lunes, 15 de febrero de 2010
Empezando las clases
Vaya, me he olvidado que al parecer le había cambiado el aula a otra profesora hace meses—y nos hemos armado un pequeño lío ya resuelto. Tendré clase de comentario de textos en el quinto piso del Interfacultades aula 501, por las mañanas (con el cambio me toca subir escaleras)—y por la tarde en la sala de vídeo los lunes martes y miércoles. Para la asignatura de las mañanas, comentario de textos literarios ingleses, llevo un blog auxiliar. Para la otra, mucho más minoritaria, parece que no hace falta: es "Crítica literaria inglesa y norteamericana". Me han venido más estudiantes de los esperados, pero tras la presentación no me extrañaría que desapareciesen igual que han venido. Erasmus, aves de paso.
En la SER oía una entrevista con gente de la universidad donde hablaban de la crisis financiera que ha llevado a recortar asignaturas y grupos. Bueno, yo daba un grupo duplicado de Shakespeare y me lo han recortado, con eso que me he quedado—pero mi asignatura minoritaria de crítica quizá aguante todo lo que aguante la licenciatura, veremos. Decía el vicerrector para asuntos económicos que con la cantidad que da el Gobierno de Aragón no llega a financiar ni el 90% de los gastos de nóminas, una cifra muy inferior a las de otras comunidades. Así no me extraña que no me den ni un duro de gastos corrientes para investigación, y apenas para fotocopias. El ordenador me lo pongo yo.
Otra cosa que decían en la radio es que (enhorabuena) han propuesto por fin en firme y sin votos en contra a José Antonio Labordeta como doctor honoris causa de esta universidad. Recordemos que mi facultad, y la suya, no se sumó a esa petición. Pero en el consejo de gobierno ha salido adelante por casi unanimidad.
Y otra decisión de hoy: he contestado, declinándola como rosa rosae, a una invitación que me hicieron hace unos días de una universidad danesa, para participar en una red de narratólogos europea (nórdica más bien diría yo). Tenía que viajar a los subárticos una semanas y dar unas poquitas clases, cosa que en verano se podría hacer—pero también tenía que aportarles unos estudiantes de narratología, cosa que está más difícil por el perímetro que me rodea. Así que otra vez, probablemente nunca, será.
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