La edición original de los sonetos de Shakespeare (Shake-speares Sonnets: Neuer before imprinted, 1609) termina con un poema largo frecuentemente ignorado, A Lover's Complaint.Con frecuencia se ha considerado un mero añadido sin relación, o incluso un poema apócrifo. Esto va cambiando. El libro de ensayos Shakespeare's Sonnets editado por James Schiffer (2000) termina muy a propósito con un artículo de Ilona Bell sobre A Lover's Complaint y su relación con los sonetos, "That Which Thou Hast Done': Shakespeare's Sonnets and A Lover's Complaint".
Una amante es, en realidad, la narradora de Shakespeare; pero es narradora intradiegética, porque cuenta su historia a un narratario, un reverendo pastor (antes cortesano), y todo ello es introducido por un anónimo narrador muy escasamente homodiegético, una especie de ficción inicial para dar un marco que distancie la historia. Así empieza A Lover's Complaint:
From off a hill whose concave womb reworded
A plaingful story from a sist'ring vale,
My spirits t'attend this double voice accorded,
And down I laid to list the sad-tuned tale;
Ere long espied a fickle maid full pale,
Tearing of papers, breaking rings a-twain,
Storming her world with sorrow's wind and rain.
A plaingful story from a sist'ring vale,
My spirits t'attend this double voice accorded,
And down I laid to list the sad-tuned tale;
Ere long espied a fickle maid full pale,
Tearing of papers, breaking rings a-twain,
Storming her world with sorrow's wind and rain.
Ilona Bell sostiene que "Shakespeare conceived A Lover's Complaint as the conclusion to and commentary upon Sonnets 1609" (471). Esto supone aceptar que fue Shakespeare quien diseñó para su publicación el libro de 1609, algo que no muchos creían hasta hace poco. Daniel, Lodge y Spenser también habían concluido secuencias de sonetos con un poema narrativo. Esto puede entenderse en el caso de Shakespeare como una incitación a incrementar la narratividad de losSonetos, a leer en ellos una secuencia de acontecimientos, quizá también la historia de un amor desengañado. Y explica quizá con mas detalle la naturaleza del desengaño: la promiscuidad irresponsable del bello mozo, y sus consecuencias. Todo sin decir nombres, claro.
También incita el poema final quizá a ver los sonetos como el resultado de una convención poética (por sentidos que posiblemente fuesen algunos): al ser la segunda voz femenina y obviamente convencional, nos permite oír de modo contrastado las voces anteriores, la del narrador que la introduce en A Lover's Complaint y la del poeta, único hablante, de los Sonetos. Desde luego, la voz inicial (masculina, es de suponer) del narrador anónimo sí enfatiza la feminidad de la voz que va a seguir. Para Katherine Duncan-Jones (que ha incluido A Lover's Complaint en su edición de los sonetos para Arden, no como otros que lo dejan fuera)—"the use of the word womb in the opening line immediately suggests the feminine complementarity of LC to the male-voiced sonnets which precede it" (431 n.).
Algunos poetas eróticos contemporáneos de Shakespeare, como Gascoigne, escribieron prefacios explicando las circunstancias de sus poemas. Para Bell, A Lover's Complaintes una especie de epílogo ambiguo:
"Shakespeare, being Shakespeare, was unwilling to reduce the manifold perplexities of this Sonnets to a few lines of prefatory or explanatory prose. instead, he appended A Lover's Complaint, as if to tell the wider lyric audience, 'Why, look you now, how unworthy a thing you make of me! You would play upon me, you would seem to know my stops, you would pluck out the heart of my mystery' (Hamlet 3.2.363-66). Why then, you figure it out" (Bell 464).
El poema presenta, como señala Bell, una doble reacción de los oyentes a las quejas de la amante: el "reverendo" (no muy de fiar quizá, según el narrador) acepta su historia; el narrador la describe como "fickle". El seductor galán que ha abandonado a su amada aparece como otra versión del bello joven de la primera parte. Quizá sea igual de poco fiable, pero aquí es él quien escribe "deep-brained" sonnets que no son sino artefactos de seducción que haríamos muy mal en creer a pies juntillas… deben ser releídos entre líneas, parece. Observa también Bell que al concluir el poema con la voz de la amante abandonada, sin volver al marco narrativo inicial, se problematiza el juicio de la voz masculina inicial, pues es la mujer quien concluye enmarcando y juzgando las palabras de su amante. La moza se dejó seducir por las buenas palabras del joven, sus regalos, y los sonetos que los acompañaban:
... deep-brained sonnets, that did amplify
Each stone's dear nature, worth and quality. (LC, 209-10)
Each stone's dear nature, worth and quality. (LC, 209-10)
Tanto más deep-brained, complejos y reflexivos, los sonetos del propio Shakespeare, pues en lugar de loar piedras preciosas y otros regalos, se alaban y se regalan a sí mismos. Si bien la amante abandonada reconoce la complejidad mental de esos sonetos que recibía, no por ello dejan de verse aquí en perspectiva como un artefacto de seducción que puede contemplarse, en bloque, desde otra perspectiva muy ajena a la actitud con que fueron escritos. (¿Quizá, incluso, podría deducirse que se sedujo Shakespeare a sí mismo mediante sus sonetos?). La amante podría leerse como una alegoría de la feminización que ha experimentado el poeta en tanto que sufridor por amores en los sonetos. Así, el poeta de los sonetos se divide a sí mismo en seductor y seducido, y desplaza simbólicamente estas posiciones a otras tantas figuras que lo representarán indirectamente, por alusiones y analogías parciales.
Y el eco con que comienza el poema, la "doble voz" a la vez repetida por el eco y filtrada (por el oído del reverendo quizá), es imagen de la distancia intelectual a que nos lleva la relectura, el leer o escuchar como testigos no invitados—overhearers de un discurso que al no ir dirigido a nosotros se percibe en toda su retoricidad. (Podrían relacionarse estas figuras de la alocución indirecta con las que estudiaba en mi artículo sobre "Overhearing Narrative"). Los mismos sonetos ya invitaban a la relectura y apuntaban posturas irónicas sobre sí mismos; esto no puede sino intensificarse viendo retrospectivamente la secuencia entera tras la lectura de A Lover's Complaint.
Así pues, la historia de amor de los Sonetos, aun siendo propia, puede contemplarse, ya una vez fuera de ella, como la historia de amor de otra persona. Y ello aun dando la última palabra a la moza abandonada, diciendo que (quizá por amor, quizá por necesidad, quizá por necedad) volvería a caer otra vez víctima los mismos encantos que la sedujeron. Aunque se la pueda acusar de incoherencia, o de contener multitudes. También para Shakespeare je est un autre.
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