viernes, 30 de septiembre de 2016
Retropost #1160 (30 de septiembre de 2006): Subo la media
En muchas cosas; por ejemplo, en kilos (100)—kilos de peso, que diría alguno. Pero también subo la media en algunas dimensiones de Internet. Vía Barrapunto, me entero de un informe sobre La difusión del español en Internet realizado por la consultora Accenture para la Fundación Caja de Burgos y la Fundación de la Lengua Española (ver noticia en El País); no sólo tenemos un bajo número de usuarios con respecto a países "de nuestro entorno" (de nuestro entorno hacia arriba, se entiende), sino que tenemos una baja ratio de páginas: "Si se divide el número de usuarios por el número de páginas del mismo idioma, el inglés tiene el ratio más elevado con un 1,47, después se coloca el francés con un 1,25 y el alemán con un 1,23. El de España, con un 0,58, es casi la mitad que el francés o el alemán."
Bueno, pues yo contribuyo a subir la ratio, porque en lugar de 0'58 páginas tengo más bien varios miles (¿cinco mil? ¿diez mil?—ni sé cuántos); la mayoría de ellas páginas bibliográficas generadas automáticamente por Google a partir de mi bibliografía. Esas no sé si cuentan, la verdad; tampoco sé si un fichero de texto colgado en la red cuenta como "página web". Estrictamente hablando... pues sí. Sea como sea, acabo de caer en la cuenta de que tengo seis blogs al menos en potencia: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Tengo que empezar a bajar mi media.
(Oops, acabo de caer en la cuenta de que aunque subo la media de las páginas españolas, también subo la media de las páginas en inglés, porque en inglés está escrita la bibliografía).
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Bueno, pues yo contribuyo a subir la ratio, porque en lugar de 0'58 páginas tengo más bien varios miles (¿cinco mil? ¿diez mil?—ni sé cuántos); la mayoría de ellas páginas bibliográficas generadas automáticamente por Google a partir de mi bibliografía. Esas no sé si cuentan, la verdad; tampoco sé si un fichero de texto colgado en la red cuenta como "página web". Estrictamente hablando... pues sí. Sea como sea, acabo de caer en la cuenta de que tengo seis blogs al menos en potencia: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
Tengo que empezar a bajar mi media.
(Oops, acabo de caer en la cuenta de que aunque subo la media de las páginas españolas, también subo la media de las páginas en inglés, porque en inglés está escrita la bibliografía).
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jueves, 29 de septiembre de 2016
Retropost #1159 (29 de septiembre de 2006): Más Madeira
He puesto en mi fotoblog unas pocas fotos de las que tomé en la boda de mi cuñado. A ver si se ven desde Madeira.
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Retropost #1158 (29 de septiembre de 2006): Narración, interacción e interpretación
Narración, interacción e interpretación
Publicado en Semiótica. com. José Ángel García Landa
Me han publicado en el Rincón de Opinión de la Universidad de Zaragoza (—Opiniones vedadas al vulgo, y sólo visibles para autorizados ojos universitarios) el artículo de ayer sobre la Investigación en grupo (o tribu). Buscando ayer por el despacho el papel ese donde me decía la DGA que no investigaba con suficientes aragoneses, me apareció también mi colección de otros informes negativos. Que tengo unos cuantos, pues nunca se me ha concedido un proyecto de investigación si no era en un equipo dirigido por un catedrático. (Puede que sea casualidad, pero es mi experiencia con estos proyectos: tened y se os dará, como decía Cristo).
Bien, pues qué lástima no haber tenido el blog hace tres años para publicar el informe negativo de mi último proyecto rechazado. En fin, aunque con retraso, como ahora lo encuentro, ahí va. Lo presenté a la convocatoria del Ministerio dos años consecutivos, uno con equipo y otro sin, pero ni con ni sin. Ante eso, cabrían, supongo, dos opciones:
- una, seguir presentando el mismo proyecto, con las pequeñas modificaciones a que pudiera haber lugar, ad infinitum, o hasta el caso (improbable) de que me lo concedieran. Qué pesado este señor, ¿no? siempre con lo mismo, hala, dile otra vez que no, que ya lleva cinco informes negativos.
- otra, abandonar esa línea de investigación y dedicarme a algo que (según el olfato del momento) el Ministerio pueda querer financiar.
Pues ni una ni otra. Lo que hago es, mientras no perciba cambios sustanciales en el panorama, pasar de rellenar impresos y dedicarme a investigar con los medios de a bordo y sin reconocimiento oficial. Que tiene gracia, porque menos que la ridícula cantidad que les pedía como ayuda para libros y un par de viajes, me interesaba por supuesto el simple hecho del reconocimiento del proyecto como tal, por el acoso administrativo que representa en mi departamento ser un hombre de-proyectado (como diría nuestro antiguo colega Benno Hübner). A la DGA de hecho no le pedí otra cosa que el reconocimiento de la existencia, sin aflojar un duro, y ni eso dio. Pues oigan, ¿saben? Que paso. Que con estos planteamientos, que rellene más impresos de solicitud de proyectos su tía. Yo tengo otras cosas más interesantes en las que perder el escaso tiempo de vida que me queda. Y si la Universidad estima oportuno contratarme como funcionario para docencia e investigación, pero luego hay que rogarle por favor que implante docencia para que yo pueda darla, y que se digne reconocer la existencia de la investigación que produzco... pues ella sabrá, quien paga manda. Es que esa es otra, ahora de repente nos ha cambiado el panorama súbitamente, y resulta que somos nosotros los que tenemos que justificar en términos de rentabilidad el trabajo en nuestras disciplinas académicas, y rogar que no se supriman las titulaciones que tenemos contratos vitalicios para impartir... y que nos den cuatro duros para realizar la labor que nos han contratado para realizar. O al menos que aunque no den ni un duro, se molesten en reconocer que en efecto la estamos realizando. Pues ni por esas, no nos vayamos a crecer y a presumir de que somos gente con proyectos, oye.
Bueno, a lo que iba. Esta es la copia cuasi-facsímil del informe negativo que me dieron cuando pedí al Ministerio una ayuda (o reconocimiento) para el proyecto "Narración, Interacción e Interpretación" solo y a las bravas, cosa en modo alguno descartada por las bases de la convocatoria:
PROGRAMA NACIONAL DE PROMOCION GENERAL DEL CONOCIMIENTO
AREA DE CIENCIAS SOCIALES
AREA DE CIENCIAS SOCIALES
REFERENCIA: BFF2002-00268
INVESTIGADOR PRINCIPAL: JOSE ANGEL GARCIA LANDA
ORGANISMO: UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
TITULO: NARRACIÓN, INTERACCIÓN E INTERPRETACIÓN
OBSERVACIONES:
EN REALIDAD EL EQUIPO NO EXISTE, PUES ESTÁ COMPUESTO POR UN ÚNICO INVESTIGADOR, QUE TIENE SIN DUDA UNA IMPORTANTE EXPERIENCIA INVESTIGADORA, EXTENSA Y DE ALTA CALIDAD A NIVEL INTERNACIONAL (COMO PONE DE MANIFIESTO SU EXCELENTE CURRÍCULO), EN ESPECIAL EN EL CAMPO DE LA NARRATOLOGÍA, QUE ES EL OBJETO DEL PROYECTO QUE PRESENTA. EL OBJETIVO PRINCIPAL DEL PROYECTO ES DE TIPO METODOLÓGICO, CONSISTENTE EN FUSIONAR DIVERSOS MODELOS DE ACERCAMIENTO AL HECHO NARRATIVO, TANTO DE TIPO ESTRUCTURAL PROPIO DE LA NARRATOLOGÍA LITERARIA MÁS CLÁSICA COMO DE ENFOQUE LINGÜÍSTICO. COMO TAL OBJETIVO ES SIN DUDA MUY INTERESANTE Y MUY AMBICIOSO PUES PRETENDE INTEGRAR DISCIPLINAS DIVERSAS DE LA CIENCIA DE LA LITERATURA Y DE LA LINGÜÍSTICA. SIN EMBARGO SE TRATA DE DISCIPLINAS VASTAS Y COMPLEJAS, SOBRE LAS QUE ES DIFÍCIL QUE UN SOLO INVESTIGADOR PUEDA MANTENERSE AL DÍA. EN RESUMEN, SI BIEN CABE DUDAR DE LA SINGULAR CAPACIDAD DE TRABAJO Y DE LA CALIDAD DEL MISMO QUE HA DEMOSTRADO EL SOLICITANTE, DEBIDO A LAS CARACTERISTICAS Y OBJETIVOS PROPIOS DE LA PROPUESTA (VÉASE APARTADO B) ES DIFÍCIL CREER EN LA VIABILIDAD DE ESTE PROYECTO.
Bueno, pues sin proyecto que me quedé, yo y la Ciencia, porque claro, aunque he seguido trabajando en esa línea, al no tener compromisos que cumplir también me he dedicado a otras cosas, por ejemplo a los blogs. Y he seguido colaborando con mis colegas de París y Hamburgo etc., pero sin poder aportar un duro a la colaboración. Es curioso eso de "en realidad el equipo no existe" después de invitar en la convocatoria a equipos o investigadores individuales. Claro que como el impreso (cortado por el patrón de las ciencias experimentales) decía "equipos", pues equipo que te casco, y si el equipo es de uno, pues ya veremos si se lo pasamos o no. También contiene el informe un lapsus gracioso , ese de "si bien cabe dudar de la singular capacidad de trabajo" etc., por "no cabe dudar". Ya se le iba la mano a quien lo hizo hacia la negativa que iba a dar. En suma, que soy muy bueno, y el proyecto es muy interesante, pero que no lo sabré hacer porque al informante le parecen muy difíciles estas cosas y demasiado estudiar, y que no me financien. Que nadie sabe a la vez de lingüística, literatura y filosofía (¡pero si el proyecto era para desarrollar eso precisamente!). Claro que al año siguiente, en colaboración con más gente de lingüística, literatura y filosofía, tampoco lo dieron, con razonamientos parecidos. Por entonces (y supongo que por ahora) la política de la comisión de proyectos era dar mucho dinero a muy poca gente (incluidos miembros de la propia comisión), en lugar de tender a repartirlo entre los investigadores solicitantes. Y, en fin, por mí que les den bola, a mí ya me la han dado.
Para sacar del baúl de los recuerdos los fines y planteamientos del proyecto, esto era un trozo del principio:
Narración, interacción e interpretación
Este proyecto pretende desarrollar el marco conceptual de la teoría narrativa, buscando un paradigma teórico más integrador, que ayude a potenciar la capacidad analítica de las teorías narrativas actuales y su capacidad interpretativa en el análisis de textos culturales concretos.
Esto se logrará, básicamente, mediante un estudio interdisciplinar que integre los logros analíticos de diversas disciplinas y metodologías. En esencia el proyecto hará confluir tres líneas de trabajo sobre la narración, una de ellas específicamente limitada a este estudio (la narratología de tradición estructural) y otras dos que han contribuido ocasionalmente a la reflexión sobre la naturaleza y funciones de la narración (teorías pragmalingüística y hermenéutica). Estas disciplinas ofrecen perspectivas prometedoras de enriquecimiento mutuo, tanto en sus coincidencias parciales como en la complementariedad de perspectivas que ofrecen sus planteamientos diversos. Sin embargo, se han ignorado mutuamente en gran medida (si exceptuamos la síntesis de las dos primeras propuesta por Paul Ricoeur en Tiempo y Relato), por pertenecer a contextos disciplinares y a tradiciones académicas diferentes. Nuestro trabajo de investigación efectuado hasta el presente, sin embargo, nos ha situado en el punto en que parece oportuno y factible intentar una síntesis metodológica más amplia.
Esperamos obtener de la confluencia de estas tres corrientes de pensamiento un enriquecimiento de nuestra comprensión de los fenómenos narrativos, tanto en el sentido de una más adecuada conceptualización teórica (y un mayor diálogo interdisciplinar) como en su poder explicativo concreto para el análisis de textos narrativos pertenecientes a diversos géneros y autores del área anglosajona en particular. El objetivo es la elaboración de publicaciones académicas que contribuyan a difundir esta línea de análisis textual y discursivo, y demuestren la viabilidad de la misma como un marco crítico-teórico que permite un estudio más integral y profundo de los fenómenos comunicativos, en especial de la narración.
Antecedentes y estado actual de los conocimientos
El trabajo a realizar, según se ha expuesto, consistirá en fomentar la confluencia de las siguientes líneas teóricas:
1) La narratología literaria, desarrollada originalmente en la tradición formalista y estructuralista de las escuelas alemana, francesa y eslava (K. Friedemann, F. Stanzel, R. Barthes, G. Genette, M. Bal, B. Uspenski, L. Dolezel) pero que también cuenta con importantes exponentes clásicos en el mundo anglosajón (W. Booth, S. Chatman), especialmente en lo que se refiere a la fase de reelaboración y crítica post-estructuralista (J. Culler, A. Gibson). Nuestras aportaciones en esta disciplina en concreto ya tienen reconocimiento a nivel internacional, como se echa de ver en la presencia de J. A. García Landa junto a figuras como M. Bal o L. Dolezel en el grupo de asesores internacionales del Forschergruppe Narratologie de la Universidad de Hamburgo. Pueden verse por ejemplo las páginas de Internet http://www.narratology.net o http://www.narrport.uni-hamburg.de/ en las que se informa sobre los proyectos en curso de dicho grupo investigador.
2) La teoría de la interacción comunicativa. Hay elementos relativos a la interacción comunicativa tanto en narratología (que estudia por ejemplo la interacción entre autor implícito, narrador, narratario y lector implícito) como en la teoría hermenéutica (pues de hecho ya se encuentran en la hermenéutica de Schleiermacher muchos principios de pragmática lingüística que luego serían “descubiertos” en una tradición distinta, por ejemplo con los nombres de procedimientos de comprensión “top-down” y “bottom-up” utilizados por lingüistas del discurso como van Dijk y Kinsch). Pero nos referimos en este punto más específicamente a los desarrollos de la pragmalingüística anglosajona, en particular durante las últimas décadas del siglo XX. A este respecto hay que referirse obligadamente a teoría de los actos de habla desarrollada por Austin en How to Do Things with Words y seguidamente por Searle en Speech Acts y Expression and Meaning. Estas obras pusieron los cimientos teóricos para estudios más específicos de pragmática literaria, como el reciente Literature as Communication de Roger Sell (2000) o el volumen de J. A. García Landa Acción, Relato, Discurso (1998). Otros desarrollos de la teoría de la interacción lingüística, como la teoría de la cortesía desarrollada por Brown y Levinson en Politeness o por Leech en Principles of Pragmatics son todavía una fuente potencial sin explotar de conceptos que pueden desarrollarse y aplicarse en un marco diferente, literario o narratológico. Lo mismo puede decirse acerca de la teoría interaccional basada en el análisis de rituales situacionales que desarrolla Goffman en Frame Analysis o Forms of Talk. La teoría de la relevancia (el libro de Sperber y Wilson Relevance: Communication and Cognition es un punto de referencia central aquí) está dando numerosos frutos en traductología o análisis conversacional, pero todavía no se han extraído sus consecuencias para la teoría narratológica ni la interpretación crítica literaria. Los volúmenes The Intertextual Dimension of Discourse y The Pragmatics of Understanding and Misunderstanding, editados por la Dra. Beatriz Penas, y a los que también contribuyeron J. A. García Landa y Carmen López, son una muestra significativa de la colaboración previa de los miembros del equipo en el estudio de la interfaz entre pragmática y teoría de la interpretación.
3) La hermenéutica filológica, en particular a partir de Schleiermacher, propone la noción del círculo hermenéutico como vía de estudio de una multiplicidad de fenómenos comunicativos. El círculo hermenéutico puede aplicarse de muy diferentes maneras y a distintos procesos. Por ejemplo, al proceso de lectura y comprensión de una frase: el todo se deduce a partir de las partes o palabras pero el sentido y sintaxis de éstas se interpretan en relación a un todo anticipado, en un proceso continuo de reelaboración interpretativa. La teoría de la relectura, expuesta por el libro de Galef Second Thoughts: A Focus on Rereading supone un desarrollo de estas nociones para enlazar con teorías interpretativas postestructuralistas y con la filosofía de la repetición. Una vez más, la interfaz potencial con la narratología queda por desarrollar. Exploraremos, en concreto, las implicaciones narratológicas de esta circularidad hermenéutica, y, recíprocamente, los aspectos narrativos del proceso hermenéutico. Otros autores cuya obra resultará imprescindible a este respecto son M. M. Bajtín, W. Iser, P. Ricœur y G. S. Morson. Quedan por explorar también desde la óptica de la pragmática comunicativa los protocolos de la narración, una perspectiva apuntada en los trabajos de Couturier pero que promete desarrollos ulteriores, describiendo la manera en que los estilos narrativos desarrollan mediante formas específicamente literarias un proceso equivalente a lo que Goffman ha llamado “interacción dialéctica” en el análisis de la conversación. La Dra. López Sáenz en particular aporta a nuestro equipo una amplia experiencia en el estudio de la tradición de la hermenéutica en filosofía, y J. A. García Landa cuenta asimismo con una amplia trayectoria en el estudio y docencia de la teoría de la interpretación en su vertiente filológica.
El proyecto “Narración, interacción e interpretación” propone pues la convergencia de estas tres disciplinas, cada una aludida por una de las palabras del título, según recalcamos:
a) la narratología de origen predominantemente literario (Barthes, Genette, Bal, Booth, Culler, etc.) aunque se tendrán en cuenta las aportaciones realizadas por teorizadores de la autobiografía (por ej. Mark Freeman) o de la historia (Hayden White).
b) La pragmalingüistica: teoría de los actos de habla (Austin, Seale) que en el libro de Acción, Relato, Discurso (Salamanca, 1998) reformulamos como teoría de los actos discursivos; modelos de análisis del discurso (Bajtín, Cicourel, Schegloff, Tannen, etc.). y teoría de la cortesía (Goffman, Brown y Levinson, Leech).
c) La hermenéutica, entroncando de nuevo con el análisis del círculo hermenéutico de Schleiermacher, que tanto recuerda desarrollos recientes de la lingüística, y desarrollando los brillantes análisis de Bernstein en Foregone Conclusions o de Gary Saul Morson en Narrative and Freedom. (A título de ejemplo sobre la necesidad de una convergencia, véase que estos libros no ofrecen barruntos de una posible convergencia con la pragmalingüística, y apenas mencionan en alguna ocasión la narratología de modo superficial).
Nuestra tesis es que estas tres tres disciplinas, o sus manifestaciones en tanto que subdisciplinas dentro del marco de la Filología, saldrán reforzadas mutuamente de un análisis que señale sus puntos de contacto, los límites de su convergencia, y ofrezca ejemplos de las modalidades prácticas de aplicación de la metodología desarrollada a partir de ellas. A su vez, esta metodología no tendrá consecuencias únicamente en el ámbito de reflexión teórica que acabamos de señalar. Cada una de estas disciplinas es especialmente relevante por su aplicabilidad al análisis práctico de los más diversos fenómenos culturales, empezando por la literatura y otras formas narrativas, pero con consecuencias prácticas para el análisis conversacional, la práctica de la historia y la autobiografía, la estética y teoría del arte, la teoría de la cultura, la divulgación científica o la reflexión filosófica. Piénsese, a título de ejemplo, en los puntos de contacto que ofrecen las siguientes teorías y manifestaciones culturales que citamos a continuación en tanto que fenómenos narrativo/retrospectivos:
Ejemplo 1: Giambattista Vico, en su teoría evolutiva de la cultura humana, denuncia lo que él denomina la “falacia de los estudiosos”, que consiste en intentar descubrir los conceptos y nociones desarrollados en la actualidad como si estuviesen ya plenamente formados en las prefiguraciones imperfectas que más tarde darían lugar a ellos. Es el caso, por ejemplo, de los intérpretes homéricos, que descubrían oculto en el poeta griego todo un sistema de disciplinas académicas; es un problema al que no son ajenos los intérpretes actuales (por ejemplo, nosotros mismos, según el uso que hagamos de Vico en una teoría de la interpretación desarrollada a posteriori).
Ejemplo 2: El concepto de retrospección permite interpretar muchos fenómenos “naturales” como efectos de perspectiva narrativa. Por ejemplo, este razonamiento sirve de base a la crítica que hace S. J. Gould (por ej. en The Structure of Evolutionary Theory, 2002) a las teorías antropocéntricas de la evolución, que presentan como una culminación en el hombre lo que es un proceso histórico-biológico mucho más complejo. En el campo de la filosofía, podríamos pensar en un caso de perspectivismo como el que presenta Nietzsche en La voluntad de poder, criticando el concepto de causalidad. Nietzsche veía las explicaciones causales como una estructura narrativa: a saber, el “efecto” es el que “causa” la causa en tanto que fenómeno cognoscitivo, al lanzarnos a la búsqueda de causas y a establecer conexiones entre fenómenos que antes no se percibían como causalmente interconectados.
Ejemplo 3: La noción del círculo hermenéutico desarrollada por Schleiermacher y otros condujo a una mayor consciencia del papel que desempeña la retrospección en los procesos de comprensión. El círculo hermenéutico es más bien una espiral que se expande temporalmente, englobando cada vez mayor número de fenómenos culturales y haciendo que surja mayor significación de la interacción entre las partes englobadas en un argumento, adquiriendo las primeras un nuevo sentido a la luz de las que les siguen. Tal es el fenómeno interactivo que se produce, por ejemplo, a lo largo del proceso de lectura de los ejemplos que estamos presentando, si el lector compara sus puntos comunes y extrae un argumento general de ellos.
Ofrecemos estos ejemplos precisamente por no pertenecer estrictamente al campo de la narratología literaria, ni de la pragmalingüística, pues creemos que en ellos se echa de ver que una perspectiva que desarrolle un estudio de los conceptos de narración e interacción puede hallar una vía para la interpretación de una multiplicidad de fenómenos culturales en los que están implicadas estructuraciones narrativas y procedimientos interactivos.
Estos objetivos no son “nuevos” en el sentido de que suponen una reinterpretación y una reelaboración de cuestiones que han ofrecido tradicionalmente gran interés para las disciplinas humanísticas. Sí son nuevos en el sentido de que esa reelaboración y revitalización de las disciplinas y conceptos que pueda surgir del diálogo metodológico es siempre la que ofrece vías nuevas de acceso a fenómenos culturales de relevancia crucial-- en el sentido de que la cultura no consiste sólo en recibir la herencia del pasado, sino en reelaborarla y asimilarla a los nuevos contextos. En el contexto humanístico de hoy en día, el diálogo entre pragmalingüística, hermenéutica y narratología es imprescindible.
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miércoles, 28 de septiembre de 2016
Retropost #1157 (27 de septiembre de 2006): Investigación en grupo (o tribu)
Investigación en grupo (o tribu)
Publicado en Universidad. com. José Ángel García Landa
Me quedo pasmado leyendo una resolución tomada este verano por el Consejo de Gobierno de la Universidad de Zaragoza, sobre el reconocimiento de grupos de investigación. Según los Estatutos de la Universidad, ésta "podrá reconocer grupos de investigación a petición de los interesados, de acuerdo con los criterios elaborados por la Comisión de Investigación y aprobados por el Consejo de Gobierno". Bien, pues estos órganos se despacharon bien pronto su tarea veraniega, porque el Consejo de Gobierno aprobó por unanimidad "reconocer como grupos de investigación de la Universidad de Zaragoza a los grupos de investigación reconocidos por el Gobierno de Aragón en los que participen miembros de la comunidad universitaria" (Acuerdo de 6 de julio de 2006. BOUZ 08-06).
Entiéndase bien: sólo se reconoce a éstos, los reconocidos por el Gobierno de Aragón, y a ninguno más.
Aquí está la lista de grupos resultante.
Bien, o sea que la Universidad de Zaragoza, centro crucial de la investigación en Aragón, no tiene criterios propios para determinar grupos de investigación, y se remite a los del gobierno. Vale, esto puede tener su lógica, reconocer a los que reconoce el gobierno que la financia, pero... ¿no tener criterio propio suplementario? ¿No es excesiva supeditación de la investigación universitaria a los criterios gubernamentales? ¿No existe un pequeño espacio en el que los fines investigadores de la Universidad se desligan de los del gobierno? Aunque sólo sea por eso de la autonomía universitaria. Bueno, pues no. Pero claro, podríamos pensar que se está evitando trabajo inútil, repetición, papeleo. Si los criterios del gobierno son buenos, y universitarios, y por qué no habrían de serlo, no es preciso que la Universidad repita el trabajo. Buena sintonía, etc. OK.
Peeeroo.... Resulta que a mí los criterios del gobierno no me parecen buenos. Será por mi experiencia personal quizá. En 2003 recibí esta respuesta cuando, ateniéndome a una convocatoria del Gobierno de Aragón para el reconocimiento de grupos de investigación (esos que ahora hace suyos la Universidad), solicité con otros profesores, siendo yo el investigador principal, el reconocimiento de un grupo "emergente" según la clasificación que hacían. (Traducción: emergente quiere decir que se dan por enterados de que existes, pero no te dan ninguna ayuda financiera). Se nos negó el reconocimiento, o sea, la existencia a coste cero para el gobierno, por criterios que no pueden calificarse sino como cerriles, ignorantes... y casi como una parodia malintencionada del momento político que vivimos en España. Cito literalmente el texto de la respuesta a la solicitud:
"Mediante Orden de 8 de Octubre de 2002, del Departamento de Educación y Ciencia, se convocaron las ayudas [JE!] destinadas a Unidades Operativas de Investigación de la Comunidad Autónoma de Aragón. En desarrollo de la citada Orden, la Comisión de evaluación de expertos, reunida en Zaragoza durante los días 14 y 15 de noviembre, realizó el primer reconocimiento tentativo.
A la vista de los resultados de dicha evaluación, y de conformidad con lo establecido en las bases de la convocatoria, le comunico lo siguiente:
Primero.- Denegar la adscripción de su grupo a la tipología EMERGENTE. De acuerdo con las mencionadas bases, la presente convocatoria está dirigida a unidades grupos de investigación de la Comunidad Autónoma de Aragón. En su caso, dos de los miembros propuestos pertenecen a la UNED y la U. de Navarra, respectivamente, y no pueden ser considerados como investigadores del grupo. Debido a ello su grupo no puede ser reconocido como emergente al no alcanzar el mínimo de 4 miembros establecido. En su caso, dos de los miembros propuestos son estudiantes de últimos cursos que no pueden ser considerados como investigadores
lo que pongo en su conocimiento a los efectos de comunicación de la resolución de la citada convocatoria, teniendo un plazo de 7 días para, en us caso, efectuar las alegaciones que estime oportunas.
Atentamente,
El Director General de Enseñanza Superior,
Manuel López Pérez
([Sello:] Gobierno de Aragón, Departamento de Educación y Ciencia, 17 MAR. 2003, SALIDA nº 49597)"
He de reconocer que no presenté alegaciones (con lo cual igual hasta se presupone que estoy de acuerdo con la resolución). Acababan de suspenderme una manipulada oposición de cátedras y estaba hasta las cejas escribiendo recursos y alegaciones a "eso" (—escritos que quedaron todos sin respuesta por parte del rector Pétriz: silencio administrativo, que todo lo cura; buena solución a alegaciones, recursos, y denuncias).
El criterio, es, como digo, cerril y tribal. No se reconoce a un equipo de investigación como tal porque de los cinco investigadores dos son de centros de otras comunidades autónomas. Suponiendo que la UNED sea de otra comunidad, claro, detalle en el que sin duda no cayó el Director pero que tiene su chiste. En cuanto a lo de "estudiantes"... por supuesto los investigadores a que se alude eran licenciados y profesores de Universidad. No funcionarios, es cierto, y estaban a punto de leer la tesis doctoral, cosa que pronto hicieron con la máxima calificación—pero naturalmente tenían sus publicaciones y su línea de investigación, y por otra parte la convocatoria no decía nada de eso. Lo de "estudiantes de últimos cursos" es sencillamente una falsedad. Simplemente, quien hiciese este informe pasó a presuponer que sólo los Doctores tienen suficiencia investigadora, cosa que es falsa no sólo en términos reales sino también en el mundo especial de los términos administrativos.
Aquí hay una convocatoria más reciente en la que se aprecia la misma nebulosidad en cuanto al origen/adscripción territorial de los investigadores aceptables como tales: nos dice que "Son beneficiarios de esta convocatoria todos los investigadores que realicen su labor en los centros de investigación radicados en la Comunidad Autónoma de Aragón, adecuadamente agrupados".
O sea, que hay que agruparse con ARAGONESES. Un críterio político-autonómico-cerruzo donde los haya, un criterio de cachirulo a rosca y hago un corralillo. Comprensible, quizá, en el horizonte de unos políticos locales que tienen que venderse a sí mismos como aragoneses y promotores de lo aragonés por encima de todo lo demás. Pero esa idea de LOCALidad está reñida de entrada con la idea de UNIVERSidad. Y sin embargo la "Universidad" hace suyos estos criterios que supeditan a la política local la libertad política y administrativa necesaria para la investigación de calidad. De calidad real, no de calidad certificada por los políticos y sus chupatintas. Pero si los investigadores les dicen a los políticos y los chupatintas que les pongan ellos el criterio, porque los propios investigadores no lo tienen... apaga y vámonos.
Por otra parte, se viene dando a los grupos de investigación una importancia desmedida. Con esto me refiero a la investigación en lo que ahora se llama "Arte y Humanidades"; entiendo que los investigadores de otras áreas sí aceptan la lógica de la investigación en grupo. Y, por supuesto, se puede investigar en grupo en Arte y Humanidades, pero también se puede investigar individualmente, y de hecho es lo que se hace. En muchos casos, la investigación en estos "grupos" no es sino la suma de las líneas de investigación desarrolladas individualmente por sus miembros, y el grupo se constituye mayormente con vistas a facilitar administrativamente la adqusición de recursos y ayudas oficiales que no se ofrecerían a los miembros por separado. Creo que esto es bastante obvio y no resulta sorprendente para nadie que conozca la manera de trabajar en Arte y Humanidades. Una manera que sin embargo se va transformando (no siempre positivamente) bajo la presión de la lógica competitiva de los grupos.
El grupo no aporta sólo recursos. También aporta una dinámica de grupo, y ésta no siempre es totalmente beneficiosa. Sí tiene aspectos beneficiosos que no voy a negar ni tampoco entrar a discutir (la unión hace la fuerza, suplir deficiencias individuales, espíritu de colaboración, criterios objetivables, aprender de los demás, emulación, espíritu de equipo, etc etc.). En cuanto a las negativas, los grupos de investigación tienden a resucitar la vieja lógica de las cátedras feudales de antaño. No siempre se constituyen los grupos en un mundo angélico de lógica investigadora y coincidencia de objetivos. En su constitución entran elementos de personalidad y de conflictividad laboral; los grupos se constituyen así pues para potenciar la carrera de unas personas (las del grupo) por encima de otras (las que no pertencen al grupo). Un grupo se convierte en un departamento en un partido político, con las consabidas lealtades incondicionales, liderazgos sacrosantos, fotos en las que no sale el que se mueve, y en suma, renuncia o seria moderación de la independencia y espíritu crítico que tan de desear son en la investigación en humanidades. Y este aspecto pernicioso del funcionamiento del grupo se extiende, por supuesto, a todo el entorno que rodea al grupo, una vez se acepta que la única manera de hacer carrera y obtener reconocimiento, recursos, etc., es a través de un grupo (o sea, con la bendición y protección de un Jefe).
Encuentro cuestionables, pues, muchos aspectos de los grupos de investigación tal y como veo que funcionan de hecho (insisto y repito: estoy hablando de mi experiencia en las Humanidades). Pero más cuestionable encuentro aún que la propia institución universitaria contradiga sus propios principios al convertir en un fin o un requisito imprescindible lo que sólo es un medio: el trabajo en grupo.
Según los Estatutos de nuestra Universidad, "La Universidad desarrollará la investigación a través de su profesorado y de grupos de investigación reconocidos; ésta se llevará a cabo principalmente en departamentos e institutos universitarios de investigación" (Art. 118). OK, muy bien, también muy bien que se fomente la formación de grupos y redes en las que participen los investigadores (119.1). Se especifica que los grupos trabajan coordinados en líneas de investigación concretas y desarrollan una actividad investigadora de calidad contrastada, y también que los responsables (no todos los investigadores, señor López Pérez) habrán de tener el grado de Doctor. (Art. 119). Luego dicen los Estatutos eso de que establecerán criterios (jeje) para el reconocimiento de grupos (Art. 119.3), y a continuación lo que sigue:
"4. La adjudicación por la Universidad de recursos para investigación irá ligada al reconocimiento de los grupos, sin menoscabo a la libre investigación individual. La pertenencia a grupos no podrá ser requisito absoluto o excluyente de adjudicación de recursos para la investigación o de becas, salvo que se establezca en la correspondiente convocatoria nacional o internacional" (Art. 119.2)
Si leo bien, esto quiere decir que en las convocatorias propias de la Universidad de Zaragoza es ANTIESTATUTARIO el establecer como criterio excluyente la pertenencia a grupos de investigación. No es que esta Universidad destine mucho dinero a programas de investigación, pero eso sí, sus convocatorias propias vulneran sistemáticamente los estatutos en este punto, al ser la pertenencia a grupos requisito previo y no haber programas de apoyo a los proyectos de investigación individuales. Pero esto al parecer no llama la atención a nadie.
En mi departamento (Filología Inglesa y Alemana) la lógica de los grupos de investigación se ha extendido a la implantación de nuevas enseñanzas. Los grupos financiados se apoderan de las enseñanzas de postgrado y utilizan el criterio de pertenencia a un grupo para excluir a quienes no forman parte de él, pretendiendo convertir la pertenencia a un grupo en criterio determinante para que un profesor pueda ejercer docencia en segundo ciclo o dirigir tesis doctorales. Lo cual me parece no sólo antiestatutario, sino contrario a la lógica misma de la Universidad y el significado mismo de la titulación de Doctor. Con todos los equipos votando prietas las filas, naturalmente.
La pertenencia a un equipo con un proyecto financiado en curso viene considerándose meritoria en sí misma, independientemente de los resultados del proyecto (que están por venir); ahora quiere convertirse la integración en un equipo en requisito excluyente para la acreditación, algo que ofende a la sequentia temporum. ¿Quousque tandem? Ni se sabe. Hasta ahora, esta lógica ilógica no ha hecho sino ir a más. Cabe esperar, pues, que siga, y siga. Así pues, quien no tenga equipo, o Protector, o grupo de ayuda mutua, que se lo busque rápido. Y que sean todos de la tribu, "adecuadamente agrupados".
(Envío esta nota al Rincón de Opinión de la Universidad de Zaragoza).
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Publicado en Universidad. com. José Ángel García Landa
Me quedo pasmado leyendo una resolución tomada este verano por el Consejo de Gobierno de la Universidad de Zaragoza, sobre el reconocimiento de grupos de investigación. Según los Estatutos de la Universidad, ésta "podrá reconocer grupos de investigación a petición de los interesados, de acuerdo con los criterios elaborados por la Comisión de Investigación y aprobados por el Consejo de Gobierno". Bien, pues estos órganos se despacharon bien pronto su tarea veraniega, porque el Consejo de Gobierno aprobó por unanimidad "reconocer como grupos de investigación de la Universidad de Zaragoza a los grupos de investigación reconocidos por el Gobierno de Aragón en los que participen miembros de la comunidad universitaria" (Acuerdo de 6 de julio de 2006. BOUZ 08-06).
Entiéndase bien: sólo se reconoce a éstos, los reconocidos por el Gobierno de Aragón, y a ninguno más.
Aquí está la lista de grupos resultante.
Bien, o sea que la Universidad de Zaragoza, centro crucial de la investigación en Aragón, no tiene criterios propios para determinar grupos de investigación, y se remite a los del gobierno. Vale, esto puede tener su lógica, reconocer a los que reconoce el gobierno que la financia, pero... ¿no tener criterio propio suplementario? ¿No es excesiva supeditación de la investigación universitaria a los criterios gubernamentales? ¿No existe un pequeño espacio en el que los fines investigadores de la Universidad se desligan de los del gobierno? Aunque sólo sea por eso de la autonomía universitaria. Bueno, pues no. Pero claro, podríamos pensar que se está evitando trabajo inútil, repetición, papeleo. Si los criterios del gobierno son buenos, y universitarios, y por qué no habrían de serlo, no es preciso que la Universidad repita el trabajo. Buena sintonía, etc. OK.
Peeeroo.... Resulta que a mí los criterios del gobierno no me parecen buenos. Será por mi experiencia personal quizá. En 2003 recibí esta respuesta cuando, ateniéndome a una convocatoria del Gobierno de Aragón para el reconocimiento de grupos de investigación (esos que ahora hace suyos la Universidad), solicité con otros profesores, siendo yo el investigador principal, el reconocimiento de un grupo "emergente" según la clasificación que hacían. (Traducción: emergente quiere decir que se dan por enterados de que existes, pero no te dan ninguna ayuda financiera). Se nos negó el reconocimiento, o sea, la existencia a coste cero para el gobierno, por criterios que no pueden calificarse sino como cerriles, ignorantes... y casi como una parodia malintencionada del momento político que vivimos en España. Cito literalmente el texto de la respuesta a la solicitud:
"Mediante Orden de 8 de Octubre de 2002, del Departamento de Educación y Ciencia, se convocaron las ayudas [JE!] destinadas a Unidades Operativas de Investigación de la Comunidad Autónoma de Aragón. En desarrollo de la citada Orden, la Comisión de evaluación de expertos, reunida en Zaragoza durante los días 14 y 15 de noviembre, realizó el primer reconocimiento tentativo.
A la vista de los resultados de dicha evaluación, y de conformidad con lo establecido en las bases de la convocatoria, le comunico lo siguiente:
Primero.- Denegar la adscripción de su grupo a la tipología EMERGENTE. De acuerdo con las mencionadas bases, la presente convocatoria está dirigida a unidades grupos de investigación de la Comunidad Autónoma de Aragón. En su caso, dos de los miembros propuestos pertenecen a la UNED y la U. de Navarra, respectivamente, y no pueden ser considerados como investigadores del grupo. Debido a ello su grupo no puede ser reconocido como emergente al no alcanzar el mínimo de 4 miembros establecido. En su caso, dos de los miembros propuestos son estudiantes de últimos cursos que no pueden ser considerados como investigadores
lo que pongo en su conocimiento a los efectos de comunicación de la resolución de la citada convocatoria, teniendo un plazo de 7 días para, en us caso, efectuar las alegaciones que estime oportunas.
Atentamente,
El Director General de Enseñanza Superior,
Manuel López Pérez
([Sello:] Gobierno de Aragón, Departamento de Educación y Ciencia, 17 MAR. 2003, SALIDA nº 49597)"
He de reconocer que no presenté alegaciones (con lo cual igual hasta se presupone que estoy de acuerdo con la resolución). Acababan de suspenderme una manipulada oposición de cátedras y estaba hasta las cejas escribiendo recursos y alegaciones a "eso" (—escritos que quedaron todos sin respuesta por parte del rector Pétriz: silencio administrativo, que todo lo cura; buena solución a alegaciones, recursos, y denuncias).
El criterio, es, como digo, cerril y tribal. No se reconoce a un equipo de investigación como tal porque de los cinco investigadores dos son de centros de otras comunidades autónomas. Suponiendo que la UNED sea de otra comunidad, claro, detalle en el que sin duda no cayó el Director pero que tiene su chiste. En cuanto a lo de "estudiantes"... por supuesto los investigadores a que se alude eran licenciados y profesores de Universidad. No funcionarios, es cierto, y estaban a punto de leer la tesis doctoral, cosa que pronto hicieron con la máxima calificación—pero naturalmente tenían sus publicaciones y su línea de investigación, y por otra parte la convocatoria no decía nada de eso. Lo de "estudiantes de últimos cursos" es sencillamente una falsedad. Simplemente, quien hiciese este informe pasó a presuponer que sólo los Doctores tienen suficiencia investigadora, cosa que es falsa no sólo en términos reales sino también en el mundo especial de los términos administrativos.
Aquí hay una convocatoria más reciente en la que se aprecia la misma nebulosidad en cuanto al origen/adscripción territorial de los investigadores aceptables como tales: nos dice que "Son beneficiarios de esta convocatoria todos los investigadores que realicen su labor en los centros de investigación radicados en la Comunidad Autónoma de Aragón, adecuadamente agrupados".
O sea, que hay que agruparse con ARAGONESES. Un críterio político-autonómico-cerruzo donde los haya, un criterio de cachirulo a rosca y hago un corralillo. Comprensible, quizá, en el horizonte de unos políticos locales que tienen que venderse a sí mismos como aragoneses y promotores de lo aragonés por encima de todo lo demás. Pero esa idea de LOCALidad está reñida de entrada con la idea de UNIVERSidad. Y sin embargo la "Universidad" hace suyos estos criterios que supeditan a la política local la libertad política y administrativa necesaria para la investigación de calidad. De calidad real, no de calidad certificada por los políticos y sus chupatintas. Pero si los investigadores les dicen a los políticos y los chupatintas que les pongan ellos el criterio, porque los propios investigadores no lo tienen... apaga y vámonos.
Por otra parte, se viene dando a los grupos de investigación una importancia desmedida. Con esto me refiero a la investigación en lo que ahora se llama "Arte y Humanidades"; entiendo que los investigadores de otras áreas sí aceptan la lógica de la investigación en grupo. Y, por supuesto, se puede investigar en grupo en Arte y Humanidades, pero también se puede investigar individualmente, y de hecho es lo que se hace. En muchos casos, la investigación en estos "grupos" no es sino la suma de las líneas de investigación desarrolladas individualmente por sus miembros, y el grupo se constituye mayormente con vistas a facilitar administrativamente la adqusición de recursos y ayudas oficiales que no se ofrecerían a los miembros por separado. Creo que esto es bastante obvio y no resulta sorprendente para nadie que conozca la manera de trabajar en Arte y Humanidades. Una manera que sin embargo se va transformando (no siempre positivamente) bajo la presión de la lógica competitiva de los grupos.
El grupo no aporta sólo recursos. También aporta una dinámica de grupo, y ésta no siempre es totalmente beneficiosa. Sí tiene aspectos beneficiosos que no voy a negar ni tampoco entrar a discutir (la unión hace la fuerza, suplir deficiencias individuales, espíritu de colaboración, criterios objetivables, aprender de los demás, emulación, espíritu de equipo, etc etc.). En cuanto a las negativas, los grupos de investigación tienden a resucitar la vieja lógica de las cátedras feudales de antaño. No siempre se constituyen los grupos en un mundo angélico de lógica investigadora y coincidencia de objetivos. En su constitución entran elementos de personalidad y de conflictividad laboral; los grupos se constituyen así pues para potenciar la carrera de unas personas (las del grupo) por encima de otras (las que no pertencen al grupo). Un grupo se convierte en un departamento en un partido político, con las consabidas lealtades incondicionales, liderazgos sacrosantos, fotos en las que no sale el que se mueve, y en suma, renuncia o seria moderación de la independencia y espíritu crítico que tan de desear son en la investigación en humanidades. Y este aspecto pernicioso del funcionamiento del grupo se extiende, por supuesto, a todo el entorno que rodea al grupo, una vez se acepta que la única manera de hacer carrera y obtener reconocimiento, recursos, etc., es a través de un grupo (o sea, con la bendición y protección de un Jefe).
Encuentro cuestionables, pues, muchos aspectos de los grupos de investigación tal y como veo que funcionan de hecho (insisto y repito: estoy hablando de mi experiencia en las Humanidades). Pero más cuestionable encuentro aún que la propia institución universitaria contradiga sus propios principios al convertir en un fin o un requisito imprescindible lo que sólo es un medio: el trabajo en grupo.
Según los Estatutos de nuestra Universidad, "La Universidad desarrollará la investigación a través de su profesorado y de grupos de investigación reconocidos; ésta se llevará a cabo principalmente en departamentos e institutos universitarios de investigación" (Art. 118). OK, muy bien, también muy bien que se fomente la formación de grupos y redes en las que participen los investigadores (119.1). Se especifica que los grupos trabajan coordinados en líneas de investigación concretas y desarrollan una actividad investigadora de calidad contrastada, y también que los responsables (no todos los investigadores, señor López Pérez) habrán de tener el grado de Doctor. (Art. 119). Luego dicen los Estatutos eso de que establecerán criterios (jeje) para el reconocimiento de grupos (Art. 119.3), y a continuación lo que sigue:
"4. La adjudicación por la Universidad de recursos para investigación irá ligada al reconocimiento de los grupos, sin menoscabo a la libre investigación individual. La pertenencia a grupos no podrá ser requisito absoluto o excluyente de adjudicación de recursos para la investigación o de becas, salvo que se establezca en la correspondiente convocatoria nacional o internacional" (Art. 119.2)
Si leo bien, esto quiere decir que en las convocatorias propias de la Universidad de Zaragoza es ANTIESTATUTARIO el establecer como criterio excluyente la pertenencia a grupos de investigación. No es que esta Universidad destine mucho dinero a programas de investigación, pero eso sí, sus convocatorias propias vulneran sistemáticamente los estatutos en este punto, al ser la pertenencia a grupos requisito previo y no haber programas de apoyo a los proyectos de investigación individuales. Pero esto al parecer no llama la atención a nadie.
En mi departamento (Filología Inglesa y Alemana) la lógica de los grupos de investigación se ha extendido a la implantación de nuevas enseñanzas. Los grupos financiados se apoderan de las enseñanzas de postgrado y utilizan el criterio de pertenencia a un grupo para excluir a quienes no forman parte de él, pretendiendo convertir la pertenencia a un grupo en criterio determinante para que un profesor pueda ejercer docencia en segundo ciclo o dirigir tesis doctorales. Lo cual me parece no sólo antiestatutario, sino contrario a la lógica misma de la Universidad y el significado mismo de la titulación de Doctor. Con todos los equipos votando prietas las filas, naturalmente.
La pertenencia a un equipo con un proyecto financiado en curso viene considerándose meritoria en sí misma, independientemente de los resultados del proyecto (que están por venir); ahora quiere convertirse la integración en un equipo en requisito excluyente para la acreditación, algo que ofende a la sequentia temporum. ¿Quousque tandem? Ni se sabe. Hasta ahora, esta lógica ilógica no ha hecho sino ir a más. Cabe esperar, pues, que siga, y siga. Así pues, quien no tenga equipo, o Protector, o grupo de ayuda mutua, que se lo busque rápido. Y que sean todos de la tribu, "adecuadamente agrupados".
(Envío esta nota al Rincón de Opinión de la Universidad de Zaragoza).
—oOo—
martes, 27 de septiembre de 2016
La falacia modélica (y su origen) según Bergson
La falacia modélica (y su
origen) según Bergson
Comentábamos en un artículo anterior lo que dimos en llamar la falacia modélica—en el doble sentido de que es la falacia por excelencia entre las falacias, y también en el sentido de que se refiere al uso de los modelos. Era, decíamos, la falacia consistente en confundir el modelo que hacemos de algo, con aquél algo en sí mismo: confundir el modelo a escala con el objeto representado, el mapa con el territorio, pongamos, o (en un sentido más general) confundir el signo con el referente, o el significante con el significado. Nos tienta a ello quizá la arbitrariedad misma del lenguaje, en el que significante y significado, en el análisis saussureano, van tan estrechamente ligados que constituyen un signo por sus relaciones diferenciales con otros significantes, en el plano de la expresión, y con otros significados, en el plano del contenido. ¿Qué podría haber más natural, en un cierto sentido, que considerar que la palabra mesa tiene algo de mesa, o que entre la clase de las sillas se encuentran tanto las sillas de madera como las de metal, las de cuatro y las de cinco patas, las sillas tangibles y las dibujadas? Sólo cuando nos dan una de estas últimas para sentarnos decimos, hep, un momento. Y es cierto que para muchos otros fines, todo son sillas.
En el artículo sobre La falacia modélica, al que remito para entender lo que sigue, comentaba cómo en la ciencia tiende a confundirse el modelo que se construye de la realidad (modelo abstracto, matematizado, regularizado y generalizado) con la realidad misma que ese modelo modela. Tanto la modela, en la mente del científico, que puede quedar reducida a los aspectos recogidos en el modelo, y resultar que al final el científico estudia no tanto el fenómeno complejo, sino ciertos aspectos regularizados de su manifestación, que pueden ser útiles para resolver determinados problemas prácticos (que es a lo que va la ciencia) pero quizá no otros. No era yo quien se quejaba de las limitaciones de la física en este sentido, sino Lee Smolin, cosmólogo y físico, que ve en el proceder de la ciencia un método basado en la abstracción matematizada y la creación de modelos. Una cuestión relacionada con este tema de la falacia modélica es otra a la que nos hemos referido en el artículo "El realismo como idolatría." Es idolatría, en semiótica sacra, la confusión entre el símbolo y el objeto simbolizado, y establecíamos una analogía entre este pensamiento ingenuo, que cree que el icono del dios es el dios, y el pensamiento ingenuo que aplica nuestra cognición al mundo de modo espontáneo—creyendo que el mundo es tal como lo vemos "en sí", y no una representación construida por nuestro sistema sensorial y nuestros marcos culturales.
Bien, pues es en este contexto donde quería traer a colación un texto de Bergson, hacia el final de L'évolution créatrice (1907), que tiene unas analogías notables, y puede ser el locus classicus en el que se analice y denuncie la "falacia modélica" —aunque Bergson, claro, no emplea esta terminología.
Está Bergson comparando su visión de la evolución creadora, que prima el transcurrir del tiempo, la durée, y la experiencia intuitiva, frente a la abstracción del conocimiento, otra tendencia de la mente que llama el mecanismo cinematográfico del pensamiento, basado en la abstracción del tiempo, y en la generación de estados estáticos de la realidad —estados que nunca existen en la realidad, pero sí en ese mecanismo cinematográfico que utilizamos para enfrentarnos a ella, conocerla y dominarla. Obsérvese que el cinematógrafo era un invento reciente por entonces, y que Bergson no tardó en apropiárselo, un ejemplo perfecto de lo que ha sido una constante en la historia de las conceptualizaciones del cerebro y la cognición: en los años 60 el cerebro era una especie de televisor, como luego pasó a ser una especie de ordenador gelatinoso. Para Bergson la inteligencia humana era un cinematógrafo: una máquina de descomponer la realidad en situaciones o porciones estáticas (conceptos, ideas) que luego se engarzan en una secuencia que es de hecho una simulación de la mucho más compleja y continua secuencia efectiva del mundo de la experiencia. Esto lleva a la ciencia física o matematizada (o "endurecida" por otros procedimientos y métodos—ver "Kuhn y el calzador metodológico") a concebir la realidad como algo previamente dado en el modelo: es la negación misma de la atención al emergentismo y a la dimensión creadora de la evolución propugnados por Bergson. Hay aquí una cierta falacia retrospectiva incluida: el modelo que hemos creado (un fenómeno cognitivo tardío) se hipostatiza y se proyecta al origen de los fenómenos que han llevado a crearlo. La operación tiene algo de ilusionismo, pero no se negará que es convincente una vez hallamos en la realidad las formas generadoras que hemos proyectado previamente sobre ella, para interpretarla.
Esta tendencia a generar modelos abstractos e intemporales que Bergson encuentra (y denuncia) en la ciencia, en realidad viene de lejos—pues la ciencia moderna no hace sino desarrollar algunos aspectos del pensamiento clásico a la vez que reacciona contra otros. Es en los griegos donde encuentra Bergson la falacia original de la negación del tiempo y la primacía de la abstracción.Y no es en los primeros presocráticos, protoevolucionistas como Heráclito, Demócrito, o Anaximandro, donde se encuentra esta falacia originaria, sino en los grandes Padres Fundadores, Platón y Aristóteles—los que crearon escuela. Y en el precursor que puso en verso, bien claritas, las dos vías que podía seguir el conocimiento, ya divergentes desde el principio—Parménides. Recordemos que él prefería con mucho el camino que le llevaba a su esfera matemática transcendental, perfecto emblema de la geometría hipostasiada sin atributos ni cambio. (Como si las matemáticas no fuesen, también, emergentes y evolucionistas).
Citemos por extenso. La operación esencial del lenguaje, nos está diciendo Bergson, es la expresión de formas estables, estáticas y atemporales, abstraídas:
La diferencia entre la ciencia antigua y la ciencia moderna es notable, pero destaca sobre este parentesco de fondo. Para Bergson, la ciencia antigua privilegiaba un momento ideal de su objeto para definirlo y conocerlo. Es más escultural, podríamos decir—mientras que la ciencia moderna, más literalmente cinematográfica, estudia su objeto en todos o cualquiera de sus momentos (que siguen siendo momentos extraídos del tiempo): así ,"On pourrait dire que notre physique diffère surtout de celle des anciens para la décomposition indéfinie qu'elle père du temps" (330-31)—(piénsese en la ciencia de Newton o de Leibniz y en su descubrimiento independiente del cálculo infinitesimal, un instrumento muy conveniente para esta operación).
La filosofía evolucionista de Bergson profundiza y sintetiza otros evolucionismos decimonónicos, como el de Hegel y el de Spencer, y enfatiza como ellos el desarrollo de una realidad compleja que se va haciendo a sí misma, y generando fenómenos previamente inexistentes como la percepción, la consciencia, o la ciencia. (Por cierto, de Hegel no habla mucho, y con Spencer es francamente injusto, minimizando el elemento de emergentismo evolutivo que se halla en el pensamiento de Spencer, y despreciando la finura y novedad de sus percepciones, así como la potencia explicativa del conjunto de su sistema). Enfatiza Bergson la ausencia de moldes preexistentes en este proceso evolutivo, su naturaleza creadora (de la que por tanto está excluida cualquier divinidad trascendental que contenga un plan preestablecido y eterno en su mente—justo lo contrario de lo que entiende Bergson por creación). El mundo no está escrito, se va escribiendo a sí mismo de maneras novedosas, y dando lugar a fenómenos sin precedente, entre ellos la filosofía, que (por tanto) no es el regreso del pensamiento a sí mismo, como nos lleva a pensar a veces la lectura menos bergsoniana de Hegel, no es una nueva coincidencia con el principio de las cosas, sino una espiral evolutiva—"Elle est l'approfondissement du devenir en général, l'évolutionisme vrai, et par conséquent le vrai prolongement de la science—pourvu qu'on entende par ce dernier mot un ensemble de vérités constatées et démontrées, et non pas une certaine scolastique nouvelle" (369).
Me he sorprendido yo mismo al encontrarme tan bergsoniano este verano. Hace poco terminaba yo otro artículo sobre el emergentismo narrativo, "In Hindsight: Complexity, Contingency, and Narrative Mapping" (aquí un compendio del mismo), donde intento determinar el papel de la narración en una concepción evolutiva de la realidad. Ya antes había escrito este otro artículo sobre "Emergent Narrativity". El que acabo de escribir tardará en aparecer por la web, pues primero ha de publicarse en un volumen colectivo y eso lleva tiempo. Pero sí quiero traducir un parrafillo del final:
"El rasgo más importante del cosmos es que es de la manera en que es, con una facticidad resultante de la dependencia del camino evolutivo seguido. El modelo de Unger y Smolin ofrece así una fundamentación atractiva para una narratología cosmológica, y más en concreto para una teoría del anclaje narrativo—aunque (como sucede con otros enfoques cosmológicos) el modelo que proponen deje lugar a un tratamiento más atento de las cuestiones desde una perspectiva narratológica. Así y todo, la comprensión del tiempo aparece aquí como el mapa narrativo más abarcador y definitivo, un mapa cognitivo que captura no sólo la comprensión humana de las cosas, sino la misma textura de la realidad o del "Ser" por así llamarlo. El universo se despliega progresivamente en el tiempo y genera niveles de complejidad que carecen de precedente, en un proceso emergente que es creativo y no como una repetición de modelos preestablecidos, no como la proyección en el tiempo de un conjunto atemporal de modelos platónicos e ideas matemáticas." (Aparecerá en Narrative Complexity, en la Universidad de Nebraska).
Bergson, cuya oposición a Einstein se convirtió en un episodio emblemático del desencuentro entre ciencia y filosofía en el siglo XX, rechazaba en realidad la concepción einsteiniana del espacio-tiempo según la cual la naturaleza última del universo sería atemporal, un universo de Minkowski en el que el tiempo sería una mera dimensión topológica adicional en una realidad fundamentalmente atemporal. Frente a eso, afirma Bergson:
En la concepción cosmológica evolucionista de Roberto Mangabeira Unger y Lee Smolin (en The Singular Universe and the Reality of Time, 2015) se vuelve en cierto modo a esta primacía bergsoniana de la temporalidad y de la complejidad, y a una perspectiva decididamente emergentista sobre una realidad que está todavía por escribir—al igual que los modelos mentales con los que intentaremos capturarla. Unos modelos que en vista de su poder explicativo quizá volvamos a tomar, cometiendo una vez más la eterna falacia, por la realidad misma—pero con los que no nos conviene ni nos convendrá confundirla.
Comentábamos en un artículo anterior lo que dimos en llamar la falacia modélica—en el doble sentido de que es la falacia por excelencia entre las falacias, y también en el sentido de que se refiere al uso de los modelos. Era, decíamos, la falacia consistente en confundir el modelo que hacemos de algo, con aquél algo en sí mismo: confundir el modelo a escala con el objeto representado, el mapa con el territorio, pongamos, o (en un sentido más general) confundir el signo con el referente, o el significante con el significado. Nos tienta a ello quizá la arbitrariedad misma del lenguaje, en el que significante y significado, en el análisis saussureano, van tan estrechamente ligados que constituyen un signo por sus relaciones diferenciales con otros significantes, en el plano de la expresión, y con otros significados, en el plano del contenido. ¿Qué podría haber más natural, en un cierto sentido, que considerar que la palabra mesa tiene algo de mesa, o que entre la clase de las sillas se encuentran tanto las sillas de madera como las de metal, las de cuatro y las de cinco patas, las sillas tangibles y las dibujadas? Sólo cuando nos dan una de estas últimas para sentarnos decimos, hep, un momento. Y es cierto que para muchos otros fines, todo son sillas.
En el artículo sobre La falacia modélica, al que remito para entender lo que sigue, comentaba cómo en la ciencia tiende a confundirse el modelo que se construye de la realidad (modelo abstracto, matematizado, regularizado y generalizado) con la realidad misma que ese modelo modela. Tanto la modela, en la mente del científico, que puede quedar reducida a los aspectos recogidos en el modelo, y resultar que al final el científico estudia no tanto el fenómeno complejo, sino ciertos aspectos regularizados de su manifestación, que pueden ser útiles para resolver determinados problemas prácticos (que es a lo que va la ciencia) pero quizá no otros. No era yo quien se quejaba de las limitaciones de la física en este sentido, sino Lee Smolin, cosmólogo y físico, que ve en el proceder de la ciencia un método basado en la abstracción matematizada y la creación de modelos. Una cuestión relacionada con este tema de la falacia modélica es otra a la que nos hemos referido en el artículo "El realismo como idolatría." Es idolatría, en semiótica sacra, la confusión entre el símbolo y el objeto simbolizado, y establecíamos una analogía entre este pensamiento ingenuo, que cree que el icono del dios es el dios, y el pensamiento ingenuo que aplica nuestra cognición al mundo de modo espontáneo—creyendo que el mundo es tal como lo vemos "en sí", y no una representación construida por nuestro sistema sensorial y nuestros marcos culturales.
Bien, pues es en este contexto donde quería traer a colación un texto de Bergson, hacia el final de L'évolution créatrice (1907), que tiene unas analogías notables, y puede ser el locus classicus en el que se analice y denuncie la "falacia modélica" —aunque Bergson, claro, no emplea esta terminología.
Está Bergson comparando su visión de la evolución creadora, que prima el transcurrir del tiempo, la durée, y la experiencia intuitiva, frente a la abstracción del conocimiento, otra tendencia de la mente que llama el mecanismo cinematográfico del pensamiento, basado en la abstracción del tiempo, y en la generación de estados estáticos de la realidad —estados que nunca existen en la realidad, pero sí en ese mecanismo cinematográfico que utilizamos para enfrentarnos a ella, conocerla y dominarla. Obsérvese que el cinematógrafo era un invento reciente por entonces, y que Bergson no tardó en apropiárselo, un ejemplo perfecto de lo que ha sido una constante en la historia de las conceptualizaciones del cerebro y la cognición: en los años 60 el cerebro era una especie de televisor, como luego pasó a ser una especie de ordenador gelatinoso. Para Bergson la inteligencia humana era un cinematógrafo: una máquina de descomponer la realidad en situaciones o porciones estáticas (conceptos, ideas) que luego se engarzan en una secuencia que es de hecho una simulación de la mucho más compleja y continua secuencia efectiva del mundo de la experiencia. Esto lleva a la ciencia física o matematizada (o "endurecida" por otros procedimientos y métodos—ver "Kuhn y el calzador metodológico") a concebir la realidad como algo previamente dado en el modelo: es la negación misma de la atención al emergentismo y a la dimensión creadora de la evolución propugnados por Bergson. Hay aquí una cierta falacia retrospectiva incluida: el modelo que hemos creado (un fenómeno cognitivo tardío) se hipostatiza y se proyecta al origen de los fenómenos que han llevado a crearlo. La operación tiene algo de ilusionismo, pero no se negará que es convincente una vez hallamos en la realidad las formas generadoras que hemos proyectado previamente sobre ella, para interpretarla.
Esta tendencia a generar modelos abstractos e intemporales que Bergson encuentra (y denuncia) en la ciencia, en realidad viene de lejos—pues la ciencia moderna no hace sino desarrollar algunos aspectos del pensamiento clásico a la vez que reacciona contra otros. Es en los griegos donde encuentra Bergson la falacia original de la negación del tiempo y la primacía de la abstracción.Y no es en los primeros presocráticos, protoevolucionistas como Heráclito, Demócrito, o Anaximandro, donde se encuentra esta falacia originaria, sino en los grandes Padres Fundadores, Platón y Aristóteles—los que crearon escuela. Y en el precursor que puso en verso, bien claritas, las dos vías que podía seguir el conocimiento, ya divergentes desde el principio—Parménides. Recordemos que él prefería con mucho el camino que le llevaba a su esfera matemática transcendental, perfecto emblema de la geometría hipostasiada sin atributos ni cambio. (Como si las matemáticas no fuesen, también, emergentes y evolucionistas).
Citemos por extenso. La operación esencial del lenguaje, nos está diciendo Bergson, es la expresión de formas estables, estáticas y atemporales, abstraídas:
Les formes sont tout ce qu'il est capable d'exprimer. Il est réduit à sous-entendre ou il se borne à suggérer
une mobilité qui, justement parce qu'elle demeure inexprimée, est
censée rester la même dans tous les cas. Survient alors une philosophie
qui tient pour légitime la dissociation ainsi effectuée par la pensée
et le langage. Que fera-t-elle, sinon objectiver la distinction avec
plus de force, la pousser jusqu'à ses conséquences extrêmes, la réduire
en système? Elle composera donc le réel avec des Formes définies ou
éléments immuables, d'une part, et, d'autre part, un principe de
mobilité qui, étant la négation de la forme, échappera par hypothèse à
toute définition et sera l'indéterminé pur. Plus elle dirigera son
attention sur ces formes que la pensée délimite et que le langage
exprime, plus elle les verra s'élever au-dessus du sensible et se
subtiliser en purs concepts, capables d'entrer les uns dans les autres
et même de se ramasser enfin dans un concept unique, synthèse de toute
réalité, achèvement de toute perfection. Plus, au contraire, elle
descendra vers l'invisible source de la mobilité universelle, plus elle
la sentira fuir sous elle et en même temps se vider, s'abîmer dans ce
qu'elle appellera le pur néant. Finalement, elle aura d'un côté le
système des Idées logiquement coordonnées entre elles ou concentrées en
une seule, de l'autre un quasi-néant, le "non-être" platonicien ou la
"matière" aristotélicienne. Mais, après avoir taillé, il faut coudre.
Il s'agit maintenant, avec des Idées supra-sensibles et un non-être
infra-sensible, de reconstituer le monde sensible. On ne le pourra que
si l'on postule une espèce de nécessité métaphysique, en vertu de la
quelle la mise en présence de ce Tout et de ce Zéro équivaut
à la position de tous les degrés de réalité qui mesurent l'intervalle
entre les deux, de même qu'un nombre indivisé, dès qu'on l'envisage
comme une différence entre lui-même et zéro, se révèle comme une
certaine somme d'unités et fait apparaître du même coup tous les
nombres inférieurs. Voilà le postulat naturel. C'est aussi celui que
nous apercevons au fond de la pensée grecque. Il ne restera plus alors,
pour expliquer les caractères spécifiques de chacun de ces degrés de
réalité intermédiaires, qu'à mesurer la distance qui le sépare de la
réalité intégrale: chaque degré inférieur consiste en une diminution du
supérieur, et ce que nous y percevons de nouveauté sensible se
résoudrait, du point de vue de l'intelligible, en une nouvelle quantité
de négation qui s'y est surajoutée. La plus petite quantité possible de
négation, celle qu'ion trouve déja dans les formes les plus hautes de
la réalité sensible et par conséquent, a fortiori,
dans les formes inférieures, sera celle qu'exprimeront les attributs
les plus généraux de la réalité sensible, étendue et durée. Par des
dégradations croissantes, on obeindra des attributs de plus en plus
spéciaux. Ici la fantaisie du philosophe se donnera libre carrière, car
c'est par un décret arbitraire, ou du moins discutable, qu'on égalera
tel aspect du monde sensible à telle diminution d'être. On n'aboutira
pas nécessairement, comme l'a fait Aristote, à un monde constitué par
des sphères concentriques tournant sur elles-mêmes. Mais on sera
conduit à une comologie analogue, je veux dire à une construction dont
les pièces, pour être toutes différentes, n'en auront pas moins entre
elle les mêmes rapports. Et cette cosmologie sera toujours dominée par
le même principe. Le physique sera défini par le logique. Sous les
phénomènes changeants on nous montrera, par transparence, un système
clos de subordonnés et coordonnés les uns aux autres. La science,
entendue comme le système des concepts, sera plus réelle que la réalité
sensible. Elle sera antérieure au savoir humain, qui ne fait que
l'épeler lettre par lettre, antérieure aussi aux choses, qui s'essaient
maladroitement à l'imiter. Elle n'aurait qu'à se distraire un instant
d'elle-même pour sortir de son éternité et, par là, coïncider avec tout
ce savoir et avec toutes ces choses. Son immutabilité est donc bien la
cause de l'universel devenir.
Tel fut le point de vue de la philosophie antique sur le changement et sur la durée. Que la philosophie moderne ait eu, à maintes reprises, mais surtout à ses débuts la velléité d'en changer, cela ne nous paraît pas contestable. Mais un irrésistible attrait ramène l'intelligence à son mouvement naturel, et la métaphysique des modernes aux conclusions générales de la métaphysique grecque. C'est ce dernier point que nous allos essayer de mettre en lumière, afin de montrer par quels fils invisibles notre philosophie mécanistique se rattache à l'antique philsophie des Idées, et comment aussi elle répond aux exigences, avant tout pratiques, de notre intelligence. [La filosofía misma sería así para Bergson una modalidad de "pensamiento salvaje", por asi decirlo, que no se reconoce a sí mismo como tal, pero que lejos de someter la realidad a crítica sistemática, modela el mundo desarrollando algunos prejuicios bien establecidos.]
La science moderne, comme la science antique, procède selon la méthode cinématographique. Elle ne peut faire autrement: toute science est assujettie à cette loi. Il est de l'essence de la science, en efet, de manipuler des signes qu'elle substitue aux objets eux-mêmes [La "idolatría semiótica" que antes comentábamos]. Ces signes différent sans doute de ceux du langage par leur précision plus grande et leur efficacité plus haute; ils n'en sont pas moins astreints à la condition générale du signe, qui este de noter sous une forme arrêtée un aspect fixe de la réalité. Pour penser le mouvement, il faut un effort sans cesse renouvelé de l'esprit. Les signes sont faits pour nous dispenser de cet effort en substituant à la continuité mouvante des choses une recomposition artificielle qui lui équivaille dans la pratique et qui ait l'avantage de se manipuler sans peine. [Y así caemos en la falacia modélica, llegando a confundir el modelo construido y simplificado con la realidad a la que representa.] Mais laissons de côté les procédés et ne considérons que le résultat. Quel est l'objet essentiel de la science? C'est d'accroître notre influence sur les choses. La science peut être spéculative dans sa forme, désintéressée dans ses fins immédiates: en d'autres termes, nous pouvons lui faire crédit aussi longtemps qu'elle voudra. Mais l'échéance a beau être reculée, il faut que nous soyons finalement payés de notre peine. C'est donc toujours, en somme, l'utilité pratique que la science visera. Même quand elle se lance dans la théorie, la sicence est tenue d'adapter sa démarche pa la configuration générale de la pratique. Si haut qu'elle s'élève, elle doit être prête à retomber dans le champ de l'action, et à s'y retrouver tout de suite sur ses pieds. Ce ne lui serait pas possible, si son rythme différait absolument de celuis de l'action elle-même. Or l'action, avons-nous dit, procède par bonds. Agir, c'est se réadapter. Savoir, c'est-à-dire prévoir pour agir, sera donc aller d'une situation à une situation, d'un arrangement à un réarrangement. La science pourra considérer des réarrangements de plus en plus rapprochés les uns des autres; elle fera croître ainsi le nombre des moments qu'elle isolera, mais toujours elle isolera des moments. Quant à ce qui se passe dans l'intervalle, la science ne s'en préoccupe pas plues que ne font l'intelligence commune, les sens et le langage: elle ne porte pas sur l'intervalle, mais sur les extrémités. La méthode cinématographique s'impose donce à notre science, comme elle s'imposait déjà à celle des anciens. (326-29)
Tel fut le point de vue de la philosophie antique sur le changement et sur la durée. Que la philosophie moderne ait eu, à maintes reprises, mais surtout à ses débuts la velléité d'en changer, cela ne nous paraît pas contestable. Mais un irrésistible attrait ramène l'intelligence à son mouvement naturel, et la métaphysique des modernes aux conclusions générales de la métaphysique grecque. C'est ce dernier point que nous allos essayer de mettre en lumière, afin de montrer par quels fils invisibles notre philosophie mécanistique se rattache à l'antique philsophie des Idées, et comment aussi elle répond aux exigences, avant tout pratiques, de notre intelligence. [La filosofía misma sería así para Bergson una modalidad de "pensamiento salvaje", por asi decirlo, que no se reconoce a sí mismo como tal, pero que lejos de someter la realidad a crítica sistemática, modela el mundo desarrollando algunos prejuicios bien establecidos.]
La science moderne, comme la science antique, procède selon la méthode cinématographique. Elle ne peut faire autrement: toute science est assujettie à cette loi. Il est de l'essence de la science, en efet, de manipuler des signes qu'elle substitue aux objets eux-mêmes [La "idolatría semiótica" que antes comentábamos]. Ces signes différent sans doute de ceux du langage par leur précision plus grande et leur efficacité plus haute; ils n'en sont pas moins astreints à la condition générale du signe, qui este de noter sous une forme arrêtée un aspect fixe de la réalité. Pour penser le mouvement, il faut un effort sans cesse renouvelé de l'esprit. Les signes sont faits pour nous dispenser de cet effort en substituant à la continuité mouvante des choses une recomposition artificielle qui lui équivaille dans la pratique et qui ait l'avantage de se manipuler sans peine. [Y así caemos en la falacia modélica, llegando a confundir el modelo construido y simplificado con la realidad a la que representa.] Mais laissons de côté les procédés et ne considérons que le résultat. Quel est l'objet essentiel de la science? C'est d'accroître notre influence sur les choses. La science peut être spéculative dans sa forme, désintéressée dans ses fins immédiates: en d'autres termes, nous pouvons lui faire crédit aussi longtemps qu'elle voudra. Mais l'échéance a beau être reculée, il faut que nous soyons finalement payés de notre peine. C'est donc toujours, en somme, l'utilité pratique que la science visera. Même quand elle se lance dans la théorie, la sicence est tenue d'adapter sa démarche pa la configuration générale de la pratique. Si haut qu'elle s'élève, elle doit être prête à retomber dans le champ de l'action, et à s'y retrouver tout de suite sur ses pieds. Ce ne lui serait pas possible, si son rythme différait absolument de celuis de l'action elle-même. Or l'action, avons-nous dit, procède par bonds. Agir, c'est se réadapter. Savoir, c'est-à-dire prévoir pour agir, sera donc aller d'une situation à une situation, d'un arrangement à un réarrangement. La science pourra considérer des réarrangements de plus en plus rapprochés les uns des autres; elle fera croître ainsi le nombre des moments qu'elle isolera, mais toujours elle isolera des moments. Quant à ce qui se passe dans l'intervalle, la science ne s'en préoccupe pas plues que ne font l'intelligence commune, les sens et le langage: elle ne porte pas sur l'intervalle, mais sur les extrémités. La méthode cinématographique s'impose donce à notre science, comme elle s'imposait déjà à celle des anciens. (326-29)
La diferencia entre la ciencia antigua y la ciencia moderna es notable, pero destaca sobre este parentesco de fondo. Para Bergson, la ciencia antigua privilegiaba un momento ideal de su objeto para definirlo y conocerlo. Es más escultural, podríamos decir—mientras que la ciencia moderna, más literalmente cinematográfica, estudia su objeto en todos o cualquiera de sus momentos (que siguen siendo momentos extraídos del tiempo): así ,"On pourrait dire que notre physique diffère surtout de celle des anciens para la décomposition indéfinie qu'elle père du temps" (330-31)—(piénsese en la ciencia de Newton o de Leibniz y en su descubrimiento independiente del cálculo infinitesimal, un instrumento muy conveniente para esta operación).
La filosofía evolucionista de Bergson profundiza y sintetiza otros evolucionismos decimonónicos, como el de Hegel y el de Spencer, y enfatiza como ellos el desarrollo de una realidad compleja que se va haciendo a sí misma, y generando fenómenos previamente inexistentes como la percepción, la consciencia, o la ciencia. (Por cierto, de Hegel no habla mucho, y con Spencer es francamente injusto, minimizando el elemento de emergentismo evolutivo que se halla en el pensamiento de Spencer, y despreciando la finura y novedad de sus percepciones, así como la potencia explicativa del conjunto de su sistema). Enfatiza Bergson la ausencia de moldes preexistentes en este proceso evolutivo, su naturaleza creadora (de la que por tanto está excluida cualquier divinidad trascendental que contenga un plan preestablecido y eterno en su mente—justo lo contrario de lo que entiende Bergson por creación). El mundo no está escrito, se va escribiendo a sí mismo de maneras novedosas, y dando lugar a fenómenos sin precedente, entre ellos la filosofía, que (por tanto) no es el regreso del pensamiento a sí mismo, como nos lleva a pensar a veces la lectura menos bergsoniana de Hegel, no es una nueva coincidencia con el principio de las cosas, sino una espiral evolutiva—"Elle est l'approfondissement du devenir en général, l'évolutionisme vrai, et par conséquent le vrai prolongement de la science—pourvu qu'on entende par ce dernier mot un ensemble de vérités constatées et démontrées, et non pas une certaine scolastique nouvelle" (369).
Me he sorprendido yo mismo al encontrarme tan bergsoniano este verano. Hace poco terminaba yo otro artículo sobre el emergentismo narrativo, "In Hindsight: Complexity, Contingency, and Narrative Mapping" (aquí un compendio del mismo), donde intento determinar el papel de la narración en una concepción evolutiva de la realidad. Ya antes había escrito este otro artículo sobre "Emergent Narrativity". El que acabo de escribir tardará en aparecer por la web, pues primero ha de publicarse en un volumen colectivo y eso lleva tiempo. Pero sí quiero traducir un parrafillo del final:
"El rasgo más importante del cosmos es que es de la manera en que es, con una facticidad resultante de la dependencia del camino evolutivo seguido. El modelo de Unger y Smolin ofrece así una fundamentación atractiva para una narratología cosmológica, y más en concreto para una teoría del anclaje narrativo—aunque (como sucede con otros enfoques cosmológicos) el modelo que proponen deje lugar a un tratamiento más atento de las cuestiones desde una perspectiva narratológica. Así y todo, la comprensión del tiempo aparece aquí como el mapa narrativo más abarcador y definitivo, un mapa cognitivo que captura no sólo la comprensión humana de las cosas, sino la misma textura de la realidad o del "Ser" por así llamarlo. El universo se despliega progresivamente en el tiempo y genera niveles de complejidad que carecen de precedente, en un proceso emergente que es creativo y no como una repetición de modelos preestablecidos, no como la proyección en el tiempo de un conjunto atemporal de modelos platónicos e ideas matemáticas." (Aparecerá en Narrative Complexity, en la Universidad de Nebraska).
Bergson, cuya oposición a Einstein se convirtió en un episodio emblemático del desencuentro entre ciencia y filosofía en el siglo XX, rechazaba en realidad la concepción einsteiniana del espacio-tiempo según la cual la naturaleza última del universo sería atemporal, un universo de Minkowski en el que el tiempo sería una mera dimensión topológica adicional en una realidad fundamentalmente atemporal. Frente a eso, afirma Bergson:
L'univers dure. Plus nous
approfondirons la nature du temps, plus nous comprendrons que durée
signifie invention, création de formes, élaboration continue de
l'absolument nouveau. (L'Évolution créatrice, 11)
En la concepción cosmológica evolucionista de Roberto Mangabeira Unger y Lee Smolin (en The Singular Universe and the Reality of Time, 2015) se vuelve en cierto modo a esta primacía bergsoniana de la temporalidad y de la complejidad, y a una perspectiva decididamente emergentista sobre una realidad que está todavía por escribir—al igual que los modelos mentales con los que intentaremos capturarla. Unos modelos que en vista de su poder explicativo quizá volvamos a tomar, cometiendo una vez más la eterna falacia, por la realidad misma—pero con los que no nos conviene ni nos convendrá confundirla.
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El PSOE, corral de pollos sin cabeza - Y NarCo-lombia
Libertad Digital.
"Editorial: PSOE: Mito y realidad." Libertad Digital 29 Sept. 2016.*
2016
Jiménez Losantos, Federico. "Nace Narcolombia, capital
Tarifa." Libertad Digital 25
Sept. 2016.*
2016
lunes, 26 de septiembre de 2016
Retropost #1156 (27 de septiembre de 2006): Me enlazan en Oxford (¿o en Manchester?)
Me enlazan en Oxford (¿o Manchester?)
Publicado en Me enlazan. com. José Ángel García Landa
Bueno, la bibliografía ya tenía algún enlace de la Universidad de Oxford, pero me he encontrado un nuevo y flamante en Intute: The Best Web Resources for Education and Research. Es un portal educativo que han lanzado (en su sección de humanidades) la Universidad de Oxford junto con las de Manchester y Manchester Metropolitan, el Arts and Humanities Research Council, el Joint Information Systems Committee y otros. Pues zenkiu por el enlace. Bueno, hasta le ponen una reseñita diciendo que es "a valuable and comprehensive online resource for literary students".
Hoy he terminado mi primera semana de clase sobre Shakespeare, que es lo que voy a hacer este primer cuatrimestre. Y hemos tenido la reunión de postgrado. El asunto de la desdoctoración de los doctores que se trataba en la reunión de hoy se postpone para el lunes, a un consejo de departamento extraordinario. Entretanto ha salido el plan de la Ministra para la organización de las enseñanzas universitarias en España, y ahí dice que las universidades determinarán cuáles de sus doctores están acreditados para dirigir tesis... algo que puede que choque con la desdoctoración que se había planificado.
Y, como colofón a la reunión, he hecho un voto particular en contra de la presencia en un tribunal de tesis doctoral de un catedrático (el Dr. González Groba), cosa que al parecer ha resultado chocante. El doctor en cuestión estuvo en mi tribunal de cátedras en 2003, y allí tuvo a bien hacer dos cosas que a mi juicio lo descalifican para actuar en comisiones evaluadoras, sobre todo si se hacen a la vez: (1) declararse a sí mismo incompetente, por ignorancia confesa, para emitir juicios sobre la materia que estaba evaluando, y (2) sin embargo no tuvo empacho en valorar mi expediente investigador en un 1'8 sobre 10. Claro que puede entenderse que (2) era la demostración práctica de (1). Sea como sea, ¿no se esperará que, encima, vaya a contar con mi voto su nombramiento para ningún tribunal más en esta universidad? Bastante es que lo inviten y lo voten quienes aprueban (o prefieren pasar por alto) esa actuación de un tribunal que se cubrió de gloria... de esa.
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The 'Pearl' Poet
From A Literary History of England (ed. A. C. Baugh), ch. XIV, "The Alliterative Revival", by Kemp Malone and A. C. Baugh.
In the last few chapters—on the romance, the religious omnibus, the lyric, and the writings of the mystics—we have become increasingly aware of the intense literary activity that marks the whole fourteenth century, and activity that reaches its culmination for most readers today in the great narrative poetry of Chaucer. It is an activity that extends from one end of England to the other, an activity in which London and the court participate to no overwhelming extent but rather share along with many other sections of the country. The widespread distribution of the ferment that was at work is indicated perhaps nowhere more plainly than in the emergence about 1350 of the Old English alliterative tradition after it had lain hidden for nearly two hundred years.
Alliterative verse
Roughly between the years 1350 and 1400 there appeared a score of poems, ranging from a few hundred lines to several thousand, in a metre which had clearly evolved in an unbroken development from the old four-beat alliterative measure of Beowulf and Cynewulf. It is not an antiquarian revival, but the reappearance of a metrical pattern which has undergone considerable change. The line has become in most cases the unit of thought, and the alliteration is therefore not so much structural as decorative. With some poets hunting the letter becomes a passion, and the alliteration falls on three syllables in a half-line or is carried through several consecutive lines. Verse of this sort was obviously associated in Chaucer's mind with the north, as is indicated by the well-known words of the Parson:
But trusteth well, I am a Southern man,
I can not geste—rum, ram, ruf—by lettre.
And most of the poems in the alliterative revival belong to the north and to the northwest Midlands. While one of the most important—Piers Plowman—has its origin in the west Midlands, we may think of the alliterative revival as occurring in the north and more particularly the northwest of England.
Three of the earliest poems in the revival, Alexander A, Alexander B, and William of Palerne, have already been discussed in the chapters on the romance. There we have likewise treated other later romances in alliterative verse, such as The Wars of Alexander, The Destruction of Troy, the Morte Arthure, and the religious romance The Destruction of Jerusalem. It is not practicable to include them again here, where as part of the alliterative movement they would be fully entitled to a place. (NOTE 1) We shall have to be content with this brief reference, and confine ourselves in this and the following chapter to the other classes of alliterative poetry. In the present chapter we shall treat the works of the Pearl poet and one or two poems in some ways related to his. In the chapter which follows we shall consider a group of poems concerned with social and ethical questions, of which the most important is the great social document Piers Plowman.
NOTE 1: See above, pp. 182 ff. On the later alliterative movement in Scotland see Sir William Craigie, "The Scottish Alliterative Poems," Proc. Brit. Acad. xxviii (1942): 217-236.
The Pearl Poet
Of the many unique manuscripts gathered together in the seventeenth century by the famous antiquary Sir Robert Cotton, among which are the Beowulf codex, the two texts of Layamon's Brut, the Ludus Coventriae and others less famous, one is a modest quarto volume known as Nero A. X. (NOTE 2). The contents consist of four alliterative poems in a hand of the end of the fourteenth century. Acoompanying the text are twelve illustrations of quite crude workmanship depicing episodes in some of the poems. None of the texts is accompanied by any title, but they have been named, in the order of their occurrence in the manuscript, the Pearl, Purity (or Cleanness), Patience, and Sir Gawain and the Green Knight.
NOTE 2. It is reproduced in facsimile in EETS, 162 [Early English Text Society series].
The Pearl (NOTE 3) is not only first in the manuscript but shares with the Gawain the first place in the interest of modern readers. In a hundred stanzas of twelve lines each (NOTE 4), ingeniously linked in groups of five by repetition and a refrain, the poet tells how a lovely pearl, smooth and white, slipped from his hands into the grass and was lost in the ground. In his grief he often visits the spot which covers his pearl, and one August day, lulled by the fragance of herbs and flowers, he falls asleep on the little mound. There as he slumbers he dreams that he is in another world, a world of crystal cliffs, bright woods, and strands pebbled with precious stones. Such sights make him forget his grief, and he wanders about in sheer delight. Finally he comes upon a stream, clear and sparkling, beyond which he thinks must be Paradise. It is backed by a crystal cliff, at the foot of which sits a child—
A gracious maiden full debonaire;
Glistening white was her robe:
I knew her well; I had seen her before.
NOTE 3. Edited by Richard Morris (2ed, 1869; EETS, I). Sir Israel Gollancz (1891; 1921) and Charles C. Osgood (1906; Belles-Lettres Ser.). A translation is included in Gollancz's edition, and there are modern renderings by G. G. Coulton (1907), Osgood (1907), Sophe Jewett (1908), and Stanley P. Chase (1932).
NOTE 4. The rime scheme is abababab bcbc. There are 101 stanzas, but one is considered spurious or was canceled by the author.
The longer he looks at her the better he knows her. He has an impulse to call her, but seeing her in so strange a place deters him. She is spotless, and her dress is trimmed profusely with pearls. She wears a crown, from beneath which her hair falls loosely on her shoulders. No tongue could fittingly describe the sight:
So clean was it and clear and pure,
That precious pearl where it was set.
Thus arrayed she comes down to the brink. She was nearer to me, he says, than aunt or niece. Finally she speaks to him and he then addresses her:
O Pearl, quoth I, in pearls bedight,Grown in stature and in wisdom, she reveals to him her life as spouse of the Heavenly Bridegroom. The dreamer's pearl was not lost when it was put in a coffer so comely as is this gracious garden. Along with thousands of others she shares a most happy lot. When the poet objects that she did nothing to deserve so great a reward, since she "lived not two years in our land" and knew neither her Paternoster nor Creed, she enters upon an elaborate discourse on the part played by merit and grace in salvation and the equality of the saved before God (NOTE 5), illustrating her views at length by biblical parables. The poet is finally granted a view of her abode—the New Jerusalem—vividly adapted from the Apocalypse. His effort in trying to cross the stream and reach the heavenly city wakens him from his dream, and he rises from the mound on which he had slumbered, filled with a new spiritual strength.
Art thou my pearl that I have 'plain'd,
Regretted when all alone at night?
Much longing for thee have I restrained
Since into the grass thou didst from me glide.
NOTE 5. The orthodoxy of the poet's views was questioned by Carleton F. Brown, "The Author of The Pearl Considered in the Light of His Theological Opinions," PMLA, XIX (1904), 115-53, and defended by James Sledd, MLN, LV (1940), 381. While his attitude toward grace has been shown to be good doctrine, equality of reward appears to be stressed beyond medieval orthodoxy.
The Allegory
This beautiful and seemingly transparent allegory has been interpreted in various ways and has led to considerable controversy. The traditional view sees in the poem an elegy in which the poet grieves for the death of a two-year-old daughter and is consoled by her in a vision of a common medieval type. This view was challenged by Schofield in 1904, who denied the autobiographical interpretation and suggested that the poet was merely upholding the virtue of purity under the symbolism of a pearl, with appropriate personification (NOTE 6). While his view has not found much favor (NOTE 7) his example has led others to attempt new explanations and various modifications of the original interpretation. The Pearl has been taken as symbolizing the Eucharist (NOTE 8) and more recently as recording a state of "spiritual dryness" experienced by the poet and not unknown to religious and to mystics (NOTE 9). Still others have sought to reconcile the elegiacal and symbolical interpretations (NOTE 10). There is symbolism, to be sure, in incidental ways in the poem, and the problems of divine grace and the equality of heavenly rewards constitute the major theme for discussion, but there are too many features which are meaningless on any other assumption than that the poet mourns the loss of a real child (NOTE 11). The poem treats certain aspects of salvation in the framework of a personal elegy, employing the medieval conventions of vision and debate.
NOTE 6. W. H. Schofield, "The Nature and Fabric of The Pearl," PMLA, xix (1904). 154-215; "Symbolism, Allegory, and Autobiography in The Pearl," PMLA, xxiv (1909). 585-675.
NOTE 7. Schofield's interpretation was opposed by Coulton in MLR, ii (1907). 39-43.
NOTE 8. R. M. Garrett, The Pearl—An Interpretation (Seattle, 1918; Univ. of Wash. Pub. in English, (Vol. iv., No. 1).
NOTE 9. Sister M. Madeleva, Pearl: A Study in Spiritual Dryness (1925).
NOTE 10. Jefferson B. Fletcher, "The Allegory of the Pearl," JEGP, xx (1921). 1-21., and René Wellek, "The Pearl: An Interpretation of the Middle-English Poem," Studies in English (Charles Univ., Prague), iv (1933). 1-33. Both these papers stress the complex character of the symbolism.
NOTE 11. For an attempt to identify the child, see Oscar Cargill and Margaret Schlauch, "The Pearl and Its Jeweler," PMLA, xliii (1928), 105-123.
A personal elegy
Viewed as a personal elegy the Pearl is a poem of deep feeling, the poet's grief yielding gradually to resignation and spiritual reconciliation. In its sensuous beauty, its artistic restraint, its skilful manipulation of a complex and difficult metrical pattern, and its imaginatively beautiful descriptions of the garden, the pearl-maiden, and the New Jerusalem, it is in its best parts unsurpassed by anything in Middle English poetry.
Purity
In two respects Purity (NOTE 12), the second poem in the manuscript, resembles the Pearl—in its preoccupation with an ethical question and in its predilection for extended paraphrases of biblical incident. For here we have a discourse on purity, showing how impossible it is for one who is unclean to approach God's pure presence, and enforcing the point by the parable of the man without a wedding garment. This and other episodes such as the fall of Lucifer and the Expulsion from Paradise are merely preliminary, however, to the main purpose, which is to tell the stories of the Flood, the Destruction of Sodom and Gomorrah, and the profanation of the holy vessels in Belshazzar's Feast. The homiletic purpose is plain, and at the end the poet not only reminds us that "upon thrynne wyses" he has showed the sorrow that uncleanness causes our Lord but he closes with a prayer for grace. The stories are vividly told, but the poem suffers by comparison with the Pearl through the lack of any framework or artistic motivation.
NOTE 12. Edited by Richard Morris (2ed., 1869; EETS, i)., Robert J. Menner (1920; Yale Stud. in English, 61), and Sir Israel Gollancz (1921).
Patience
This is also true of its companion piece, Patience (NOTE 13), which devotes all but the first sixty of its 531 lines to the story of Jonah and the whale. But concentration upon a single subjet gives greater unity to the piece, and the poet has allowed his imagination freer rein in embellishing his theme. He shows us the activity in getting under sail, describes vividly the storm at sea, pictures with realistic detail the slimy insides of the whale, and reports dramatically Jonah's conversations with God. God's rebuke of Jonah for his impatience leads the poet to his closing reflection. He who is too hasty in tearing his clothes will often sit sewing them up. Even poverty must be borne with patience, which "is a noble point, though it displease oft." In both Purity and Patience the poet's principal indebtedness is to the Bible, and the Pearl not only draws its parables from the same source but derives its description of the New Jerusalem from the Apocalypse. Other sources in Tertullian, an eclogue of Boccaccio, and even the Book of the Knight of La Tour Landry have been suggested but with the possible exception of Boccaccio's eclogue, must be described as very doubtful. The poet refers once to Jean de Meun and his part of the Roman de la Rose, and he has drawn scattered details in Purity from Mandeville's Travels in their French form. But while the author of these poems was apparently well read, we have not been very successful in tracking down the sources of his inspiration outside of the Scriptures.
NOTE 13. Edited by Richard Morris (as above), Hartley Bateson (Manchester, 191; 2ed., 1918), and Israel Gollancz (1913).
Sir Gawain and the Green Knight
There seems to be no reason to doubt that the three poems the Pearl, Purity, and Patience are the work of one man. The fourth poem in the transcript is of such a different kind that if it were not found in association with the others we might well hesitate to attribute it to the same authorship, in spite of obvious stylistic resemblances (NOTE 14). Sir Gawain and the Green Knight (NOTE 15) is a courtly romance, the finest Arthurian romance in English. Though it exemplifies the knightly virtues of courage and truth, it is in no sense a story told to enforce a moral. It is quite in the spirit of French romance, told for its own sake.
NOTE 14. Apart from the stylistic features common to all four poems, there are noteworthy parallels between Sir Gawain and the Green Knight and Purity. It should be remembered, however, that the romance also shows many striking parallels in phrases and lines with the Wars of Alexander.
NOTE 15. There are older editions by Sir Frederic Madden for the Bannatyne Club (1839) and Richard Morris (1864; EETS, 4); revised by I. Gollancz (1897 and 1912), but the romance is best studied in the edition of J. R. R. Tolkien and E. V. Gordon (1925) or the new edition of Sir Israel Gollancz with introductory essays by Mabel Day and Mary S. Serjeantson (1940; EETS, 210). Modern renderings by Jessie L. Weston (1898), often reprinted, T. H. Banks (1929), G. H. Gerould (1934), etc. are available separately or in anthologies.
Subject Matter and Treatment
The plot itself is so well known as to need no retelling. The main adventure is the challenge, which Gawain accepts of an exchange of blows with the Green Knight, in which he beheads the challenger but must submit to the same hazard a year later. With this is combined the adventure at Bertilak's castle, in which Gawain is tempted on three successive mornings by his host's wife and in which his only fault is concealing the magic girdle which she gives him. Both of these stories are found separately either in Celtic or in Old French romances (NOTE 16). They are first found combined in the English poem (NOTE 17), and whether we owe the combination to the English poet or to his source we must grant that it was a happy inspiration which tied the three temptations to the three blows offered Gawain at the Green Chapel and made the wound received from the third blow the result of his concealing the girdle. Accepting the supernatural as a prerogative of medieval story, we have a skilfully contrived plot (NOTE 18), a feature always worthy of remark in medieval romance. But it is only one, and that perhaps the least, of the qualities which give this remarkable poem its high place among English romances. From the beginning almost to the end it proceeds by a succession of scenes and situations full of color and movement and vivid detail. We begin with the New Year's feast, the guests exchanging greetings and gifts, the maidens laughing and making mirth till it is time to eat, then washing and seating themselves at tables. Just as the music ceases and the first course has been served the Gren Knight enters. He is fully described—stature, appearance, dress, armor, horse, trappings—as he rides straight up to the daïs. And so it goes from episode to episode like a succession of tapestries or medieval illuminations. The descriptions of the seasons as they mark the passing of the year and bring Gawain to the time when he must set out to keep his pledge are no mere literary exercises, and the hunting scenes have all the excitement and lifelikeness of first-hand experience or observation. Striking, too, is the poet's mastery of dialogue, always easy and natural, but particularly skilful in the extended conversations between Gawain and the lady of the castle, as she seeks an opening and he adroitly evades and parries each thrust. Finally, one should remark the dexterous way in which the poet keeps the various actions moving forward simultaneously, passing from the dalliance of the lady to the husband's adventures in the chase and back again to the bed chamber until all parties are brought together naturally at the end of the day. But there is no end of things to exclaim over and we can only hint at the enjoyment to be had from reading and rereading this fine romance (NOTE 19).
NOTE 16. The fullest study of the sources of the romance is George L. Kittredge, A Study of Gawain and the Green Knight (Cambridge, Mass., 1916). The challenge or beheading game is found in an episode inown as The Champion's Bargain which closes the Irish romance (at least as old as the eleventh century) of Fled Bricrend, or Bricriu's Feast. From there it passed into French where it was embodied independently into four separate romances (the Livre de Caradoc, incorporated in the first continuation of Chrétien's Perceval, the short thirteenth-century romance La Mule sanz Frain, the prose Grail romance known as the Perlesvaus in which the adventure is attributed to Lancelot, and another thirteenth-century romance entitled Gawain et Humbaut in which the ending has been completely changed). Parallels to the temptation motif are not so close, but in one form or another it is found in the Old French Ider, in the late English Carl of Carlisle, and elsewhere.
NOTE 17. There are many theories accounting for this combination. Kittredge believed that Sir Gawain and the Green Knight was based on a lost French romance in which the adventures were combined. J. R. Hulbert, "Syr Gawayn and the Grene Knygt," MP, XIII (1915-16). 433-462, 689-730, believes they were originally joined in a Fairy Mistress story as the conditions which the hero must fulfill. Else von Schaubert, "Der englische Ursprung von Syr Gawayn and the Grene Knygt," ESt, LVII (1923). 330-446, maintains that they were first combined by the English poet. This is also the view of Miss Day in the essay noted above. O. Löhmann, Die Sage von Gawain und dem grünen Ritter (Königsberg, 1938), likewise believes in the English origin of the romance, but argues that a Fairy Mistress story has been changed into a test of the hero.
NOTE 18. The idea that Sir Gawain and the Green Knight is connected in some way with the Order of the Garter is most fully advocated in Isaac Jackson, "Sir Gawain and the Green Knight considered as a 'Garter' Poem," Anglia, XXXVII (1913). 393-423, and opposed by J. R. Hulbert in the article already referred to (MP. XIII, especially pp. 710 ff.).
NOTE 19. In the absence of any objective evidence for determining the order of composition it has seemed best to treat the poems in the order in which they occur in the manuscript. Patience and Purity probably belong together, and since Purity has a number of parallels with the Gawain, it probably stands closer to the latter. On artistic grounds the Pearl and Gawain should follow the homiletic pieces, though this is not a safe criterion for pieces unlike in kind. One could argue for an order which would put the Gawain first, followed by the Pearl, the bereavement in which led the poet to the moral concerns of Purity and Patience. Such an order would have the advantage of putting Patience after Purity, to which it is superior in structure and unity.
The Author
All that we know about the author of these four poems is what can be cautiously inferred from his work, and all attempts to identify him with Huchown, Strode, or any other individual have failed. The dialect of the manuscript, which there is no reason to think differs essentially from that of the author, would indicate that he belonged to the northwest Midlands, probably south Lancashire, and this general locality is supported by the landscape and local allusions in the poems. He need not have been a priest in spite of his preoccupation with theological and moral questions, though a position as chaplain in some nobleman's household would make such an interest natural and account for his familiarity with the ways of courtly life. Naturally, however, such knowledge could be otherwise accounted for. His vocabulary contains a large French element which might result from his social status or his acquaintance with French literature. This was certainly considerable. He impresses us as a man of cosmopolitan taste whose horizon was not bounded by the limits of a provincial neighborhood. That he was at once observant and imaginative is apparent. His literary activity coincides roughly with the earlier part of Chaucer's career, and in the absence of more precise information we cannot do better than to date his work c. 1375.
St Erkenwald
Various other alliterative poems have from time to time been atrributed to the Pearl poet. Among them the one that has found most supporters is St. Erkenwald (NOTE 20), which attributes to the Old English bishop of this name a miracle not otherwise recorded. When St. Paul's in London was being rebuilt a tomb was uncovered in which was the body of a pagan judge. Since he had always been just in his awards, his body and clothing were still as fresh as at the time of his death. At Erkenwald's bidding the corpse reveals its identity, whereupon the bishop's tears fall on the body, constituting baptism and releasing the soul. Bodily decay at once sets in. The story is told in 352 clear and straightforward verses, but the present writer at least cannot accept the attribution to the Pearl poet.
NOTE 20. Edited by Horstmann, Altengliche Legenden (1881), Gollancz (1922), and Henry L. Savage (1926; Yale Stud. in English, 72).
Pistel of Swete Susan
Associated with the poems previously discussed is a short piece of twenty-eight tail-rime stanzas, each with thirteen alliterative lines, called the Pistel of Swete Susan (NOTE 21). It tells the story of Susanna and the Elders from the thirteenth chapter of Daniel (in the Vulgate), with the description of the garden embellished with details drawn from the Roman de la Rose. It is told simply and effectively, at times with the deft touches of an artist. When Susanna, allowed to speak to her husband, has avowed her innocence and fidelity to him,
Thei toke the feteres of hire feete,
And evere he kyssed that swete;
"In other world schal we mete."
Seide he no mare. (lines 257-60)
A passage in Wyntoun's Orygynale Cronykil (c. 1420) asserts that the author was Huchown of the Awle Ryale (Royal Court), who is there credited also with the Gret Gest off Arthure and the Awyntyre off Gawane (NOTE 22). The attribution cannot be accepted, but the passage has led some to believe that Huchown was not only the Pearl poet but the author of most of the poems in the alliterative revival (NOTE 23). Naturally such extravagant claims have not met with much favor. While the six poems discussed in the present chapter are linked together by certain features of subject matter and treatment it seems best to hold to the conservative view which limites the work of the Pearl poet to the poems preserved in the famous Cotton manuscript.
NOTE 21. Edited by Hans Köster, Huchown's Pistel of Swete Susan (Strassburg, 1895; Quellen und Forschungen, LXXVI).
NOTE 22.
He made the Gret Gest off ArthureThe Gret Gest off Arthure is believed to be the alliterative Morte Arthure, presumably in its fuller form (see ch. X, above). The Awyntyre off Gawane is identified by those who believe Huchown to be the Pearl poet with Sir Gawain and the Green Knight, by others with the Awyntyrs of Arthur (see p. 190, note 22).
And the Awyntyre off Gawane
The Pystill als off Swete Swsane....
NOTE 23. George Neilson, 'Huchown of the Awle Ryale', the Alliterative Poet (Glasgow, 1902), who argues that Huchown is to be identified with the "gude Sir Hew of Eglintoun" mentioned by Dunbar in his Lament for the Makaris. In spite of the extravagance of his thesis Neilson's book contains much interesting matter.
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