,
Drops tears as fast as the Arabian trees
Their medicinal gum; set you down this,
And say besides, that in Aleppo once,
Where a malignant and a turban’d Turk
Beat a Venetian, and traduc’d the state,
I took by the throat the circumcised dog,
and smote him thus. [Stabs himself.
Otelo es el mayor clásico sobre "compañeros sentimentales" en el mal sentido del término; modelo para recientes viudos parricidas, se suicida tras su crimen. Pero sus palabras son reveladoras. Se maldice a sí mismo, pero elige hacerlo en tanto que musulmán. Otelo no tiene en común la "raza" con el turco: un "Moro", ya sea en sentido propio o ya sea un africano negro, no es en absoluto lo mismo que un arquetípico y enturbantado turco; su parecido más obvio es que ambos son musulmanes. Para David Basch, Othello
is characterized as a Moslem convert, another factor of his "otherness" within his society.
In Othello’s last speech, he alludes to his own circumcision as a former Muslim as he notes his seizing of "the circumcised dog" in Aleppo and smiting him "thus." In the play, he in fact smites himself at that moment, being rescuer and evil perpetrator at one and the same time. As Florence Amit observed, even Othello’s name, when parsed into syllables and understood as Hebrew, declares literally, "his sign of God," which in a Jewish-Hebrew context refers to his circumcision, which is "the sign of God."
Of course, there is no judgmental statement by Shakespeare here about Muslims, just the words of a particular man, Othello, responding to his
unique situation marvelously in character.
El
segundo párrafo es muy acertado: el tercero es sólo políticamente
correcto. Otelo revive lo que fue al parecer un momento decisivo en su
historia: cuando eligió de
modo heroico el bando adecuado (para Shakespeare) defendiendo al débil
y cristiano, frente a un turco opresor, quizás todavía de su misma
religión, prepotente, insultante, es más, ofensivamente enturbantado,
un turco con turbante. En el
memorable parlamento de Otelo, convergen la autoabyección suicida del
asesino "de género" con la autoabyección del converso que se castiga a
sí mismo al descubrir que todavía sigue siendo aquello que era, aquello
que ha aprendido a odiar. No es sorprendente que ni negros ni
musulmanes estén satisfechos con la imagen que Shakespeare proyecta de
ellos en la figura de Otelo (¡aunque no sepamos si éste es negro o
musulmán!). En las palabras de Otelo queda maravillosamente expresada,
de modo certero y dramático, la ira justiciera e hiperpapista del
converso, el odio a sí mismo del criminal arrepentido, y la
victimización internalizada del chivo expiatorio perteneciente a una
minoría étnica. Otelo por fin confiesa su indignidad (que todos habían
predicho y él ha demostrado), y también la expresa con una imagen de
exotismo y eurocentrismo paternalista, comparándose a "the base Indian"
(con lo cual pueden sumarse los indios al coro de abucheos a un
tembloroso y acorralado Shake-Speare). Las palabras de Otelo son
indecidibles: no puede saberse si se castiga a sí mismo sabiendo que es circunciso
o si tal es el grado de autoabyección a que ha llegado, que utiliza el
término "circumcised dog" sin siquiera ser consciente de que lo está
castigando en sí mismo, convirtiéndose en el turco que esta vez mata al
turco (o al cristiano, una vez más). Es un juego de palabras y de
acciones que nos lleva a un indecidible regressus in infinitum, y
expresa, y hace, el carácter y destino de Otelo. Ni siquiera el
suicidio súbito, también traumático, de Caché, crea
un momento de intensidad teatral semejante, con este paso súbito de la
narración y el pasado a la teatralidad y el presente, superpuestos
violentamente. ¿Regresa Otelo a su pasado, o nunca ha salido de él? A malignant, and a Turbond-Turke...
También la relación entre la malignidad y el turbante es indecidible,
ambivalente, y puramente shakespeareana en ese sentido. El turbante,
signo del Islam, ¿necesita la "malignidad" del adjetivo para modificar
o aclarar su significado? ¿O es "Turbond" (always already) un sinónimo de "Malignant"? Las dos cosas, en Shakespeare.
Pero no nos deja aquí Otelo. Aún tiene tiempo de arrastrarse a la cama de la que fue Julieta en esta Verona del Mediterráneo, habitada por cristianos capuletos y montescos enturbantados... y muere con un beso, como Romeo. Y también aquí tenemos una escena ambivalente, indecidible (o decidible en una representación concreta, poniendo algún tipo de énfasis). Es un homenaje a lo que pudo haber sido, Otelo como Romeo—utilizando ecos visuales y verbales, intertextualizándose el autor o el personaje; pero es a la vez una parodia grotesca en la que Shakespeare dirige la energía intertextual de su propia obra anterior en otra dirección: pues a Julieta no la mató Romeo, ni Romeo era un oscuro musulmán. Otelo, o el musulmán como arquetipo del patriarcado violento, que sale como un Mister Hyde de dentro de sí para darse muerte, a sí mismo y a su breve idilio con Occidente.
Claro que ahí esta Yago para cuidar de que salga a la luz el Lado Oscuro...
Pero no nos deja aquí Otelo. Aún tiene tiempo de arrastrarse a la cama de la que fue Julieta en esta Verona del Mediterráneo, habitada por cristianos capuletos y montescos enturbantados... y muere con un beso, como Romeo. Y también aquí tenemos una escena ambivalente, indecidible (o decidible en una representación concreta, poniendo algún tipo de énfasis). Es un homenaje a lo que pudo haber sido, Otelo como Romeo—utilizando ecos visuales y verbales, intertextualizándose el autor o el personaje; pero es a la vez una parodia grotesca en la que Shakespeare dirige la energía intertextual de su propia obra anterior en otra dirección: pues a Julieta no la mató Romeo, ni Romeo era un oscuro musulmán. Otelo, o el musulmán como arquetipo del patriarcado violento, que sale como un Mister Hyde de dentro de sí para darse muerte, a sí mismo y a su breve idilio con Occidente.
Claro que ahí esta Yago para cuidar de que salga a la luz el Lado Oscuro...
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