viernes, 15 de febrero de 2019

Retropost (15 de febrero de 2009): Miles de discos gratis


—¿Le interesan a alguien? Y encima sin problemas de almacenaje. Tengo entendido que los que ocupan sitio aún se siguen vendiendo por las tiendas, hasta yo los compro algunas veces aún (en Amazon), o los regalo. Pero hoy regalo información: para quien no lo conozca, hay un programa llamado Spotify que si te lo bajas te permite escuchar la música que elijas (muchísimas canciones de muchísimos cantantes), sin pagar, y sin piratear discos. Bueno, hay también una versión de pago, a la que no me he apuntado aún, pero infinitamente más barata que comprarte discos o bajártelos (legalmente) de la Red. Otra opción es el pirateo, claro, pero no tengo yo mucha paciencia para eso, ni afición real.

En Spotify no te bajas los discos, sólo los oyes—pero oye, que los puedes oír todas las veces que quieras, así que ¿quién los quiere ocupando megas en el ordenador? Entonces es un poco como la radio, se dirá, pero claro, es una radio donde tú eliges lo que quieres oír, pones un intérprete o autor y te sale toda su música (o buena parte de ella) allí en fila en una lista de reproducción, con la portada de los discos—y la tocas en el orden que quieres, o lo dejas sonando. En eso le lleva ventaja a YouTube, donde me había puesto yo a oír música: no sólo porque aquí todas las versiones son de sonido límpido y original, sin bazofias subidas por los fans como yo, sino también porque en YouTube no hay manera de que eso suene continuo, se les podía ocurrir algo al respecto. Aparte, además, de que YouTube no funciona.... por lo menos para los sufridos usuarios de Telefónica.  También es mejor que Pandora, que me dejó oír música bastante de mi gusto un tiempo, antes de desaparecer para los no-americanos (o de desaparecer por completo, ya ni lo sé).

Nada se queda en su sitio. Hoy mismo acabo de tirar nos sé cuantos gigas de música a la basura, yo que guardo hasta los recibos de los bancos...  De repente se vuelven redundantes muchos discos de mis estantes, ¿para qué sacarlos de allí si ya están en el ordenador? También se vuelve uno más consciente de toda la música que te viene regalando la radio sin que la tengas, porque aquí tampoco la tienes, y es que ya ni la quieres tener... y ya te conformas con la radio, y ya deja de gustarte la música, y en general pierde la gracia todo el asunto... Pero está muy bien esto de Spotify.

Utilizan sus promotores una buena estrategia viral para difundir su producto, lenta pero segura. No te lo puedes bajar de golpe del sitio de Spotify, sino que o bien esperas a que te manden invitación, o bien te pasa alguien un código para bajarlo. Y así cada consumidor difunde el producto entre sus conocidos, como estoy haciendo yo ahora. Promoción asegurada, nosotros hacemos el trabajo. Clever.

—¿Alguien quiere un código para apuntarse,  y tener"miles de discos" virtuales de regalo? Tengo varios para regalar. A la gente que conozco no le interesa la música, realmente. Quizá se haya acabado lo de regalar música, por otra parte, con lo que me gustaba a mí hacerlo...

Y en cualquier caso apreciarían más mis amistades que les regalase un mísero cd de compra que toda la música del mundo junta, si es gratis—y sobre todo si no la puedes tocar y sólo la puedes oir, bah.



—oOo—

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