Hace un año y pico, cuando mi departamento estaba utilizando malas artes e ingeniería normativa para excluirme de los programas de máster y de doctorado, envié un mensaje a la lista de distribución de AEDEAN denunciando la situación. Con la idea de que la información no es dañina—que si así se actuaba aquí, es presuponible que a nadie le importará defender su actuación aquí y en Tombuctú.
Quizá lo que ofendió es que titulase mi mensaje "Prácticas mafiosas en la Universidad de Zaragoza". Aunque más ofensivas son las prácticas, una vez te las aplican, que el llamarlas así en protesta.
Bien, pues se vio muy mal al parecer, por parte de mucha gente en la asociación, que yo hablase de esas cosas en la lista. Está bien visto en ella anunciar publicaciones propias (sin ánimo de lucro), o congresos propios o ajenos. Y punto—hasta ahí llega el consenso sobre lo que es aceptable encontrarse en una lista de correo académica. Temas problemáticos, vade retro.
Eso por parte del público en general (por ejemplo, nadie de la lista me transmitió ningún tipo de apoyo, ni nada parecido). Y por parte de la dirección de la Asociación, se dieron rápidamente instrucciones para que se censurasen mis mensajes. También se instauró (por decretazo e improvisadamente, y sin protestas de nadie) la censura previa en una lista que hasta entonces era libre. Tal fue el escándalo que causó de oír cosas no deseadas y que no queremos oír. Y oigan, que en AEDEAN hay un "foro permanente sobre la censura"—que no sé si se habrá dedicado a estudiar este caso práctico close to home.
El relato detallado lo conté aquí: "Censura en AEDEAN".
Aún me pasma la mansa aceptación de la censura por parte de esta sociedad académica, sin un solo chistar en contra. Intentando primero disimular lo que se hacía, además. A mí me sirvió para tomarle la medida en ciertos aspectos—de hasta dónde llega, y qué tipo de prioridades tiene. De hecho, ya hace tiempo que no iba a los congresos—aunque sigo siendo socio, un poco por hacer patria. Y mandando mensajes inocuos a la lista cuando procede, sabiendo que los que puedan molestar a alguien, aunque sea con causa justa, serán censurados.
Como el paso del tiempo crea sus propias ironías, ahora resulta que la postura del ofensivo personaje (yo) resulta que es la que ha ganado la causa, una vez tras otra, en los tribunales de justicia. Mientras que los compañeros ofendidos que tanto preocupaban a la presidenta de la asociación, resulta que estaban prevaricando y que han tenido que ser llamados al orden por los jueces. Y se han anulado sus actuaciones administrativas de los últimos cuatro años, porque (como venía sosteniendo yo) eran contrarias a derecho y a las buenas prácticas en la administración.
Parece por tanto que la dirección de AEDEAN se apresuró a tomar parte en el lado inadecuado—porque al parecer (según dice la "verdad judicial" del asunto), yo no estaba calumniando a nadie, sino dando información verdadera que la asociación se apresuró a tapar en favor de no se sabe qué intereses.
Yo sabía (conociendo el percal) que había habido telefonazos de alguna de nuestras catedráticas, hoy estoy poco belicoso y no diré cuál, para internar pararme los pies. Por la vía de la Sociedad del Petit Comité, a la que todo catedrático digno de tal nombre, y catedraticable que se precie, reconoce como el lugar donde se ejercen las influencias que van a misa. La sociedad ésa de prohombres y promujeres que rigen sus feudos, y en la que el respeto mutuo al corralillo ajeno prima sobre norma y sobre ley.
Al parecer, la catedrática en cuestión (y antigua presidenta de esta asociación) llamó a unos cuantos catedráticos para recabar su apoyo para que se me expulsase ipso facto de AEDEAN, —cosa que tampoco me parece que tiene precedentes—para que me enterase de lo que supone ofender a las fuerzas vivas. Vamos, en la mejor tradición de las viejas tradiciones. Y estas cosas van a misa, hasta cierto punto—porque si bien no me expulsaron, me aplicaron la censura inmediatamente, algo en lo que todos al parecer sí convinieron. O al menos ninguno me ha hecho saber lo contrario. Ni tampoco me ha dicho nadie "vaya, pues tenías razón".... igual siguen dándole palmaditas en la espalda a la parte que prevaricaba y manipulaba. Tampoco, que yo sepa, se ha manifestado ningún socio en contra de la censura a las opiniones de los socios que no le puedan gustar a .... ni se sabe quién. Y luego, a darle al Critical Discourse Analysis, y a los Subaltern Studies.
Bien, pues ese es el ambiente entre bambalinas. Siempre informativo, para quien quiera enterarse de qué actitudes petrificadas van por ahí rigiendo cómo se hacen las cosas.
Por supuesto, argumentar públicamente contra lo que yo había dicho, eso a nadie le pasó por las mientes. Ni cuestionar la inmoralidad política de censurar la palabra en una lista a miembros de la asociación. Simplemente se apresuraron a poner la mordaza, como si hubiese un perro rabioso por allí suelto.
Y esto es lo que va a misa, y esto es lo que se ve como comportamiento adecuado y correcto en una sociedad académica. ¿Libertad de crítica, o de expresión? Pero qué me dice usted... Aquí quien hace carrera, que es de lo que va la cosa, la hace de otra manera, y en otros pasillos menos visibles. Y guardando un prudente silencio frente a quien te pueda perjudicar.
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Yo pensaba, hace algunos años y en mi posición de plebeya ignorante, que cuanto más arriba se mirara, más respeto e integridad se encontraría, por aquello de que a mayor cultura y conocimiento, mejor comportamiento. Pero conforme voy conociendo más del mundo, me voy dando cuenta de que el mundo es el mismo mundo, en una u otra escala, más maquillado o menos, en cualquier parte.
ResponderEliminarSi los jueces te dieron la razón, es que la denuncia, tanto en uno y otro lado, estaba bien hecha. Y si algunas personas intentaron (o consiguieron) censurarte, pues, qué puedo decir: que muy mal.
Esa es la derecha del caso, me parece. O, como poco, es "una opinión". Lo malo es cuando no se da lugar a opinar ni a debatir, y se pasa a la censura y a las maniobras de tapadillo para impedir el debate. Cuánto más en una sociedad académica supuestamente dedicada al estudio crítico de las cosas. En fin, un episodio algo lamentable.
ResponderEliminarmadredelamorhermoso y del detergente espumoso ¿¿hasta donde está dispuesta a llegar??!!! hacia mucho que no venía por aquí, pero hoy una excompañera me ha pedido tu dirección de blog porque hablo de corrupción en la universidad a raiz de una cita muy "divertida"(?) de antonio orejudo (aqui: http://blogdefarala.blogspot.com/2011/02/un-momento-de-descanso.html) y he decidido mirar tus ultimas entradas.
ResponderEliminarENHORABUENA POR LOS DE LOS JUICIOS no absolutamneteen el 100% de los casos pero existe la justicia. Good 4u
Thank'ee, Farala! Bueno, supuestamente el asunto está ya enterrado... aunque aún estamos esperando a ver si sale de repente la mano de la tumba, como en Carrie. Sobre el episodio éste que rememoro de cuando la bronca, es que me parece indicativo de los criterios que se utilizan entre quienes ocupan cargos de influencia por así decirlo, en AEDEAN en este caso, aunque la cosa ni vaya ni venga con ellos. Les va la censura más que a un tonto un caramelo...
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