Me pitan los oídos. De repente hay gente que ha empezado a hablar de mí, y no para bien, a cuenta de mis fotos. Hasta ahora me había rodeado la indiferencia más absoluta, hasta un grado casi sorprendente, desde hace más de doce años. Tengo un fotoblog en Flickr con más de ochenta mil fotos, lo cual en sí mismo a mí me parece notable. Suelo decir que me especializo en cantidad, no en calidad, y el público viene a concurrir conmigo, premiándome con su indiferencia más absoluta. Hasta hoy. De repente se incendia la red.... Bueno, no, de repente hay unos chisporroteos de crítica negativa, primera reacción visible a destacar, debido a mis fotos playeras. Los 'me gusta' de mis ochenta mil fotos se cuentan con los dedos de una mano, así como los comentarios, y quizá pronto sean contrapesados en unos días por los "me disgusta". A ver, tampoco es para tanto: nadie me pone comentarios, ni positivos ni negativos; pero me han hecho llegar críticas y hasta noticias de denuncias, por parte de personas (presumiblemente puritanas) que ven pecaminosas y delictivas las fotos de mujeres en la playa. Las de hombres no, al parecer. Y me denuncian (según me dicen) a la Policía Nacional, al Observatorio de Igualdad de Género, a las autoridades académicas... A ver, en España es pecado todo (a juicio de según quien) y delito casi todo, si se estudian Vds. los dos millones de páginas de reglamentos y leyes que se publican cada año. (Está prohibido tender la ropa en la ventana, tocar la guitarra en la calle, correr, ir con bicicleta por el paseo, ir en coche por Madrid, poner la radio en la peluquería, etc.). Discutíamos hoy la posibilidad de que alguien quiera montar un torbellino de histeria puritana en torno a mí, como le sucedió a un caso más insigne, Francisco Ayala, en los USA, donde la cosa ésta de la histeria mediática y la Inquisición de la corrección política está quizá más avanzada. Mi teoría es que se puede generar un torbellino semejante en torno a casi cualquiera, y con casi cualquier excusa. En fin, que si mis fotos playeras o no playeras no gustan a terceros o terceras, les recomiendo que no las miren. Si alguien aparece en ellas y le desagrada, y no quiere salir, que me lo diga y se quita y santas pascuas. No parece tan difícil. Pero en fin y en suma, sí me entristece un poco no sólo la nube negra de puritanismo histérico e hipócrita que a veces me parece ver descender sobre Occidente en general, sino en mi caso más concreto, tanto esfuerzo y tiempo y dedicación dedicados a un fotoblog, y a la red en general, con miles y miles de fotos de las que alguna será apreciable, quizá, para que se pronuncien al respecto únicamente los más casposos autores de anónimos y las personas de escándalo fácil. Siempre son malos tiempos para la lírica, al parecer. Pero más me desanima aún el consenso de mis amistades, al efecto de que es prudente y aconsejable plegarse al criterio de esta gente y no hacer nada que pueda desagradarles o atraer sus condenas. Las presiones para no hacer nada que se salga de lo que no llame la atención a nadie son atmosféricas, y crecientes. Debería preocuparnos, quizá, este efecto aplanamiento de la red universal—pero más preocupa al parecer que no lo vaya a enredar a uno el torbellino de histeria mediática.
So it goes.
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