Han salido
los últimos volúmenes de la Miscelánea, la revista de nuestro departamento que
yo dirigía el siglo pasado, y en uno de ellos ( una reseña de un libro,
Memory, Imagination and Desire, editado por Luis Miguel García Mainar y
Constanza del Río (Heidelberg, Winter, 2004) en el que tengo un
capítulo titulado "An
Apocalypse of Total Communication: Utopian and Dystopian Perspectives
in Star Maker (1937)
and The Matrix
(1999)." (Son, respectivamente, la novela de Olaf Stapledon y la
película de los Wachowski, ambas muy recomendables). Esta parece ser la
frase que más le ha gustado a la reseñista, o quizá la más
característica del peipa: "quizá sea una coincidencia relevante que las
dos narraciones de un apocalipsis comunicativo, Star Maker y The Matrix, utilizan la estructura fenoménica de su
medio (el libro y la pantalla cinematográfica) como un artefacto formal
metaficcional que proporciona al lector/espectador un equivalente
análogo de la realidad virtual experimentada por los protagonistas". Y
es que para proporcionar una experiencia vívida de la realidad virtual…
no hay como la realidad virtual. Es decir, hacerla indistinguible de la
experiencia semiótica real que está viviendo el lector o espectador.
Y, de rebote hacer que nuestra realidad "no virtual" se
virtualice. Cada día lo está más. Por cierto, no sé si he citado la
reseña o mi artículo.
Hoy hemos
visto Alien con los
chavales. The Final Cat. Los aspectos más originales y modelnos de la
película, aparte de la contribución de Giger al decorado, también
tienen un poquito que ver con este asunto de la realidad virtual
duplicada. Ya en tiempos me llamó la atención la escena donde se ve la
nave extraterrestre accidentada a través de cámaras de circuito cerrado
con conexión defectuosa. Cuando nuestro punto de vista se limita a esas
cámaras con interferencias la película es ciertamente moderna.
Percepción mediatizada por la tecnología, visión
limitada por una cámara dentro de la cámara.
Pero en
última instancia pasa lo mismo con otras escenas: las de la visión
súbita del monstruo. Allí la cámara que limita nuestra visión no es
tecnológica, pero sí existe la mediatización de la visión transpuesta
del personaje. No vemos al monstruo entero, como no lo ven los
astronautas, sólo vemos vagas formas no identificables que se mueven de
modo inconexo, o una aparición súbitamente iluminada por una linterna.
Todo uso del punto de vista del personaje en la narración, en el cine,
enfatiza la mediación del relato por una estrategia de focalización. Y
la manipulabilidad, la comunicabilidad de esta reorganización
perceptual de la realidad. Y tienen por tanto estas focalizaciones un
parentesco con la duplicación de la tecnología de la visión que se da
en las ficciones basadas en una realidad virtual, o realidad construida
cibernéticamente.
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