Este malvado botarate que hemos tenido de presidente es de los que más han contribuido a desacreditar y pervertir el bonito concepto de "diálogo" y "dialogante". Para éste y los de su ralea, el "diálogo" no tiene lugar en los parlamentos, sino en "mesas" secretistas donde los partidos acuerdan sus chanchullos sobre cómo aplicar selectivamente las leyes y desactivarlas también selectivamente, sobre cómo privilegiar a unos y sacar las mantecas a otros. Lo último que necesitamos es el diálogo de Zapatero.
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