miércoles, 13 de marzo de 2019

Retropost (13 de marzo de 2009) Sin opinión

Sin opinión

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Creo que, definitivamente, ha dejado de funcionar el Rincón de Opinión, supuesto foro de expresión de ideas de la Universidad de Zaragoza. La última opinión allí publicada data de mayo de 2008. Desde entonces yo he enviado varios artículos, pero no ha aparecido ninguno. Cosa que podría explicarse por una continuación de la censura que se venía ejerciendo, así sin más explicaciones, cuando no les gustaba la opinión de alguien. Pero ahora ya parece que o todo el mundo ha dejado de opinar (que también sería concebible) o que, más bien, la dejadez y la inercia han podido con el invento, y se ha dejado a ese foro sin administrador—o  que el administrador pasa de administrarlo, como si fuese su blog personal, vamos.  Preguntar si existe o no todavía este foro en la Universidad de Zaragoza supongo que será una pregunta metafísica—en todo caso allí en el rincón inferior derecho de la página principal puede verse su cibercadáver. Que continúa estando (contra la normativa que dictó el consejo de gobierno) inaccesible por Internet.

En cualquier caso, le he enviado a Ibercampus uno de los artículos que no han aparecido en el Rincón de Opinión, por censura o por dejadez, y acaba de aparecer allí: va sobre "Grupos de investigación o de apoyo mutuo".


Ah, pero censura, en todo caso la sigue habiendo, aunque no sea de tijera. Porque censura es que, estando las tecnologías de las comunicaciones como están, nuestra universidad no tenga un foro público de opinión. O que haga ver que lo tiene, y lo que ha instalado es en realidad un sumidero donde desaparecen las opiniones sin dejar rastro.


Ya decía Michel Foucault, en L’Ordre du discours, que el discurso académico se basa en el principio de la rarefacción. Que escaseen las oportunidades de otorgar la palabra, y que sea sólo mediante gran ceremonia. Quizá cerrándose en banda a esta proliferación del discurso que suponen las nuevas tecnologías de la comunicación, la Universidad no está sino manteniendo sus más arraigadas tradiciones y esencias. Medievales.








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Diez años después, en 2019.... plus ça change, plus c'est la même chose. Desapareció en efecto el Rincón de Opinión, para no ser sustituido por ningún foro público de opinion de la Universidad. No se considera necesario, seguramente ni siquiera oportuno, que la gente opine pública y libremente en la Universidad.

Hay, eso sí, diversos Facebooks asociados a la Universidad, por lo general extraoficiales, y de los oficiales o pseudo-oficiales normalmente sin posibilidad de publicar en ellos, páginas-cartel. Es una excepción el Facebook de nuestra Facultad, donde soy casi el único que publica aparte del administrador, si bien mis publicaciones van a una página escondida. ¿Algo es algo? Está Twitter, etc. —fuera del control de la Universidad, claro. Si de ellos dependiera ya le echarían el cerrojo, visto lo visto.

(Es curioso que las únicas opiniones audibles en el grupo de Facebook de la Universidad es que no debería yo manifestar tanto mis opiniones allí—expresado ello en indignada tercera persona: 'Hay en este grupo una persona que...' tal y cual. Mis respuestas invitando a que opinen los demás o que cuelguen los contenidos que sean de su gusto caen en saco roto. También aquí se trata, al parecer, de ni hacer ni dejar hacer).

Por lo que se refiere a su propio servidor, nuestro Rectorado y nuestro bloguero Vicerrector de Tecnologías de la Investigación y Comunicación cuidaron el mes pasado de que se suprimiera mi blog académico/personal de la Universidad—bajo pena o chantaje de cortarme todo acceso público a Internet. Otra medida que es una pequeña contribución a la libertad de expresión y de opinión en la Universidad.  Les parecía problemático, y ante los problemas (reales o imaginados).... zaca, y a correr. Lo aplanamos todo, que para eso somos el Webmaster de la Universidad, y fuera problema.

Lo más gracioso es que a la mayoría de la gente le parece tan normal semejante restricción arbitraria del uso de Internet para someterlo al control y censura del Rectorado. Malos tiempos para la libertad, desde luego, en la Universidad de Zaragoza. Prefiere la igualdad, aunque sea la igualdad de ni hacer ni dejar hacer—y también, ni opinar ni dejar opinar.

Lo único que me consuela en este panorama deprimente es que mis opiniones no valen gran cosa.


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