El diario electrónico marroquí L'Observateur daba una "noticia" con tono burlón y de mala baba atribuyendo a Aznar la paternidad del hijo de la ministra francesa Rachida Dati, de origen magrebí. Eso en cuanto al tono: no iba firmada la noticia, ni citaba fuente alguna, por lo que entra en la categoría de cotilleos. Sin embargo la noticia es interesante (aparte del morbo en sí) por el eco mediático que ha tenido y por la manera de tratarlo que se ha elegido en cada sitio, valorando tanto la fuente original como las reacciones a ella.
Al parecer Aznar ha desmentido la noticia, pero ha elegido hacerlo a través de un comunicado de su fundación FAES—una vía harto indirecta, pues no se sabe qué pinta FAES en este asunto, ni qué información tiene (oficial e institucional, se entiende) sobre la verdad o falsedad de la noticia. Podría aplicarse aquí el principio de excusatio non petita, con lo cual habrá que deducir al menos que el inmiscuir a FAES en este asunto es una torpeza: bastaba (y quizá sobraba) con el desmentido personal de Aznar. Ahora la cosa adquiere un tono de cerrar filas y actos de fe impropiamente requeridos.
Habiendo elegido la vía de los desmentidos, queda ahora en mal lugar también la ministra Dati, pues al parecer su postura es no decir nada sobre la identidad del padre. Cosa comprensible y allá ella cuando no se ha señalado a nadie en particular, pero habiéndose señalado a un eminente líder político, casado y conservador, y habiéndose molestado el interesado en negar su implicación, no estaría de más que por cortesía hiciera lo mismo la ministra—sin necesidad de señalar a nadie como el padre. Por supuesto es muy suya de hacer lo que le dé la gana, pero estando activamente en política parece que bien merece la cosa un pequeño desmentido—siquiera sea por cortesía con Aznar. Y por supuesto demandar también a L'Observateur.
Todo esto presuponiendo que se trata de un bulo. Las políticas de información mal llevadas crean tanta confusión como los bulos mismos, y los alimentan. Y si no se trata de un bulo, la ministra habría hecho bien en callarse si lo prefiere— pero en cuanto a Aznar y FAES, quedarían a la altura del betún. Ahora bien, siempre es posible, sea por voluntad de una parte o por mutuo acuerdo, desvincularse de una paternidad no deseada, y eso se hace mediante declaraciones y negativas de este tipo. En el caso hipotético de que la noticia fuese cierta, un desmentido de los dos interesados significaría (al margen de su falsedad factual) un acto oficial de desvinculación: referencialmente falso, pero performativamente auténtico en el sentido de que no se admitiría públicamente nada al respecto. Es la postura que ha tomado Aznar. La ministra, al respecto, ni afirma ni niega. Por eso sería muy inoportuno para Aznar y para FAES que en estas circunstancias no hubiese un desmentido de la embarazada ministra. (Señora que, al margen de este lado de la polémica, merece una enhorabuena por su arrojo).
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