También he visitado medio Véneto, desde Fossalta di Piave a las ruinas de la mansión de Iliana Ivancich, donde nos dieron una degustación de su vino local a mi manera. Y hemos cruzado San Marco inundada, andando como Cristo sobre las aguas, y hemos comprado máscaras venecianas, de Arlequín y de Médico de la Peste.
Ayer tocó la vuelta, saliendo en vaporetto de San Servolo, y pasando por el aeropuerto Marco Polo a pie de góndola. Y luego también hemos estado entre las nubes y turbulencias, fuera de nuestro lugar natural. Y en aeropuertos franceses como cárceri de Piranesi; demasiados aviones hemos cogido, eso sí, con el firme propósito de no volver a cogerlos y no pasearnos más entre las nubes.
Y también hemos echado una siesta en Arudy, hemos pasado por Louvie-Juzon en una tarde de ensueño, con el valle de Ossau vacío para nosotros, hemos visto parte del mundial en Laruns, de domingo por la tarde... y hemos visto el balneario abandonado de Les Eaux-Chaudes, y la frontera con una luz espectacular. Después de cenar en Biescas con mamá y recoger a los niños, culminamos el viaje con éxito en la clínica, de urgencias, y buscando farmacia por la calle Arzobispo Morcillo. Tienen una historia, esa calle y ese arzobispo, pero por hoy lo dejo, que hay que acostarse a las tres, agotados. Si entrase en detalles.... pero hay más cosas en un día de las que caben en un mundo, ya lo dijo James Joyce, y Borges también, en su soneto a Joyce:
En un día del hombre están los días
del tiempo, desde aquel inconcebible
día inicial del tiempo, en que un terrible
Dios prefijó los días y agonías
hasta aquel otro en que el ubicuo río
del tiempo terrenal torne a su fuente,
que es lo Eterno, y se apague en el presente,
el futuro, el ayer, lo que ahora es mío.
entre el alba y la noche está la historia
universal. Desde la noche veo
a mis pies los caminos del hebreo,
Cartago aniquilada, Infierno y Gloria.
Dame, Señor, coraje y alegría
para escalar la cumbre de este día.
del tiempo, desde aquel inconcebible
día inicial del tiempo, en que un terrible
Dios prefijó los días y agonías
hasta aquel otro en que el ubicuo río
del tiempo terrenal torne a su fuente,
que es lo Eterno, y se apague en el presente,
el futuro, el ayer, lo que ahora es mío.
entre el alba y la noche está la historia
universal. Desde la noche veo
a mis pies los caminos del hebreo,
Cartago aniquilada, Infierno y Gloria.
Dame, Señor, coraje y alegría
para escalar la cumbre de este día.
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