miércoles, 3 de marzo de 2021

MARCA DE SUMISIÓN

Van bajando los casos de covid, o de gripe, o los casos de PCR, o de lo que sean, en el país. Y se empiezan a levantar tímidamente algunas medidas confinatorias. Los políticos —los perniciosos políticos de nuestro Estado de las Autonomías— se lo han pasado en grande dictando una ley aquí y otra allá, poniendo fronteras y levantándolas, moviéndolas, cambiando las normas cada semana y en cada lugar. Un jartón de despotismo, se han dado, con el Estado de Alarma Sanitario.

Pero hay una norma que ni mencionan ni hacen amago de ir a levantar. LA OBLIGACIÓN DE PRESENTARSE EN PÚBLICO CON MASCARILLA,  aun a solas y al aire libre y en el campo. 

La OMS (y ojo que hablamos de una organización vendida al despotismo sanitario) ni menciona la mascarilla en muchas de sus normas sobre el Covid. Y en ningún caso requiere que se lleve mascarilla ubicualmente a todas horas por la calle, ni ha dicho jamás nada semejante. Aquí la iniciativa de la Mascarilla Obligatoria Para Todo partió de Torra.  De Torra.  Y se le sumaron en fila india rápidamente todos los populares, impopulares y sociatas que presiden las diversas comunidades, bajo la mirada complaciente de los expertos del gobierno (Illa —¡Illa! y Simón, y el comité de fantasmas).

Y es que la Mascarilla, la infame Mascarilla, no tiene una finalidad primordialmente sanitaria, sino política. Para medida sanitaria, igual valdría obligarnos a llevar el gel hidroalcohólico encima y lavarnos las manos cada diez metros, o hacernos pasar por la PCR universal una vez a la semana, con listados estilo nazi. Pero no: la mascarilla es más cómoda, pese a la incomodidad de llevarla. 

Por cierto que la gente, o están memos, cosa que no descarto, o no la encuentran tan incómoda, porque puedes cruzarte con cientos de personas en la calle, o miles, antes de ver a alguien que se la ha bajado un poquito para respirar. No descarto tampoco que toda esta gente respire por branquias o por las orejas, yo ya no entiendo a mis paisanos.

A lo que voy. La Mascarilla Obligatoria se mantiene y se mantendrá mientras dé de sí la cosa, porque es la visibilización del Estado de Alarma en el rostro de cada uno. Es más, es la señal que ha puesto el gobierno, en tu propia cara, de que vives en un estado de alarma, que así lo entiendes y lo aceptas, y así lo comunicas a tus vecinos.  La (i)nocente Mascarilla te convierte, a tí y a todos, en un Hombre-Anuncio de la Pandemia y de la política Sanitaria dictada, amén de en un agente reactivador de la Alarma.

¿No se da cuenta la gente ya, ni los sesudos intelectuales, ni las concienciadas feministas, ni los rebeldes antisistema, ni los periodistas críticos, ni la Oposición (?) Parlamentaria, de que plantarnos por obligación una marca en la cara a todo Dios  ES UN ABUSO, UN ATENTADO A LA PERSONALIDAD, A LA IDENTIDAD INDIVIDUAL, A LA LIBRE INICIATIVA, A LA LIBERTAD, AL DERECHO A SER UNO MISMO,  como no se ha producido nunca en este país? ¿No han entendido nada hasta ahora de la estrella amarilla de los judíos, del burka de las afganas, del pañuelo obligatorio de las musulmanas sometidas "voluntarias"?  ¿Tanto repetirlo en la cultura oficial y no lo han procesado?

Y no es que obliguen a llevar la Marca de la Conformidad en el brazo, no. Te la plantan en la cara—In Your Face. Y algunos de los más vendidos al Covidismo aún se atreven, medio entre risas, a sugerir que deberíamos llevar no una, sino dos mascarillas, ja,ja... A Biden se las ponen a veces, una encima de otra. Tampoco entro en las contradicciones en que se ha entrado y en los negocios sucios que se han hecho con las mascarillas dichosas, en las más altas esferas, poniendo el negosi por delante de vivos y de muertos. Eso son, espero, cosas del pasado, ahora que ya la mascarilla es ubicua y entra en la moda (¡a lo hehpañoleh lehencantan lah mahcarillah! —exclamaba sorprendido un YouTuber), ahora que ni se discute ni es tema ya, sino que está aceptada como algo más necesario que los calzoncillos, y obligatorio bajo multa. Un adminículo muy útil, qué digo, imprescindible para la gestión del Orden Público, sobre todo en manos de un gobierno inepto e impostado, producto él mismo de una egregia estafa electoral—un gobierno que, hundido en la crisis y huyendo hacia adelante, tiene gran necesidad de manipular la opinión pública. Y lo hace, con los medios comprados, con la tele, y con la mascarilla, prueba que ves la tele y te crees lo que te dice.

Y no es extraño que este ejercicio disparatado de manipulación pública pueda colar únicamente en un país tan terminalmente corrompido y alelado como el nuestro, en el que ni la Oposición Parlamentaria ni la prensa denuncian los mayores escándalos y los crímenes más asquerosos, sino que los callan, y contribuyen así a ocultarlos y a hacer como que aquí no pasa nada. Un país, en suma, profundamente atontado y corrupto, y en vías de atontarse y corromperse todavía más.

Porque, insisto, la finalidad de la mascarilla no es sanitaria. Igual nos podrían mandar llevar guantes de plástico, que sé yo. LA FINALIDAD DE LA MASCARILLA ES VISIBILIZAR LA "PANDEMIA" Y LA "ALARMA" (Te sientas alarmado o no, y haya pandemia o no).

La Mascarilla es  LA SEÑAL VISIBLE DE LA SUMISIÓN EN TU ROSTRO. LA SEÑAL DE QUE ACEPTAS LA NARRATIVA ALARMISTA DEL GOBIERNO, que aceptas el Estado de Alarma que de poderes despóticos al gobierno, Y QUE COOPERAS CON EL GOBIERNO CON TU SUMISIÓN, luciendo en el espacio público un signo permanente de que no te opones a la Dictadura Sanitaria, mostrando que, como todos, ACEPTAS LAS MEDIDAS QUE DISPONGA EL GOBIERNO, por abusivas que sean, Y ÉSTA LA PRIMERA, VISIBLE EN CADA ROSTRO. QUE SE ME MEAN ENCIMA Y DIGO QUE LLUEVE, QUE YA ESCAMPARÁ.  

Perdonen que chille, pero es que no es para menos. Más deberían chillar ustedes.


Y en suma, concluiré diciendo que la Mascarilla loscojones es un instrumento más de la ingeniería social globalista—ésta que en tantos ámbitos se dedica a introducir normativas nunca vistas ni usadas, en aras de un supuesto bien común virtuoso—jugando así a crear imposiciones artificiales inauditas, y, en consecuencia, jugando a provocar enfrentamientos, tensiones y conflictos entre los que se someten gustosamente a esta yenka, y los que no. Ya se supondrán ustedes en cuál de los bandos estoy.

 

WEAR YOUR MASK, WASH YOUR BRAIN

 

 

¡LAMBÁN, PROTÉGENOS!

 

 

—oOo—

 

 

 






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