La ordenación docente de este Máster deja mucho que desear desde su creación, ya que ha venido incumpliendo sistemáticamente la normativa aplicable y vulnerando los derechos docentes del profesorado de los cuerpos docentes universitarios. En esencia, este máster oficial ha sido copado (contrariamente a derecho) por los miembros de unos grupos de investigación específicos, que han creado una normativa propia ad hoc para excluir a quienes no perteneciesen a su grupo. Esto ha llegado a contencioso administrativo y ha sido anulado por sentencia judicial. Sin embargo, los grupos se siguen protegiendo mutuamente por medios inaceptables en la Universidad: ahora han hecho una valoración falsaria del currículum de los profesores que presentamos el contencioso administrativo, declarando contra toda evidencia que tenemos CERO puntos tanto en docencia como en investigación y que eso nos incapacita para enseñar en este máster: cuando de hecho tenemos un extenso currículum docente e investigador en esta área. La coordinadora y directores de equipo han actuado como si fuesen los propietarios de estos estudios, en lugar de hacerlo como gestores regidos por una normativa oficial. Estos modos de actuar son procedimientos feudales inaceptables en la Universidad, y que desacreditan tanto a quienes así actúan como a la supuesta "calidad" de sus enseñanzas. Aquí hay más detalles sobre este asunto, que ha sido pésimamente conducido por la dirección del departamento de Filología Inglesa y Alemana:
http://vanityfea.blogspot.com/2009/06/sentencia-dos.html
http://vanityfea.blogspot.com/2009/12/baremando-la-baja.html
Es éste un capítulo más de la picaresca que rodea la implantación del plan Bolonia. La garantía de la calidad, como cualquier otra cosa, se puede utilizar para barrer para casa y arrimar el ascua a la sardina de uno(s). Ya se sabe: la calidad bien entendida empieza por uno mismo.
PS, 2019. Con diez años de perspectiva se ven estas batallitas académicas a la vez muy lejos, y muy cerca. Al final se aplicaron las sentencias judiciales in extremis, con amenaza judicial de abrir un expediente a cada uno de los profesores que pervertían la normativa. Y a los perjudicados por estas intrigas nos reconocieron incluso los años no impartidos en el máster, retroactivamente. Esto queda lejos, pero estas actuaciones llevaron a un empeoramiento del ambiente de trabajo, y a un deterioro de la credibilidad de la institución importante. Años después se suprimieron los másteres propios del departamenteo por falta de alumnado, un mal que amenazaba a muchos másteres desde su mismo origen que los caracterizaba como "no habilitantes" para la profesión docente.
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