viernes, 27 de febrero de 2015

Panorámica de los panoramas

O: el panóptico en panóptico.

He estado en la tercera de las interesantísimas conferencias de Agustín Sánchez Vidal, "Genealogías de la mirada", sobre tecnología, perspectiva y artes visuales en la modernidad temprana. Aquí puede verse una panorámica del ciclo. La anterior conferencia iba sobre el mundo nuevo, los dioramas y otros artilugios de falsa perspectiva antes del cine; la conferencia de hoy iba sobre los panoramas, en el sentido original del término, por ejemplo el colosal globo de Wyld en Leicester Square.  Los panoramas como espectáculo de masas precedieron a los cines, y se extinguieron como los dinosaurios. Aunque alguno queda traspapelado.


great globe



Los panoramas los ha asociado Sánchez Vidal no sólo al desarrollo de la tecnología visual y de la arquitectura moderna (de vigas de acero, cristal, etc.) sino también al imperialismo y al deseo de obtener una visión global sobre el mundo y los imperios desde una alta perspectiva dominante. Una topsight a la vez literal y metafórica, vamos.  (Sobre esta cuestión de la perspectiva dominante o topsight he escrito diversas cosas, pero para qué andarse con chiquitas, vayamos directamente a esta que habla de total topsight).  También ha salido a colación, cómo no, el panóptico de Bentham, ese arquetipo de la visibilidad racional convertida en pesadilla totalitaria.

A mí me sugerían estas imágenes panorámicas y estas tecnologías el punto de vista que otro desarrollo paralelo a esta tecnología de los panoramas es la compleja escenografía teatral del XVIII y del XIX, y su afición por la magnificencia y las falsas perspectivas ilusionistas, con transición entre la realidad y la pintura.  Por ejemplo puede leerse aquí sobre el tipo de escenografía propuesta por Henry Irving y Beerbohm Tree en la segunda mitad del XIX.

 Es una cuestión ésta que viene de más lejos, claro, como puede verse en los diseños escénicos de las mascaradas y de las primeras óperas en el siglo XVIII. Aquí se ve una versión modernizada, en homenaje a ese tipo de escenografía, en Dido y Eneas de Purcell, por Le Poème Harmonique:





Ha mencionado Sánchez Vidal, como analogía más reciente de estas cuestiones, Google Street View. Y en una pregunta-comentario al final de la confrencia he redundado en ello, especulando que esta tecnología del parorama cada vez más inclusivo ha ido a derivar hacia el tratamiento informático de la visión, y la globalización de la Red. Google Earth, Google Maps, y Google en general son a la vez el espectáculo del panorama global, a tamaño mundial, y con la información centralizada a escala planetaria, combinando satélites, ordenadores, e fotografía e información geolocalizada. Google Maps o Google Earth son el panorama final, en el que convergen no sólo las imágenes sino todo tipo de información—texto, comentario, interacción de los espectadores...  Y Google en su conjunto (o Google como metonimia de Internet) es el gran Ojo Panóptico de la información mundial—en imágenes, en vídeo, en texto y en mapa del planeta, a regular Googlebot indeed, striding the world like a Colossus.

Google es un panóptico, pero también un panorama ilusionista o panóptico invertido—nos da la ilusión de ver, a veces muy vívida y hasta real, qué duda cabe—pero nos oculta el reverso de esa información recibida, que es la que enviamos nosotros. A Google le pagamos en datos, decía hoy Ana Gascón en su conferencia sobre protección de datos en el congreso de Japón y el Individuo. Creemos que vemos "con" Google, pero Google nos ve a nosotros de una manera mucho más eficaz (como el Gran Hermano, vuelto a invertir y reconvertido de espectáculo panóptico para masas al espía dentro de casa—delante de ti, hypocrite lecteur).

Podría servir perfectamente como emblema de Google Earth como Panorama Panóptico Universal, o del Google Eye que nos observa y nos espera, la imagen de Odilon Redon elegida por Sánchez Vidal para ilustrar la conferencia de hoy, "Ojo globo":


ojo globo


Otra línea de reflexión apuntada por Sánchez Vidal en la conferencia de hoy, y que nos lleva a la Perspectiva Total por otra vía.

Ha mencionado la teoría de la evolución de Darwin como una teoría en cierto modo también panóptica, proporcionando un nuevo paradigma totalizador, y a la vez asociada al desarrollo imperial de la visión global—posibilitada tanto por el viaje cartográfico y de reconocimiento del Beagle, como por la centralización de especímenes biológicos en el invernadero de Kew Gardens—otro edificio por cierto de acero y cristal, que prefigura toda la arquitectura moderna ya a mediados del XIX.

Bien, pues podemos añadir que la teoría de la evolución tal como la formulan Darwin, Spencer y sus contemporáneos, y también tal como la formulan los actuales proponentes de la Big History, del evolucionismo cosmológico, sirve como un punto de vista global que unifica espacio y tiempo. Junta todos los espacios y ordena todos los tiempos en un proceso unificado global, perceptible y comprensible desde la topsight del pensador evolucionista, una atalaya perspectivística que ofrece un panorama panóptico sobre la realidad—sobre todos los objetos reales y sus historias y génesis, y también sobre todos los objetos imaginarios que han generado las ideologías y sueños de la razón de los hombres.

Es una gran perspectiva narrativa, la historia de todo, a la que estamos anclados—lo queramos o no, lo sepamos o no.







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