La última transición fue pacífica, despertó muchas ilusiones y en conjunto mejoró al país. Esperemos que suceda lo mismo con ésta—y que las taras con las que llegamos de entrada no impidan reconducir la cosa a mejor.
Algunas cosas también fueron a peor, o sea que no es cosa de confiarse. Y menos viendo los vicios que se han cogido.
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