Pero no gracias al Rectorado, que ha cerrado el acceso público a mi web en la Universidad de Zaragoza (porque contenía un blog académico y personal, además de mis artículos académicos y demás publicaciones). Parece ser que la existencia de espacios de expresión particular o incluso los enlaces a ellos ofenden a la nueva normativa de uso de la red en la Universidad. Los últimos veinte años no se había ofendido nadie, o en todo caso eso no daba lugar a censura—pero ya ven, los tiempos cambian.
Digamos que tiene el Rectorado una idea restringida de la libertad de expresión de su profesorado.
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