Hoy cuelgo en la red la 14ª edición de mi bibliografía, A Bibliography of Literary Theory, Criticism, and Philology—on the Web since 1995. La voy actualizando cada año, y compruebo con agrado que al menos hoy es el número uno en Google con los términos de búsqueda "Literary Theory Bibliography" —y que con muchos otros similares, por ejemplo "Bibliography of philology", o "Bibliography of Criticism", etc., estoy en primera página y no lejos del número uno mundial. Le añado esto a su página de información en español:
"Hay muchos sitios en red
educativos y académicos que han enlazado con la
bibliografía, así como importantes lugares de
referencia. Entre ellos
se encuentran: la Biblioteca del Congreso de los EE.UU., la Encyclopaedia Britannica,
la Universidad de Harvard, el M.I.T., la Universidad de Chicago, la
Universidad Brown, the Universidad de París, la Linguist List,
la Universidad de Hamburgo / NarrNet,
el selector de recursos web Intute, la Association of College and
Research
Libraries, la Universidad de Oxford, el Humbul Humanities Hub, etc."
Cuesta un rato largo subir la bibliografía a la red, sobre todo si optas como yo hago hoy por eliminar primero la versión antigua para evitar duplicados indeseables. Posiblemente me cueste horas—son 200 megas, que es cosa de nada en imágenes y música, pero cosa seria si hablamos de archivos de sólo texto. Según cómo midamos, son unas 200.000 referencias mal contadas, o más de cuatro mil archivos, o doce mil páginas (de papel) o cuarenta volúmenes tipo tesis, o un estante largo de libros, o dos volúmenes de enciclopedia Espesa. Crece todavía, pero crece en progresión geométrica decreciente. No es la Masa Viscosa ("the Blob")—no cubrirá el mundo.
Últimamente no es muy visitada, al menos no tanto como yo querría. Tengo unas treinta o cuarenta visitas diarias por la puerta principal, es decir, por la página web de presentación y búsqueda, donde tengo contador. Son las únicas que puedo medir. Pero sospecho que llegan muchos más por los miles de puertas traseras que genera Google, que amablemente me convierte mis documentos de Word que va encontrando en páginas HTML, muchas muchas páginas web localizables luego por su buscador. De los que encuentran esas páginas mientras buscan información por la red, yo ni me entero, claro, ni son medibles, como no lo sean para Google. Es mi mejor aliado, el inquietante Google—y la Wikipedia, que también me envía muchas visitas.
Bien, pues mañana empezaremos a preparar la edición número quince, de 2010.
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