El conceptismo de Gracián, con su énfasis en el juego de ideas, y el análisis retórico que hace de los conceptos, se prestan a relacionarlo con la poética cognitiva de hoy. A mí me llama la atención la manera (un tanto escueta y enigmática ciertamente) en que percibe y saca a la luz la cuestión de los marcos de representación, y de las perspectivas cognitivas. Un suceso o situación se puede concebir de dos o más maneras alternativas, y en el juego de esas representaciones, los marcos que les subyacen, y la transformación o paso de una a otra, está muchas veces la agudeza. Agudeza que tiene el agudo citado por Gracián, agudeza que tiene el que capta la agudeza y la hace memorable (contagiado por el ingenio de la percepción) y agudeza la de Gracián que analiza en qué reside exactamente la agudeza, y a qué modalidad en concreto pertenece. No digo que sus clasificaciones sean coherentes o estancas; son más bien una perspectiva útil sobre una modalidad compleja de juego de ideas, y su descripción en cada apartado está solapada o es solapable con otras perspectivas que analizarían otros aspectos de la modalidad de agudeza estudiada. En cierto sentido el libro es también un florilegio de ideas exquisitas y una colección de chistes y anécdotas, además de un tratado de retórica cognitiva.
Veamos a título de ejemplo uno de sus capítulos o "discursos", el XXI, sobre las críticas que son a la vez ingeniosas (claro) y juiciosas. Corrijo a mi ayre algunas erratas, aunque conservo la ortografía original, dentro de un orden.
DISCVRSO XXI.
De las Crysis Iuziosas.
Quando el comun pondera vna conocida infelicidad, vn mal, o bien manifiesto, obseruar otro mas recondito, arguye gran viueza en el juizio. Assi el Duque de Alba, no ponderaua en Pompeyo el auer sido vencido de los contrarios, sino de los suyos en dar la batalla contra su parecer.
Conocer las eminencias, y calificarlas, es principal empleo desta sutileza. Desta suerte Augusto depreco a Cayo al embiarle a Armenia; la benueolencia de Pompeyo, la audacia de Alejandro, y su fortuna propia.
Tambien se califica, graduando las excelencias de los sujetos, y de las Prouincias, tal fue aquella de las Prouincias de España.
Boetica mittit equos, tauros Xarama feroces,
Insignes Cstella Duces, Aragonia Reges.
Censurase con una improporcion ingeniosamente. De Mario dixo Paterculo; murio aquel varon grandemente dañoso en la guerra para los enemigos, en la paz para los Ciudadanos: Morbo opressus decessit Marius vir in bello hostibus, in otio ciuibus infestissimus.
Con vna critica antitesi, dixo de Tiberio, disimulado vn atento cortesano, al reusar el Imperio. Los demas cumplen tarde, lo que prometen de presto, tu lo que temprano haces, tarde lo prometes. Caeteri quod pollicentur tardè praestant; tu quod praestas tardè polliceris.
Las dubitaciones son artificiosa forma del censurar. Del heroico Anibal, ponderò Valerio Maximo, dexandose lleuar del vulgar sentir de los estrangeros, que dexò en duda, si auia de ser tenido por maximo, o po pessimo. Insignem nominis sui memoriam relicturus, in dubio maior ne, an peior haberi deberet, poneret.
Ay vnas verdades plausibles y gustosas, que participan igualmente de la Agudeza, y de la prudencia; como aquella de Marcial a Emiliano, quando le dize: Si eres pobre, siempre seràs pobre, porque las dadiuas no se hazen sino a los ricos.
Semper eris pauper. si pauper es Ameilianei
Dantur opes nulli nunc nisi diuitibus.
Tienen algo de satiricas, y juntamente son sentenciosas. Dixo el mismo Marcial a vno que pleiteaua vna deuda: Tu has de presentar al juez, has de pagar al Abogado &c. Pareceme que es mejor pagar al acreedor, que es vno solo.
Et iudex petit, petit Patronus
Soluas censeo Sexte creditori.
El principal assunto deste modo de Agudeza, es vna censura extraordinaria, nacida de vna gran capacidad que alcança mucho. Tal fue el consejo que dio el Rey don Henrique de Castilla a su hijo, y el aprecio que hizo, y diuision de sus vassallos, en los que auian seguido sus partes las del Rey don Pedro de hermano, y los neutrales. Estremada fue la de Augusto, quando refiriendole que Alexandro a los treinta y dos años de su edad, auiendo conquistado el mundo, dixo: En que passaremos lo que nos queda de vida, se admirò de que no entendiesse Alexandro, que era mayor obra gouernar bien vn Imperio, que conquistarlo. Viendo Iulio Cesar vnos Estrangeros cargados de perrillos, estimandolos mucho, preguntò si en aquella tierra parian las mugeres hombres. Gran dicho fue el de Felipo a su hijo Alexandro: murmuraua de que su padre tenia muchas mugeres, y lleuaba mal tener tantos hermanos. Dixole Felipo, aumentandole el miedo, y estimulandole a la virtud: Procura o Alexandro, pues has de tener tantos competidores del Reyno, ser tal en la virtud, y en el valor, que merezcas ser antepuesto a todos. Dixo Pompeyo de si mismo, que todas las dignidades las auia conseguido antes de esperarlas, y las auia dexado antes que otros las esperassen.
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Aunque se aprecia un tanto oscuramente en este capítulo, vemos contrapuestas la perspectiva cognitiva quienes participan de una concepción vulgar de la situación, y la perspectiva del agudo, el que no sólo ve esa perspectiva, sino también otra contrapuesta o superior. Así, por ejemplo:
- el Duque de Alba ve que Pompeyo había perdido la batalla aun antes de emprenderla, pues perdió la batalla contra su propio juicio, y contra sus subordinados a los que debería haber impuesto su voluntad. (Bueno, aquí como en otros casos, la percepción del agudo deriva de la superioridad cognitiva de la retrospección, the insight of hindsight).
- La dubitación de Valerio Máximo sobre Aníbal se refiere, también en parte, a los juicios todavía no definitivos de la Historia. Aníbal fue grande, sin duda, pero ¿en excelencia o en iniquidad? También se aprecia ahí la relatividad de las perspectivas: grande para los cartagineses quizá, un azote para los romanos. El agudo es también a veces un relativista capaz de ver el mismo objeto con dos perspectivas, o como jugando en dos campos distintos, relativo a dos marcos de referencia.
- el pleiteador de Marcial sólo ve que no quiere pagar a su acreedor. Pero no ha hecho la suma de los costes judiciales, todo lo más quizá haya tenido en cuenta la minuta del abogado. El escéptico Marcial le dice que habrá de sobornar al juez además, y que ya no le sale a cuenta el pleito; mejor arreglar cuentas directamente y pagar al acreedor, que si no tendrá más acreedores. Se intuye en la perspectiva irónica de Marcial una proliferación de las deudas o multiplicación geométrica de los acreedores, y por tanto su perspectiva humorística es también (o se presenta como) la más razonable.
- Augusto, que viene tras Alejandro, no sólo conoce su caso, sino que lo domina cognitivamente, y políticamente. Es conquistador, y además gobernador. Y pone el gobierno por encima de la conquista, como los sabios ponen la paz sobre la guerra, y como se pone él mismo ética y cognitivamente por encima de Alejandro.
- A Julio César los perrillos le parecen indignos de la atención que reciben—las prioridades de esas mujeres extranjeras están obviamente mal puestas, y está claro que no tienen hijos sino perrillos; su pregunta tiene algo de retórica además de sarcástica.
En fin, que Gracián aprecia el juicio ponderado que arroja sobre una situación una perspectiva menos superficial, más juiciosa o menos evidente. Y la agudeza es una invitación por parte del agudo a que nos sumemos con él a esa perspectiva cognitiva superior, distribuyendo el mundo entre quienes entienden y quienes no entienden y son objeto de ironía por no conocerse ni a sí mismos, ni a los motivos reales de los hombres, o en qué pararon sus afanes, una vez se contemplaron con distancia crítica.
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