viernes, 26 de abril de 2013

Pensar genera entropía

Pensar genera entropía, dijo Carl Eckart. Y vivir también la genera. James Clerk Maxwell soñaba con un demonio que podría con su intervención gratuita recuperar todos los procesos disipativos de las partículas del universo... pero la intervención de cualquier demonio (la intervención real, no la imaginada y teórica, y por tanto también la imaginada y teórica bien concebida) conlleva gasto de energía. Szilárd, un discípulo de Einstein, calculó la conversión entre información y energía que realiza el demonio de Maxwell:

"Pero la información es física. El demonio de Maxwell establece el vínculo. El demonio realiza una conversión entre información y energía, una partícula cada vez. Szilárd—que todavía no utilizaba la palabra información—se dio cuenta de que, si tenía debidamente en cuenta cada medida y cada memoria, la conversión podía ser computada con precisión. De modo que la computó. Calculó que cada unidad de información conlleva el correspondiente aumento de entropía (en concreto, dos unidades por log. k). Cada vez que el demonio efectúa una elección entre una partícula y otra, el coste es de un bit de información." (James Gleick, La información 283).

El demonio, dice Gleick, utiliza información para reducir la entropía (que de por sí aumenta espontáneamente en el universo). Así consigue crear orden y procesos reversibles, a nivel informacional.


"Por muy implacables que parecieran las leyes de la naturaleza, el demonio las desafiaba. Era un ladrón, que con su llave maestra abría la cerradura para dejar pasar a una molécula cada vez. Tenía unos 'sentidos infinitamente sutiles', escribió Henri Poincaré, 'y podía revertir la marcha del universo'. ¿Acaso no era eso precisamente lo que los humanos soñaban hacer?" (Gleick 281).

Pero el demonio tiene su consumo.

Lord Kelvin había sacado una consecuencia casi narratológica de la segunda ley de la termodinámica: el universo avanza hacia su muerte fría, o tibia:


"Aunque la energía mecánica sea indestructible, hay una tendencia universal a su disipación, lo que produce un aumento y una difusión gradual del calor, una interrupción del movimiento y el agotamiento de energía potencial por todo el unvierso material .El resultado de ello sería un estado de inmovilidad universal y de muerte" 

Esto lo dijo en 1862, en una conferencia sobre la posible duración de la luminosidad del Sol (cit. en Gleick 275). La misma idea de base se encuentra en los First Principles de Spencer, donde la vida es una manera cara de mantener funcionando y retroalimentándose procesos complejos que de por sí son disipativos.

Un interesante punto de las definiciones de evolución de Spencer incluía los conceptos de perceptible imperceptible. La evolución va ligada a la perceptibilidad de lo que evoluciona, su aparición como tal objeto básicamente... informático, o semiótico. Una manera de empezar a atacar el problema de por qué la realidad en la que vivimos tiene naturaleza informacional.

¿Pero qué es la información?  Podríamos atenernos a la definición de Shannon, "La información puede ser concebida como el orden extraído del desorden" (cit. en Gleick 252). O, por ponerlo de otra manera, la información es el universo mental extraído a partir del universo físico. En Maxwell hay un momento informático o informacional semejante al que he señalado en Spencer, a la hora de definir qué es la energía disponible. La disipación es relativa a nuestra capacidad de acción, y a nuestro conocimiento:


"La idea de la disipación de la energía depende de la magnitud de nuestro conocimiento (...)- La energía disponible es una energía que podemos dirigir por el canal que queramos. La energía disipada es una energía que no podemos atrapar ni canalizar a nuestro antojo, como la energía de la confusa agitación de moléculas que denominamos calor" (cit. en Gleick 276).

Como señala Gleick, "lo que podemos hacer, o saber, formaba parte de la definición. Parecía imposible hablar de orden o de desorden sin involucrar a un agente o a un observador, sin hablar de la mente" (276).  Y eso nos lleva a la importancia de los sistemas de análisis de la información, los que detectan información utilizable donde otros sólo ven ruido. Yo comprendo que hay mucha confusión en lo que escribo, pero de esto también habló Maxwell:


"La confusión, como el término correlativo orden, no es una propiedad de las cosas materiales en sí mismas, sino únicamente en relación con la mente que las percibe. Un cuaderno de notas, siempre y cuando esté escrito con pulcritud, no resulta confuso para una persona que no sepa leer, ni para su propietario, que lo comprende de principio a final, pero para cualquier otro individuo que sepa leer resulta inextricablemente confuso. De manera similar, la noción de energía disipada no tiene cabida en un ser incapaz de sacar provecho de las energías de la naturaleza, ni en un ser capaz de seguir el movimiento de cualquier molécula y apoderarse de ella en el momento justo." (Maxwell, en Gleick 276).

Por eso la energía disipada no interesa en realidad al demonio de Maxwell, ni a otros Gods and demons, ni al árbol apenas sensitivo, pero tiene gran importancia, la entropía y la información a ella asociada, para todo lo que está en medio, y en especial para the glory, jest, and riddle of the world. Hay que ligar esta noción de información utilizable con los análisis de Goffman sobre la multiplicidad de canales interaccionales—otro día, que pensar lleva tiempo.


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