La clase (Entre les Murs)
Me atrajo a esta película una reseña de RedAragón que decía así:
El cine lleva años tratando el tema de los conflictos escolares, ya sea en institutos de extrarradio con alumnos problemáticos, en colegios de élite, en las universidades o en la enseñanza primaria. Se han rodado películas para todos los gustos pero muy pocas han sabido captar tan bien lo que pasa en las aulas como La clase. El secreto de este impecable acercamiento a la realidad está en el material de partida. La novela de François Bégaudeau repasa un año escolar sin una estructura narrativa clara, simplemente acumulando incidentes e incidencias. Y es el propio autor quien interpreta al profesor del filme, reviviendo para el cine sus experiencias.
Sí que hay una estructura narrativa, por supuesto (aunque no sea "clara" en el sentido Hollywood del término). Un año escolar proporciona una estructura con comienzo, mitad y final: presenta también a un profesor de un instituto de barrio de inmigrantes teniendo una crisis con sus alumnos, crisis que termina en consejo disciplinario y con la expulsión del alumno más conflictivo (que ya iba de centro en centro). Este alumno es un africano llamado Souleymane, un hombretón sin ningún interés por lo que le enseñan, y que obviamente debería estar en un sitio que le interesase más.
La película contempla el fracaso del sistema, y reparte bastante ecuánimemente las culpas, o más bien no reparte culpas sino que constata cómo funcionan las cosas. El profesor, François, que enseña lengua y literatura, tiene buena voluntad pero quizá una dinámica inadecuada de trato con los alumnos, y surgen tensiones. Al final hay una escena violenta; Souleymane es expulsado, y la tragedia propuesta en la película es que su padre lo mandará a Mali si es expulsado—y aun con todo, el consejo toma esa decisión. Otra alumna negra le confía a François, como remate del año escolar, que no ha aprendido nada (pero nada) pero que tampoco quiere ir a formación profesional. Cosa que la película sugiere es comprensible—y que a mí no me parece tan clara. Hay quien si no le va la gramática o las mates está mejor en formación profesional. Y si al muchacho lo mandan a Mali, eso es una decisión familiar—que ellos conocen Mali, y su situación familiar, y hasta a su hijo, es de suponer, mejor que los docentes.
La película trata pues sobre todo del lado triste de la educación reglada, como un proceso más bien mecánico, carcelario y alienante (un poco en la línea de Mal de escuela). Dando una de cal y otra de arena, la película y el sistema educativo muestran la cara y la cruz de intentar aprender cosas que ofenden a la vida, como la gramática o la literatura canónicas. Esto crea conflictos entre el hipotético interés formativo de estas materias, y el desinterés obvio e inmediato de los estudiantes, como es conocido. Pero aquí parece como si a los docentes les fuese a pillar todo de nuevas: ni hay programas de integración ni discusión de necesidades especiales: el plantel de profesorado es poco atractivo (en eso está muy realista la cosa) y parecen fuera de contacto con el mundo de los alumnos: doblemente, pues aparte del abismo de la edad, son prácticamente todos franceses blancos, y no inmigrantes (porque ir a París es para los que tienen puntos). Hace poco ha defendido, sobre la escuela ante la sociedad multicultural, una tesis doctoral José Luis Díaz Moreta en la UNED, examinando esta nueva situación en las aulas en España. Menos nueva en Francia, pero nadie lo diría viendo la película, que seguramente carga las tintas sobre la irrelevancia del sistema educativo y la desorientación de los profesores ante el multiculturalismo.
Es cierto que la película logra captar un aire de lo cotidiano imprevisible, evitando hábilmente el ritmo habitual de secuencias, escenas y transiciones. En parte se debe al elemento de improvisación en la filmación, cogiendo material de seminarios semiimprovisados que aprovechaban la auténtica experiencia de Bégaudeau como profesor llevando una clase. Aquí hay una entrevista muy interesante con el director y el autor/protagonista sobre la filmación, usando una cámara siempre sobre Bégaudeau, otra sobre el centro de atención de la clase, y otra captando acontecimientos y gestos colaterales. Por supuesto esto hay que montarlo luego, y muy bien hecho que está; en esta película se fusionan con una transición indiscernible lo auténtico y lo prediseñado, la espontaneidad y la actuación. Como sucede en cierto modo en una clase, vamos, que también tiene lo suyo de improvisación sobre el guión del programa.
Entre las reseñas casi unánimemente rendidas a la película, aquí hay una más crítica de Jacques Merle en Politique autrement. Que es consciente de que la película tiene mucho de panfleto antipedagógico, que participa de muchos de los males que denuncia, con educación light que subestima a los alumnos, y que falsea la situación en la misma medida en que la documenta. La película misma denuncia la falsa mayéutica del profesor cuando una de las alumnas dice que ha leído la República, algo impensable en uno de estos estudiantes según los parámetros del profesor de lengua y literatura. El profesor es un Sócrates insuficiente: si bien hace lo que puede, a veces es él mismo el problema en lugar de la solución, y las preguntas socráticas de los estudiantes le deberían aportar a él tanto como las de él a ellos. Ellos sí que aprenden mucho unos de otros—y hasta del profesor, no lo descartemos. Pero él está menos dispuesto a escucharles, le falta consciencia de lo delicado de la diversidad, y los subestima bajo una apariencia de diálogo—como bien captan los estudiantes— y se encastilla a veces abiertamente, a veces subrepticiamente, en su papel privilegiado. Eso la película lo deja claro. También sugiere que parte del conflicto con los estudiantes puede deberse a represiones y tensiones de naturaleza homosexual. El profesor, al parecer, es homosexual, aunque lo niega cuando le preguntan sus alumnos— y tengamos en cuenta que estamos tratando aquí con mucho estudiante musulmán procedentes de culturas muy machistas y homófobas. Quizá no sea casual que el conflicto estalle entre el profesor dentro de su armario y el alumno que se atreve a preguntarle sobre su orientación sexual—pero si hay aquí mala conciencia o resentimiento, es algo que la película trata tan solapadamente como el profesor. Como digo, hay circuitos inesperados en esta película entre la ficción y la realidad, y se prestan mucho a interpretaciones diversas.
En suma, una película sobre la educación atípica, polémica, a la vez realista e irritante, crítica e insuficiente, documental y tendenciosa; excelentemente realizada y con personajes y e interpretaciones complejos y bien llevados, partiendo de un planteamiento básico que sugiere interesantes cuestiones sobre la utilidad o no de la educación reglada, y sobre los límites de la realidad y la ficción. Siempre hay un drama de poder entre líneas, aparte de la cuestión que se esté tratando de modo explícito, en el aula o en el cine.
Entre les murs. Dir. Laurent Cantet, based on the novel by François Bégaudeau. Cast: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja. (Palme d'Or at Cannes 2008). English title: The Class. Spanish title: La clase.
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