"Desde los primeros años del infante, la interacción juega una parte importante en la adquisición del lenguaje. Fue L. S. Vygotsky quien preparó el camino para esta concepción cuando describió al niño (en oposición a Piaget) como ante todo orientado socialmente, progresando de un intercambio intermental interaccional hacia un proceso de desarrollo intramental (Vygotsky, Thought and Language, 1934, MIT Press, 1986)." (Becker, 2005: 93).
En el mismo volumen, John-Steiner et al. observan que "hay en las ciencias humanas una nueva y creciente importancia de teorías que enfatizan la interdependencia entre los individuos" (170). Podríamos señalar a este respecto el nuevo énfasis en antropología que enfatiza las peculiaridades de la extrema socialidad humana frente a la de otros primates. En estas cuestiones no entró Vygotsky ni los lingüistas que cito, pero puede verse en el creciente énfasis que se da en teoría de la evolución a la selección de grupo. De la historia de las especies humanas, parece desprenderse que fueron las más intensamente socializadas, que eran a la vez las más complejas en su cultura simbólica y lingüística, las que sobrevivieron, y desplazaron (o quizá exterminaron) a las demás especies protohumanas y humanas.
Es interesante el terreno común (o lo que debería ser el terreno común) entre Bajtin y Vygotsky. El dialogismo de Bajtin muestra cómo el discurso siempre tiene lugar sobre un significado preexistente, y que el uso de la palabra es una toma de posición con respecto a ese protodiscurso. La palabra siempre es un terreno de confrontación, entre los significados de otros y los que queremos darle—como dice Bajtin en Discourse and the Novel, la palabra de los otros ha de ser expropiada, y el discurso de uno se construye con la apropiación de los términos de los demás para nuestros propios fines:
"El concepto de 'apropiación', inicialmente desarrollado por Bajtin, ha sido descrito por el estudioso de Vygotsky James Werch (John-Steiner 2000) como 'el proceso de tomar algo que pertenece a los demás y hacerlo propio' (p. 1999) En un ejemplo a menudo citado que habla a propósito de la apropiación de las palabras, Wersch también escribe que para Bajtin 'La palabra de la lengua es a mitad de otros. Se vuelve 'de uno mismo' cuando el hablante la puebla con su propia intención, su propio acento, cuando se apropia de la palabra, adaptándola a su propia expresión semántica e intencional' (John-Steiner 2000, p. 199)." (John-Steiner 2005: 173).
Sobre la interacción plurilingüística, otro concepto bajtiniano basado en la construcción interactiva del significado y de la comprensión, habla así Bajtin:
"El hablante intenta que se lea su propia palabra, y su propio sistema conceptual que determina esta palabra, en el seno del sistema conceptual ajeno del receptor que lo comprende: entra en una relación dialógica con algunos aspectos de este sistema. El hablante se abre paso a través del horizonte conceptual ajeno de su oyente, construye su propia enunciación en terreno ajeno, contra el trasfondo apreciativo del oyente" (174).
De este modo, se modela un oyente ideal o receptor implícito que supone un espacio de mediación entre el hablante y el oyente. Lo que me interesa resaltar aquí es la necesaria imbricación entre la interacción comunicativa con el otro por una parte, y el propio pensamiento por otra, una imbricación que no hace sino resaltar la constitución social, comunicativa e interaccional de la personalidad y del propio pensamiento—en este caso tal como se expresa en un discurso. De hecho, la discursivización del pensamiento contribuye a expresarlo y a clarificarlo, mediante la necesaria externalización a un sistema de signos, o si se quiere mediante la recíproca necesaria internalización de la interacción comunicativa que supone la construcción de un discurso articulado en torno a una cuestión dada.
Todo esto venía a cuento de insistir en que los procesos psicológicos, simbólicos, cognitivos, discursivos, lingüísticos, etc. internos al individuo, se construyen sobre la base de la interacción social, y —dado que la interacción social preexiste al individuo, le precede en su complejidad, y lo forma— podemos describir el desarrollo de la consciencia y los procesos comunicativos y simbólicos en el individuo como una internalización de la interacción. Como decíamos, la teorización de este proceso para explicar el desarrollo psicológico del individuo procede de Vygotsky:
"Un segundo principio de la teoría vygotskiana es el del origen social de los procesos psicológicos. Es en el curso de la participación en la vida social—desde la más temprana interacción del recién nacido con sus cuidadores a sus comunidades de aprendizaje en la vida adulta— como los procesos cognitivos individuales se forman. Vygotsky no supone que el funcionamiento mental superior sea una simple copia de prácticas socialmente organizadas. Sino, más bien, que los seres humanos extraen de su herencia cultural compartida los medios y artefactos que son necesarios para su capacidad de aprender, resolver problemas y crear. En su propia obra, ilustró este principio de que 'toda actividad simbólica ... fue en tiempos una forma social de cooperación'." (John-Steiner et al., 172).
Se verá en esta última cita cómo la teoría de Vygotsky asocia también el desarrollo cultural de la comunidad y el desarrollo del individuo—tanto uno como otra pasan de formas interaccionales externalizadas y efectivas a su internalización y simbolización en forma de estructuras comunicativas y procedimientos gramaticalizados o relativamente fijados.
Hay aquí un interesante punto de contacto con la teoría de la evolución biológica, en concreto con el desarrollo tardío de la teoría de la selección natural conocido como "evo-devo": la selección natural no se realiza en el vacío, mediante la competencia entre individuos ideales plenamente formados, sino que ha de tener lugar entre individuos que deben constituirse a partir de una simplicidad embrionaria; se crea por lo tanto una dinámica compleja entre el desarrollo del individuo y la evolución de la especie. Esto sucede a un nivel mucho más complejo de lo que sugería el viejo principio de Haeckel según el cual "la ontogenia recapitula la filogenia"—aunque volviendo en cierto modo a considerar la imbricación estrecha entre ontogenia y filogenia, esta vez en el marco de un estudio del desarrollo del organismo dirigido ordenadamente por genes que son producto de la selección natural y la historia de la especie.
Tanto en la biología genética "evo-devo" como en la psicología interaccional que va de Vygotsky a Goffman, hay una relación dialéctica entre el desarrollo interno de los individuos y el desarrollo de las estructuras supraindividuales.
En su artículo "A Role for Relaxed Selection in the Evolution of the Language Capacity", Terrence Deacon proporciona una argumentación en el seno de la genética "evo-devo" que resulta de enorme interés para entender cómo puede tener lugar el desarrollo del lenguaje en el marco de un desarrollo neurológico flexible. De paso, por cierto, esta teoría también ayuda a entender por qué la adquisición de lenguaje se vuelve imposible si no tiene lugar en los primeros años, y cómo el aprendizaje de segundas lenguas se vuelve más difícil con la edad. También ofrece, sobre todo, una respuesta evolucionista a un problema que algunos lingüistas como Chomsky atribuyen a poco menos que un milagro inexplicable. Traduzco el resumen, pero recomiendo leer el artículo entero por su enorme interés:
"La explicación de la extravagante complejidad del lenguaje humano y de nuestra competencia para adquirirlo ha planteado durante mucho tiempo un reto a la teoría de la selección natural. Para contestar a sus críticos, Darwin se volvió hacia la selección sexual para explicar el extremado desarrollo del lenguaje. Muchos teorizadores evolucionistas actuales han invocado alguna mutación increíblemente afortunada o alguna variante de la asimilación del comportamiento adquirido hacia predisposiciones innatas, en un esfuerzo por explicarlo. Los recientes enfoques evo-devo han identificado procesos de desarrollo que ayudan a explicar cómo pueden desarrollarse sinergias funcionales por medios darwinistas. Es interesante observar que muchos de estos mecanismos de desarrollo guardan un parecido con algunos aspectos del mecanismo de la selección natural de Darwin, difiriendo a menudo en un aspecto (por ej. en la forma de duplicación, en el tipo de variación, competición/cooperación). Un rasgo común a ellos es una interacción entre procesos de selección estabilizadora y procesos de relajamiento de la selección a diferentes niveles de la función del organismo. Estos pueden jugar papeles importantes en muchos niveles del proceso evolutivo que contribuye al lenguaje. De modo sorprendente, la relajación de la selección a nivel del organismo puede haber sido la fuente de muchos rasgos sinérgicos complejos de la capacidad lingüística humana, y puede ayudar a explicar por qué tanta información lingüística es socialmente 'heredada'." (Deacon 2010)
En su obra The Symbolic Species: The Coevolution of Language and the Brain, Deacon ya señalaba que el desarrollo gradual de la comunicación simbólica, o protolenguaje, creó un nicho ecológico construido socialmente por los humanos, un nicho que favoreció la propia adquisición y transmisión del simbolismo y del lenguaje, en un proceso retroalimentativo. La teoría del origen del lenguaje en su relación con la teoría de la construcción de nichos ecológicos la traté por extenso en mi reseña del libro de Derek Bickerton Adam's Tongue, libro que enfoca la misma cuestión desde el punto de vista de la ecología de la alimentación y de la cooperación en la búsqueda de recursos por los protohumanos.
Este artículo de Deacon comenta de modo muy ilustrativo cómo un proceso tal como la muerte neuronal puede haber contribuido al desarrollo de los complejos circuitos neuronales que ligan diversas partes del cerebro—todo ello a partir del principio de que las neuronas que se activan conjuntamente desarrollan conexiones directas entre sí. De hecho este mismo principio se refinó y perfeccionó en el cerebro humano por medio de la selección natural, como parte del mismo proceso de retroalimentación. El argumento central de Deacon es, como se ve, que ciertos procesos complejos se hacen posibles mediante la interacción de selección natural y de relajación de esa misma selección que facilita la "exploración" de posibilidades en ambientes redundantes, sistemas genéticos duplicados, etc. A la vez, según Deacon, este procedimiento de crecimiento flexible de las conexiones cerebrales "significa que las funciones cerebrales seleccionadas para las demandas cognitivas, perceptuales, de percepción y de producción del lenguaje, reflejarán únicamente las demandas más persistentes e invariantes de este nicho lingüístico altamente variable"—lo cual supone una aportación de gran interés para la teoría de los universales lingüísticos.
Querría señalar que esta explicación "evo-devo" de las conexiones lingüísticas en el cerebro también es a un determinado nivel resultado de esta internalización de la interacción— en el sentido más literal, puesto que el cerebro se va construyendo en sus conexiones y circuitos a medida del lenguaje y del pensamiento simbólico, como resultado de la interacción comunicativa en el seno de una comunidad. Esto, aunque Deacon argumente contra una visión demasiado simplista de la internalización del comportamiento social.
Tal es el papel de la flexibilización de mecanismos cerebrales necesarios para la cognición y desarrollo humanos, que Deacon se pregunta si no habría que considerarnos "un simio degenerado", a degenerate ape:
"This raises an obvious question: Could humans be a self-domesticated species—i.e., a degenerate ape? The Munia/Finch analogy suggests that genetic dedifferentiation affecting the nervous system may have contributed to functional complexity in human language evolution. Has there been more widespread degeneration as well? If so, it might help explain the extensive human cognitive–social–emotional flexibility compared with other mammalian species. Could human mental plasticity, cultural variability, aesthetic and religious sensibilities, and susceptibility to social control and conformity be an expression of cognitive–emotional dedifferentiation?" (Deacon, 2010).
Y en efecto, somos una especie auto-domesticada, una especie que se va imaginando y haciendo a sí misma mediante la retroalimentación que suponen la consciencia, la representación, las culturas, el lenguaje, los ideales y la autoobservación. Un primate degenerado, en términos gorilescos quizá, pero the glory, jest, and riddle of the world en términos propiamente humanos.
Traduzco el final del artículo de Deacon:
"El lenguaje es demasiado complejo y sistemático, y nuestra capacidad de adquirirlo es demasiado fácil, como para que esto pueda explicarse sólo con el uso cultural o el aprendizaje en general. Pero el proceso de la evolución es demasiado complicado y casual como para haber producido este fenómeno complejo por una mutación afortunada, o por la internalización genética del comportamiento lingüístico. Estas metáforas son más adecuadas para el análisis de un artefacto diseñado. La robustez del proceso de adquisición lingüística, la profunda integración del lenguaje y de la cognición humana, y la mutua implicación e interacción sinérgica de diversos y dispersos sistemas cerebrales en los procesos lingüísticos, implican conjuntamente que ha habido una adaptación a largo plazo que ha involucrado una gama muy amplia de ubicaciones genéticas, y que se han visto implicados muchos niveles de mecanismos intraevolutivos. Es más probable que consigamos resolver este misterio si nos acercamos a él con la expectativa de que la naturaleza produce sus obras más complejas mediante una lógica que es inmensamente más sutil, y enteramente diferente, de los métodos de un relojero o de un ingeniero informático."
Entre estas cosas que nos cuesta entender, hay una que se nos resiste y tenemos que redescubrir continuamente: el extremo hasta el cual estamos donde han estado otros antes, que lo que pensamos surge de lo que otros han pensado, y que lo que tenemos dentro, nuestras mismas asociaciones de ideas y conexiones cerebrales, son un resultado de la interacción con los demás en un mundo que sólo en parte es lo que vemos y tocamos—porque la otra parte nos lo hemos inventado, un mundo virtual, para metérnoslo en la cabeza y vivir dentro de él.
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Notas de:
Becker, Tabea. "4. The Role of Narrative Interaction in Narrative Development." In Narrative Interaction. Ed. Uta M. Quasthoff and Tabea Becker. Amsterdam and Philadelphia: John Benjamins, 2005. 93-111.
John-Steiner, Vera, Christopher Shank and Teresa Meehan. "7. The Role of Metaphor in the Narrative Co-Construction of Collaborative Experience." In Narrative Interaction. Ed. Uta M. Quasthoff and Tabea Becker. Amsterdam and Philadelphia: John Benjamins, 2005. 169-95.
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