El nuevo oficio de gacetero

Vale la pena ver el momento en que se inaugura digamos "oficialmente" la existencia de la prensa y la publicación de noticias en España,  con la licencia real y subasta del oficio y monopolio de GACETERO.  

Todo ello según una entrada de 1677 en el Diario de Noticias de Juan Antonio de Valencia, manuscrito recogido en la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, del marqués de la Fuensanta del Valle, vol. LXVII (1877); (Antología de Diarios Íntimos, ed. Manuel Granell y Antonio Dorta, 1963, p. 49).  

Don Juan de Austria,  "Su Alteza", era por entonces el Iznogud, Rubalcaba o Sánchez de la Corte, y Francisco Fabro, agente del mismo, su Bolaños o jefe de gabinete, se convierte en el primer informante oficial y público del Régimen, o sea, en el Cebrián o el Roures de la época, según esta relación. Alguno hoy en día ya querría volver a ésta época en la que toda información era oficial, por tanto información fiable para el Estado, y ya no había ni desinformación ni bulos ni fango, salvo los oficialmente sancionados. Fue, sin lugar a dudas, un comienzo memorable que sentó las bases y marcó la tónica del futuro esperable:

Domingo, 11 de julio.

El nuevo oficio de gacetero ha sido hoy objeto general de la risa, admirándose haya quien eche su dinero en tal bagatela. Compróle don Francisco Fabro,  secretario del señor don Juan, para que ninguno sin su licencia pueda imprimir gacetas para fuera, so graves penas, expresadas en la carta de venta, y éste llama quien imprima las que él le da y no más, aunque las haya, y las sepa, y después las ve el Consejo, y con su licencia corren; y fuera gran oficio, si como prohibe las impresiones, prohibiera que en las cartas misivas nadie pudiera avisar a sus amigos de las novedades de la corte y fuera de ella, con que queda sin valor alguno el tal oficio sin esta circunstancia; mas todo lo que le falta de útil, le sobra de la risa común; materia bien apta poner el puchero, si le necesitase sacar de este arbitrio: tal es el mundo y sus dictámenes.

 

Por suerte también existían los tuiters y pseudomedios de la época, para ir enfangando el discurso oficial. Por ejemplo:

Sábado, 30 de octubre.

En El Escorial apareció puesto este pasquín:

Don Juan sentado en una silla, y delante el bufete de los papeles del despacho: a un lado la corona, a otro el cetro,  y los duques de Medinasidonia e Híjar sentados a los lados de don Juan, el cual les preguntaba: ¿Qué tomaremos de aquí? Y ellos respondían: la corona. Y S.A. les respondía: "¡Ah! buenos hijos de buenos padres". Hanlo sentido notablemente.

O el boca a boca, y las 'cartas misivas' a que alude Juan Antonio de Valencia antes, por ejemplo, el domingo 11 de abril, unas que interceptaron:

Lo que contenían las cartas, era decir: "Aquí está esto peor que nunca. S.A. trata sólo de componerse con la Reina: los señores hacen juntas y tratan de componerse primero con la Reina, deseando echar fuera a S.A., por haber conocido no es para nada lo que se entendió del remedio universal; alargándose a decir que bien puede ser un santo, pero político no; y que toma de sí y de sus resoluciones demasiada satisfacción, causa de levantarse contra él un odio común. Estas y otras hablillas le traen sumamente desasosegado, queriendo y solicitando por todos los medios imaginables atajarlo; mas es imposible cerrar al vulgo, que por su naturaleza es bestia indómita, la boca".

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