viernes, 1 de abril de 2022

Qué sé de ti con sólo mirarte a la cara

No nos conocemos, sólo nos cruzamos por la calle. Pero sé muchas cosas de ti con sólo mirarte a la cara. Sé que eres una persona llena de temores infundados, y de prejuicios asentados. Sé que te consideras prudente, responsable y altruista, pero que esos buenos sentimientos van envueltos en prepotencia, en gran satisfacción contigo misma, y en una determinación de imponer a los demás lo que tú consideras bueno para ti y para ellos. Sé que estás desinformada y manipulada, pero que te crees muy informada y avisada —por los Expertos de la tele, y por los Espectros del Gobierno. Se echa de ver a la legua que eres crédula, hasta la extenuación, y que estás llena de satisfacción por tu contribución al bien común, o lo que te han dicho que es el bien común. Que les prestas una fe inquebrantable a los mayores estafadores del Reino, que por una parte se te parecen mucho, pero por otra son mucho más listos porque se te ríen a las espaldas y hasta a la cara si hace falta; y a veces te das cuenta, pero les volverás a votar una y otra vez, les votarías aunque te encerrasen y te acosasen, porque tú eres así, eres el suelo de voto que sostiene a este país siendo lo que es, repitiendo las certidumbres que te radian a la cabeza, haciendo de vieja de la cortina para mantener el orden público, o de policía de barrio voluntario si hace falta—a ti no te van a venir a subírsete a las barbas. Eres ignorante, ignorante, ignorante hasta decir basta, e intolerante y prepotente, escudada en la desinformación que te han pasado y que tú vas repitiendo, pero tú ni lo sospechas, te consideras muy al loro y al día, enterada y entregada al bien común, protegiéndote y obligando a los demás a protegerse según tu criterio. Y así vas por ahí día tras día hasta que te lo mande el Autócrata o recibas un nuevo sobre de instrucciones.... por toda la calle de arriba abajo vas, luciendo tu ignorancia terminal y tu supuesta Virtud Pública  en medio de la cara—para que todo el mundo pueda verla y sepamos con quién tratamos.

 

 Espíritu Crítico y obediencia ciega

 

 

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