Parece en vías de solución el tema del servicio doméstico, pues parece ser que mi compañera de piso va a contratar a una u otra de tres inmigrantes que se han dejado caer por aquí a hacer entrevistas: a elegir, boliviana, marroquí o rumana. Yo no he visto a ninguna aún, y casi prefiero ahorrarme estas escenas que no dejan de recordar un poco a la Nueva Orleans de 1800, allí mirándole la dentadura a la gente, y el cociente intelectual con un compás. Bueno, a mí como creo que me lo van a dar solucionado... de eso que me libro. Qué suerte poder dar trabajo a la gente. Visto así...
Y además hoy me llegan buenas cosas por el correo (y no, por ejemplo, facturas del ayuntamiento por alquiler de nichos en el cementerio—que también llegan). Lo de hoy:
- Un paquete de Amazon con los últimos discos de Sarah Brightman: y es que sigo comprando discos tangibles, soy un nostálgico—menos mal que también acabo de comprar cuarenta metros de estantes. Del disco de Brightman, aquí hay una canción, que ocupa poquito espacio, y tampoco mucho tiempo:
Sarah Brightman - Running (live in Osaka).
- Me llega también un impreso administrativo lleno de casillas y números de referencia, oh bonito impreso impresito, que me dice que cobro un trienio más. El séptimo. Acumulando trienios a esta velocidad, los tendré que dedicar pronto al alquiler de otro subdominio más al ayuntamiento.
- Una carta de un colega de la universidad de Maryland, Brian Richardson, que trabaja con gran talento en cosas de narratología parecidas a las que a mí me ocupan. Hemos venido participando en la lista de correo Narrative-L que comunica a los narratólogos del mundo; ahora me envía unas publicaciones suyas, y me expresa su buena opinión de mi trabajo. ¡Gracias! Estas cosas animan, sobre todo cuando vienen de gente cuyo trabajo admiras con un toquecillo de envidia.
- Y, por fin, mi abogada me comunica que ya tiene lista la siguiente demanda que interponemos contra el alma mater por incumplimiento de sus deberes—el deber de hacer cumplir sus propias normas y resoluciones. Esto no es que sea una alegría hacerlo, pero sí por lo menos tenerlo hecho ya que se hace. El asunto es básicamente que aunque la Universidad le reconviene a nuestro departamento por aplicar normativas ilegales y ad hoc para arrinconarnos a unos cuantos profesores, y pasarse nuestros derechos y la normativa académica por el arco triunfo, pues luego el departamento no hace caso a la Superioridad—y entonces la Universidad ya se encoge de hombros. Como quien dice que qué se le va a hacer. Aquí es la tónica. Pues no, Sr. Rector Pétriz y Sr. Director Inchaurralde—no se hacen así las cosas ni se malcumplen así las normas; así que en los tribunales nos veremos. Menudo papelón le dejan al representante que envíe la universidad, si ésta ni siquiera aplica sus propias resoluciones.
Hoy también se me ha podido oir hablando sobre los sonetos renacentistas en una clase y sobre perspectivas críticas, Jakobson, y el Fedro de Platón, en otra. En inglés, claro. Y también es hoy el día en el que han salido las notas de Shakespeare, justo en el límite del plazo... Me he pasado al lenguaje políticamente correcto, habida cuenta de la dominante femenina en clase. Aunque por suerte ya no hay que poner en las actas "suspensa", "aprobada", etc.
Y es asimismo el día en el que afino mis dos guitarras para tocar a dúo, y le doy a Abillo la primera clase de guitarra. Tónica, subdominante, dominante.
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