martes, 23 de marzo de 2010

Más ANECA


Nos comunican en el consejo de Departamento hoy que un miembro del Departamento, la catedrática Dra. Susana Onega, ha sido nombrada presidenta de una comisión de Humanidades de la ANECA— "no de la comisión de Filología Inglesa", nos ha aclarado, "sino de la comisión de todas las áreas de humanidades." Es una buena noticia sin duda para la Dra. Onega—y para mi departamento, siempre atento a sus criterios y dictámenes. Además de ser la directora extraoficial del departamento, la Dra. Onega dirige su principal programa de máster y el de doctorado.

No me parece, sin embargo, una buena noticia para mí. Tras haberme prestado mucha ayuda y orientación en mis primeros años en el departamento, ya hace años que la Dra. Onega viene obstaculizando activamente mi carrera académica y mi trabajo. Y es de esperar, me temo, que continúe haciéndolo desde cualquier puesto que ocupe.... visto que he optado por protestar ante estas actuaciones y denunciarlas, en lugar de callarme y esperar que cambie el viento, como es costumbre hacer por aquí. Aclararé que no tengo nada en absoluto contra la Dra. Onega cuando actúa conforme a derecho y siguiendo las normas. Sí cuando se saca criterios y normativas de la manga para favorecer a sus socios y aliados, vulnerando mis derechos y los de otras personas.

Está el caso de unas infaustas oposiciones a cátedra hace algunos años, en las que la Dra. Onega presidía el tribunal, y en las que se eliminó a muchos candidatos con méritos más que suficientes, entre ellos yo mismo, con criterios bastante vergonzosos (—puede verse aquí un comentario por extenso de este caso). Bien es cierto que allí la Dra. Onega votó a favor de todos los candidatos, al menos sobre el papel—aunque en el acta quedasen todos suspendidos por acuerdo unánime de la comisión.

Y está el otro contencioso que me viene enfrentando a las actuaciones de la Dra. Onega últimamente: su determinación de aplicar criterios ilegales para la organización docente. En concreto, viene reservando el máster que coordina y el doctorado del departamento (estudios oficiales en un centro oficial) exclusivamente para los miembros de su grupo de investigación—y los de sus otros catedráticos-aliados. Esto lo apoyan por votación los miembros de esos grupos, con lo cual se organiza así la docencia, excluyendo a profesores titulares que no somos "del grupo"—por ilegal que sea el sistema. Esto también ha llegado a juicio, y en esta ocasión lo hemos ganado. La postura que han defendido por activa y por pasiva la Dra. Onega y los demás catedráticos (Collado-Deleyto-Vázquez) para favorecer a sus grupos ha sido declarada contraria a derecho y anulada por orden judicial. Pero la ley es de reflejos lentos, y esta mayoría "democrática" de nuestro departamento cambia las normas rápidamente, y obtiene los mismos efectos deseados, con un ligero ajuste del procedimiento.

Por ejemplo, para la ordenación docente de este año, se me volvió a excluir del máster, por el procedimiento de hacer una baremación de mis méritos docentes e investigadores—y, por votación, decidieron valorar mi carrera con una puntuación de CERO puntos en experiencia docente, y CERO puntos en publicaciones de investigación. Esto, con tres sexenios que tengo de reconocimiento oficial a la investigación, con más de veinte años de antigüedad como docente y doctor en este departamento, etc. La baremación la hicieron una "miembra" de los equipos que se doctoró el año pasado, Mónica Calvo, y un profesor recién aterrizado este curso en el centro—pero que sabía bien dónde aterrizaba, Jesús Sánchez. Los demás la ratificaron, por votación no sé si diga democrática o feudal.

He de aclarar que no fue la Dra. Onega quien votó esta aplicación de sus criterios, sino únicamente sus acólitos—pues ella estaba ausente de la reunión. Mis demás colegas, sin embargo, no tuvieron empacho en certificar que tengo cero puntos en publicaciones, y cero años de experiencia docente—votándolo por amplísima mayoría.

Así de corruptos están los criterios, y así funcionan los procedimientos de garantía de la calidad en nuestro departamento, a instancias de la Coordinadora del máster y doctorado. Y de la dirección del departamento, que en todo la apoya. Por cierto, que a nuestro departamento le venía diciendo la Dra. Onega que estos criterios excluyentes no provenían de su inspiración personal, sino que eran una exigencia de la ANECA. (Pues ya tenía cierta trayectoria la Dra. Onega en la ANECA, y hablaba al departamento como buena conocedora de estos criterios de calidad). En concreto, nos repitió varias veces que la aplicación informática de la ANECA no permitía introducir los nombres de los profesores que no perteneciesen a equipos de investigación, pues había que añadir la clave del proyecto y si no el ordenador no lo autorizaba. Hasta ese punto exigía la ANECA, según se nos decía, este criterio de calidad preferente y determinante, el tener un proyecto de investigación "vivo" como dice ella (subvencionado, quiere decirse en este lingo).

No puede decirse que en la ANECA se desconozcan del todo estas originales versiones que de sus criterios daba la Dra. Onega. Por supuesto, todo esto de la obligatoriedad de pertenecer a equipos, etc., es falso—mercancía averiada que nuestro departamento compra ávidamente desde hace años, y aplica de modo inflexible—ya hace más de cinco años que viene excluyéndosenos con este único criterio, pues todos los demás méritos exigibles los tenemos. (Por mucho que nos pongan cero votando por disciplina de partido).

Hace poco estuvo la directora de la ANECA, Zulima Fernández, dando una conferencia sobre los procedimientos de evaluación de la calidad docente, en el ICE de Zaragoza. Asistieron muchos profesores, varios de ellos evaluadores de la ANECA. Es una lástima que no asistiese la Dra. Onega, pues allí tuve ocasión de preguntarle a la directora de la ANECA, que debe estar bien informada, sobre si en efecto la pertenencia a grupos de investigación era utilizada por la ANECA como un criterio excluyente. Por supuesto me contestó que no, en absoluto—y manifestó su sorpresa de que alguien pudiera decir o hacer eso—sorpresa para ella y para otros evaluadores de la ANECA allí presentes. A mí me parece una manipulación de la normativa —¿no?

Sin embargo, ya ven. Calidad acreditada, y a seguir acreditando. A la Dra. Onega le molesta que escriba yo estas cosas— no sé por qué, visto que son tomas de postura suyas bien públicas. Igual es que no conviene que se sepa mucho que aplica estos criterios—aunque visto que los viene defendiendo apasionadamente y aplicando a rajatabla desde hace años, supongo que serán motivo de orgullo más bien. Pues que se sepa. 

Se queda uno con la duda de si la Dra. Onega ahora intentará que sus normativas propias se vuelvan de verdad oficiales—haciendo que recibir subvenciones y pertenecer a grupos organizados sea obligatorio para moverse en la Universidad–o si seguiremos teniendo dos normativas de calidad, la de uso interno y la de puertas afuera. Espero que en todo caso, visto que va a evaluar a todo cristo, se informe mejor sobre la normativa aplicable, antes de aplicarla con tanto empeño como viene haciéndolo.


—oOo—

2 comentarios:

  1. Anónimo8:54 p. m.

    Pues, siendo universalmente conocido y aceptado que los trapos sucios es mejor lavarlos en casa, al verte en Internet escribiendo estas cosas no sé si pensar que en la Universidad de Zaragoza no hay lavadero o si es que está también lleno de mierda...

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  2. La lavadora de la Universidad no funciona. Si no, no pasarían estas cosas.

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