La petición de Gabriel Moris para que se investiguen los atentados del 11-M no ha cuajado, y se ha estancado en unas 44.000 firmas, no parece que vaya a subir mucho más. No son muchos firmantes, la verdad, para la trascendencia del atentado. Montones de chorradas reciben mucho más eco en las redes sociales.
Está claro que los españoles, en su inmensa mayoría, prefieren no saber nada más sobre el 11-M. O tienen la cabeza en otra parte, sin más—mayormente en el fútbol. Todo un éxito para los partidos políticos que han jugado sistemáticamente a desacreditar a quienes pedían una investigación en condiciones. Una investigación de los atentados hasta llegar a establecer sus responsables últimos, desmontando las manipulaciones y tergiversaciones tan burdas que han pasado a ser la versión oficial; y que comenzaron por la destrucción, ocultación y manipulación de pruebas por parte de la policía. Cualquiera que se informe mínimamente sobre las circunstancias del atentado, la investigación y el juicio tiene motivos de extrañeza y de escándalo, y por supuesto muchos interrogantes abiertos que justifiquen una investigación y bastantes destituciones y procesamientos.
Pero poca gente quiere saber nada sobre esto. Un síntoma más del país que tenemos. Y gente como Zapatero o Rajoy gobernando, otro síntoma—o el mismo.
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