Retropost #950: Artefactos autodesconstruidos
La
libertad de expresión no está garantizada en las Universidades. Esta
vez en la Universidad Autónoma de Barcelona, grupos
nacional-fascistas tratan de reventar una charla organizada por grupos
anti-independentistas. "Boicotean", dice la noticia de La
Razón. Pero boicotear es "no colaborar con algo, hacerle el vacío
como manera de presión" - y qué más quisieran los de Ciutadans de
Catalunya o de Socialistas en Positivo, que los esquerros y los boixos
nois estos les hicieran el vacío. Pero no, lo que hacen es llenar la
facultad de carteles y pintadas, e intentar impedir que se celebre la
conferencia con gritos, insultos y apoderándose del espacio público por
la fuerza, cuando no tirando ladrillos y dando garrotazos, como en la
mejor tradición de los guerrilleros de Cristo Rey. Claro que en esta
ocasión, la cosa tiene su dosis de justicia poética: "Al inicio de la conferencia, los radicales
irrumpieron en la sala disfrazados con banderas españolas y fascistas
con gritos e insultos". Intentando parodiar al adversario, se retratan
a sí mismos: el negativo de un negativo, retrato clavado. Esto sí que
es the return of the repressed, o encontrar al Otro dentro de uno
mismo... una autorrepresentación por abyección incorporada.
Es
un caso bastante frecuente entre grupúsculos radical-fascistoides, este
uso expresivo de sus propias imágenes abyectas para caracterizar al
supuesto enemigo. Por la Universidad se suelen ver carteles de este
pelaje:
- "Skins
contra el fascismo": y sale un rapado vociferante, que no se sabe si
representa lo deseable o lo indeseable, al skin contra el fascismo o al
fascismo.
- "Fuera
el PP, fuera el fascismo de la Universidad, Okupación" – sale un
personaje armado para la lucha callejera, con bate de béisbol y casco,
no se sabe si es el fascista al que hay que echar o el que va a okupar
su puesto cuando lo eche.
- "Acción
Direkta, contra las fuerzas represivas" – estética
anarcoestalinista, en rojo y negro, movimientos confusos de masas con
porras, que no está claro si representan la deseable rebelión o la
indeseable represión... que le pregunten al kartelero, pero seguro que
ni él lo sabe, tanto da.
Estas
autodesconstrucciones tienen su gracejo intelectual, pero por muy
chistosas que sean hay que tener en cuenta que lo que se
autodesconstruye sobre el papel puede producir efectos indeseables en
la realidad. Cuidado que estos "(anti-)fascistas" no se nos apoderen
del orden público, como sucede, con demasiada frecuencia, demasiado
cerca.
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