Habría que verlos qué declaraciones harían si en sus mítines entrasen bandas de falangistas uniformados, por ejemplo, a empujar a los oradores o a tirarles los papeles— o a darles de leches directamente. Muestran los socialistas una vara de medir monstruosamente diferente para los otros y para sí: para los otros cualquier maltrato es de recibo, al parecer, porque son crispadores; en cambio, ellos está fuera de toda duda que serán tratados con extremada pulcritud.
¿Que ha sido abucheado también el presidente del gobierno? Normal, con las políticas que lleva adelante es lo menos que puede esperar. Y el poder ha de estar dispuesto a recibir críticas. Que yo sepa no se le ha zarandeado ni se le han arrojado objetos ni se le ha impedido acceder a sus mítines. El derecho a abuchear es sagrado, y nadie es un camisa parda por abuchear. Máxime si abuchea al gobierno. La oposición no está tomando decisiones, por tanto tiene más derecho a ser escuchada que a ser abucheada: allí ya hay un margen para la actuación de cada cual.
Pero la agresión comienza cuando se impide el paso por la fuerza, cuando se crea un clima incierto de posible violencia, cuando se pasa del espacio público a invadir espacios reservados por otros para sus actos políticos. Esos actos y esos espacios deberían ser respetados por los opositores por una higiene democrática elemental. Es cuando se pasa de la crítica a los empujones cuando aparecen los camisas pardas: normalmente con pañuelo palestino y chándal, en estos casos, que los detalles del uniforme y correajes son lo de menos.
Y encima tienen los bemoles estos matones de gritar "¡fachas, fachas!" a quienes van a exponer civilizadamente sus ideas. Hay que joderse. Realmente, hay que joderse.
En las universidades catalanas y vascas ya viene siendo tradición que mientras se escucha con respeto y atención a cualquier conferenciante batasuno o filoterrorista que vaya a soltar sus sandeces, sin que ningún "facha" le vaya a increpar, resulta que los críticos del gobierno o del nacionalismo se ven acorralados, insultados, zarandeados, intimidados, y cualquier día llega la cosa a las palizas. Esto es más propio de los paramilitares hitlerianos o mussolinianos, o de los filoetarras batasunos, que de nada que queramos ver extenderse por aquí. En la de Zaragoza hubo un feo episodio de ese estilo hace un par de años, pero por lo general en esta universidad aún hay respeto y cordura. Esperemos que siga así.
Una experiencia de matonismo político sí que tuve yo en otro caso, con ocasión de una huelga. Unica vez en mi memoria que he visto la Facultad cerrada a la fuerza por un grupo de matones. (Por otra parte sin que a ningún responsable pareciese llamarle la atención, ni fuese cosa de escándalo o digna de una protesta). Los piquetes "informativos" resulta que no eran informativos, sino que aparte de encadenar puertas y estropear cerraduras (como es habitual en muchas huelgas por mayor bien del socialismo) se dedicaban, como suelen hacer en estos casos, a intimidar, a abuchear a quien se acercaba al campus. Y si no les hacías caso, plantaban una barricada delante de la puerta, se te echaban encima, te agarraban y te tiraban para atrás a empujones y por la fuerza. Como me hicieron a mí.
¿Razonar con ellos, preguntarles en qué idea de la sociedad o de la libertad basaban ese comportamiento? Como dirigirse a una manada de chimpancés borrachos. De Comisiones Obreras eran, por cierto, un ilustre piquete que para mí le ha quitado mucha credibilidad a ese sindicato.
¿Abucheos de piquetes airados? A mí que me canten misa. Pero que me dejen pasar, si paso de ellos.
¿Empujones, bloqueos e invasiones indebidas de espacios reservados? ¿Diálogo político a patadas y puñetazos? Eso es otra cosa. Eso ya es es sindicalismo gangsteril, matonismo totalitario, y fascismo propiamente dicho. Ayer, hoy, y siempre; aquí y en Munich. Como si el fascista levanta los dos puños a la vez, lo mismo me da. A estos no los trago, y por supuesto no los votaré jamás.
Comunicado de prensa del Foro Ermua:
El Foro Ermua responsabiliza a la política del Gobierno de las agresiones a María San Gil, a Dolors Nadal y a Rosa Díez
El Foro Ermua condena las agresiones que han sufrido en los últimos días María San Gil en Santiago de Compostela, Dolors Nadal en Barcelona y Rosa Díez en Madrid así como responsabiliza a la política del Gobierno de Rodríguez Zapatero de haber creado el clima adecuado para que se produzcan esta clase de hechos lamentables mediante una política de claudicación ante los radicalismos nacionalistas y de sintonía con la extrema izquierda de la que ahora estamos recogiendo unos frutos que atentan directamente contra la convivencia democrática.
Dichos frutos se están produciendo tanto en el plano institucional —el agresivo cuestionamiento de la Nación y del modelo de Estado, la ruptura de todos los consensos de la Transición, el Estatut, las amenazas de referendos ilegales y anticonstitucionales en el País Vasco y Cataluña &— como en la calle, en la vida diaria de los ciudadanos, en los actos de las vísperas electorales. No se pueden disociar ambos planos. Los desafíos a legalidad democrática en el plano institucional son causantes de los desafíos en la vida civil y de las agresiones físicas. La política de concesión al totalitarismo y a los modos antidemocráticos que ha guiado toda la Legislatura sólo ha traído más expresiones antidemocráticas y más totalitarismo.
Es la legitimación de esos valores totalitarios, de los extremismos secesionistas o los de una izquierda radicalizada y cómplice con sus intereses desestabilizadores, así como la consiguiente deslegitimación y estigmatización tanto de las víctimas del terrorismo como de la ciudadanía amenazada y moderada la que ha traído a este período preelectoral una "tensión" inadmisible que no es sólo achacable a la actual táctica electoralista de Rodríguez Zapatero de "tensionar" la campaña. A la tensión improvisada de hoy se añade la que empezó a crearse con las promesas al mundo totalitario.
Asimismo el Foro Ermua acusa al Gobierno de extender por toda España la peor cultura incivil del nacionalismo vasco y recuerda que esta tensión que hoy vivimos ya estaba expresa en la patada que sufrió Antonio Aguirre a la entrada del Palacio de Justicia de Bilbao por un afiliado del PNV. El Foro Ermua hace responsables de la "tensión" y de las agresiones que han sufrido en los últimos días tres mujeres que son dignísimas representantes de dos partidos políticos a la cultura de la intolerancia y del "cordón sanitario" a los demócratas explicitado en el incívico Pacto del Tinell contra el PP así como a los representantes del PSOE que impidieron que se condenara la agresión a Aguirre en el Ayuntamiento de Bilbao, en el Parlamento Vasco y en el Congreso de Diputados dando carta blanca a estos comportamientos gravemente antidemocráticos. El Foro Ermua recuerda asimismo que esa cultura del "todo vale" contra el adversario político es la que ha practicado el PSOE para llegar al poder y la que expresó el propio José Blanco cuando se negó ante los medios de comunicación a condenar la agresión a Aguirre "porque no era socialista" , afirmación falsa además de mezquina porque en ese momento Aguirre seguía perteneciendo al PSE-EE.
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