me voy con Gerardo, llevando el coche de Mireya. A ver qué tal se va recuperando, la pobre, del accidente. Aunque para recuperarse mucho le falta. De momento veremos cómo se mantiene. Tenemos ahí una reunión familiar itinerante, en el sureste, igual para meses. Los señales que ven los médicos, o las que dan, dentro de la gravedad de todo, no parecen negativas. Pero es que el daño ha sido tremendo, y puede pasar de todo. En Almería nos vemos.
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Es triste recordar que aquel día, hace diez años ahora, la vida de Mireya ya había terminado. Una muerte temprana que, como la de Jesús Carlos hace tanto tiempo, marcó un antes y un después en nuestra familia. En Almería murió Mireya, en lo que iba a ser un día de fiesta, uno de tantos días felices de su vida.
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