domingo, 28 de febrero de 2010

Programados para Creer


Este es un vídeo de varios colgados en Tercera Cultura, en la presentación del foro Humanismo Secular. Me gustó la presentación de Adolf Tobeña, que podríamos llamar escéptica en segundo grado. No es que sea escéptica al modo de Dawkins sobre la realidad de las creencias religiosas, sino que es escéptica con el escepticismo y con su capacidad de iluminar las mentes. Alguna iluminarán, quizá, pero en general la gente seguirá creyendo tan contenta en cosas que no existen, sin hacer caso a los que le cuentan estas verdades escépticas:




Bastante irónico es Tobeña, cuando señala que el humanismo secular sólo tendrá éxito (un éxito limitado) si se transforma en una religión (que es casi lo que es para algunos militantes descreídos). Es decir, si adquiere algunas de las características de las religiones: fundamentador de ética, cohesionador de grupo, proporcionador de ilusiones (por ejemplo, ilusiones de iluminación, de liberación, etc.—sueños de soñadores).

Las religiones, para Tobeña, tienen una base no sólo cultural, sino biológica. Suministran ilusiones (en ambos sentidos del término ilusión). Estamos programados para creer en cosas invisibles e imposibles, en dioses que controlan el mundo, a los que se les pueda rezar, en un más allá eterno, y en la inmortalidad del alma—no porque haya ninguna base científica para ello, obviamente, sino porque es bueno para la fundamentación de la ética, para la vida social del grupo. Los científicos, que son los más descreídos, todavía presentan un alto porcentaje de creyentes. Y los creyentes son absolutamente dominantes entre la gran masa de la población. El 94% de los americanos son creyentes en este sentido, por nombrar una nación moderna y occidental. Y el 85% de los españoles son creyentes. La gente religiosa es más buena gente, en general—más respetuosos con los demás y con la autoridad también, más altruistas y dignos de confianza. También es una buena medicina contra la desesperación y el dolor, para mucha gente—aunque para otros pueda ser también fuente de terror e inquietud.

La mente narrativa, la que busca dar sentido organizado al mundo, es la que según Tobeña es la base de la creencia religiosa. Y de esa todos participamos (hasta los críticos de la mente narrativa) pues es la que estructura el mundo para vivir en él.

De la misma opinión parecen ser muchos otros evolucionistas, como Brian Boyd (On the Origin of Stories)—que ve en la religión un producto complejo de la vida social de los humanos y de algunas tendencias cognitivas, como por ejemplo la tendencia a sobredetectar la presencia de agentes detrás de los acontecimientos, "ya que es más seguro confundir una rama con una serpiente que lo contrario" (137). Remite a Why Would Anyone Believe in God? de Justin L. Barrett (2004). Ya hablé en tiempos aquí (en "La fe como exaptación") de la creencia en dioses como un resultado colateral de tendencias cognitivas más generales de atribución de agentividad a los procesos. La cohesión social también se beneficia, pues el "policía interiorizado" que crean las doctrinas religiosas en los creyentes también contribuye a una mayor competividad del grupo:

Como han mostrado recientes investigaciones, la cooperación a gran escala puede ser frágil en ausencia de castigo, pero se establece y se mantiene de modo relativamente fácil mediante el castigo. Una sociedad humana unificada por la religión, especialmente si cree en vigilancia y castigos sobrenaturales, puede por tanto con frecuencia solventar problemas de cooperación con más facilidad que otra que no tenga religión. Las creencias irreales en fuerzas invisibles que actúan a favor o en contra del propio grupo, y a favor o en contra de uno mismo en la medida en que uno apoya o contravenga al bien colectivo, son mucho más capaces de motivar la acción de lo que lo son unas creencias modestamente ajustadas a la realidad. (Boyd, On the Origin of Stories 117)

La gente, y las sociedades, no necesitan verdades, sino más bien ilusiones que ayuden a vivir la vida en sociedad. (De eso iba San Manuel Bueno, Mártir, de Unamuno). Que la vida es corta, y la pasamos entre sueños, en un mundo imaginado—entre historias que nos contamos unos a otros por pasar el rato.

Cosas de religión

—oOo—

5 comentarios:

  1. Saludos, JoseAngel. He visto (y escuchado) el vídeo al completo.
    Dejando a un lado el error del ponente respecto a ese artista que quería cambiar de color (no quería cambiar, sino que tenía una enfermedad que le despigmentaba la piel), y que realmente no desmerece en absoluto su intervención, me parece fantástica su teoría (o hecho demostrado, según parece) que la religión tiene una base biológica. Eso explica muchas cosas, por no decir todas. Tanto el arraigo, a veces poco comprensible, que tiene en grupos o en individuos aislados, como la negación absoluta (también a veces difícil de entender), en otros.
    Esa base biológica explica la variabilidad, tal como se dice en el vídeo, así como la perdurabilidad a través de los siglos.
    Lo dicho: me ha gustado muchísimo y me ha convencido totalmente.
    Sólo he echado de menos que apenas haya hablado sobre el factor "miedo" asociado a la religión, que creo es muy importante y se debe tener en cuenta. Ese "por si acaso" que a veces nos condiciona y que puede influir en nuestras decisiones. Algo, como digo, muy importante a la hora de hacer estudios sobre el comportamiento humano.

    Muchas gracias por el artículo. Como siempre, de lo más interesante que encuentro para leer.

    Un abrazo.

    Paula.

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  2. Gracias, Paula. Es cierto lo que dices. Supongo que (en parte por llevarle la contraria a Dawkins y su ENGAÑO DE DIOS) el conferenciante enfatiza los aspectos positivos de la religión, el consuelo o ilusión que da, pero claro, está también el lado que enfatiza Dawkins: los temores inútiles a cosas inexistentes. Y el temor es un ingrediente importante en algunas clases de religión, sobre todo las que tienen que tener a los fieles atados y bien atados. También es útil, claro, como método para imponer orden social. Hay tantas cosas mezcladas en el batido éste que son las religiones...

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  3. Anónimo4:33 p. m.

    El ateísmo viene de largo y es tan antiguo como la creencia en Dios, sostiene el profesor Tim Whitmarsh, que enseña Cultura Griega en la Universidad de Cambridge y se desmarca estos días con un libro,Battling the Gods, indagando como pocos en la raíces de la "no creencia" en seres divinos.

    Asegura Whitmarsh que la idea de que el ateísmo en un "invento" de la Ilustración, propulsado por los avances de la ciencia, ha sido un mito que pervive hasta nuestros días por la influencia del cristianismo. El profesor de Cambridge reconoce que ha tenido que excavar "bajo los escombros acumulados durante siglos de censura cristiana" para encontrar indicios de ateísmo en culturas milenarias.

    Whitmarsh se rebela también contra idea de que la religión es un producto inevitable de nuestra evolución como especies. "Estoy intentando rebatir la noción de que los humanos estamos "programados" para creer", declara a The Guardian el experto en cultura clásica, que ahonda sobre todo en las huellas de ateísmo en la Grecia politeísta, pasando por Sócrates y Platón.

    A Sócrates le obligaron precisamente a beber cicuta por "no reconocer los dioses ancestrales". Aunque su ejecución, sostiene Whitmarsh, no fue tanto por "herejía" como por razones políticas, ya que el ateísmo llegó a estar más o menos tolerado en la sociedad ateniense.

    Se remite Whitmarsh a uno de los famosos diálogos platónicos, en los que un creyente arenga con complejo de superioridad a un "no creyente": "Tú y tus amigos no sois los primeros en tener este este punto de vista sobre los dioses. Siempre ha habido de esos que sufren esta "enfermedad", en mayores o menores números".

    "Podemos estar o no de acuerdo a la hora de bautizarlo como "enfermedad"", puntualiza Whitmarsh. "Pero Platón tenía seguramente razón en el punto principal: siempre ha habido a lo largo de la historia, y en todas las culturas, gente que se resiste a creer en un poder divino".

    Nos recuerda Whitmarsh a pensadores como Carnéades de Cirene, que dirigió la Academia de Platón en el siglo II antes de Cristo, y que consideraba "la creencia en dioses como algo ilógico". Tiempo después, Jenófanes de Colofón criticó los dioses antropomórficos como "una invención humana y corrupta" (aunque propuso al mismo tiempo la evolución hacia algo parecido al panteísmo).

    https://www.elmundo.es/ciencia/2016/02/18/56c5dd1dca4741097c8b45ad.html

    Un saludo.

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  4. Buenas, Anónimo. Yo es que no creo en que haya un blanco o negro entre creencias religiosas y ateísmo, sino más bien una serie de grises claros u oscuros. Dudo que nadie "crea" literalmente en todos lo dogmas de la doctrina católica, o que los conozca siquiera; otra cosa es que lo afirmen por el bien de la causa. Todos somos ateos de la mayoría de los dioses, cuando no de todos (la diferencia de porcentaje viene a ser, pues, baja). Y a veces se acusa de ateísmo a quien sencillamente tiene una concepción distinta de dios, sobre todo cuando son tan élasticas éstas como para incluir al dios abstracto de Aristóteles, o al Universo así en general.... Cada cual tiene su doctrina, y nadie cree del todo en todos los puntos de la de otro. Saludos.

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  5. Anónimo5:02 p. m.

    https://es.paperblog.com/que-hay-despues-de-la-muerte-3520003/

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