Aquí el artículo: Romper las reglas, una lucha política.
Y aquí el comentario:
Se dice, pero no se hace (aquí). Al menos no se aprecia en la práctica de este artículo qué nuevos géneros y nuevas flexiones serían ésas. Su lenguaje es el lenguaje de siempre, el heteropatriarcal supongo, en su gramática, si no en sus contenidos—pero es a la gramática a la que se acusa de ser heteropatriarcal o machista. Practíquese entonces, y no se predique meramente, una gramática no machista, cuidando de no liar el género gramatical con otros géneros de género. Y yendo algo más allá del patético "vascos y vascas", si es que se puede.
Tampoco se valora aquí mucho el inconveniente de romper las reglas (que son un espacio de encuentro y cooperación, aparte de un bone of contention). A saber, que los demás pueden pasar a romperlas también para favorecer sus propias prioridades e intereses, en direcciones que ni nos agradan ni habíamos previsto.
Y aquí una cosa que escribí yo en tiempos al respecto, en realidad bastante en la línea que parece proponer Marina Garcés: "¡Inténtala!"
PS— por cierto, parece que los administradores del blog de Filosofía pasan de aprobar mi comentario. O no lo han visto, o no son muy amigos de la crítica crítica.
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