Estas direcciones de investigación vienen inspiradas, en gran medida, por los escritos de Michel Foucault. Más en concreto surgen, naturalmente, de las sugerencias de Foucault sobre una genealogía de las artes del gobierno—entendiendo por gobierno, en el sentido más general, todo lo que incluye los programas o estrategias más o menos racionalizados relativos al "control de la conducta"—y también en su concepto de la gobernación—que se refiere a la emergencia de racionalidades políticas, o mentalidades de gobierno, donde el gobierno es una cuestión del manejo calculado de los asuntos de cda cual y de todos para conseguir ciertos objetivos deseados. (...). El gobierno no se refiere aquí a una teoría, sino más bien a cierta perspectiva desde la cual se podrían hacer inteligibles la diversidad de intentos por parte de autoridades de diversos tipos, intentos de intervenir en las acciones de los otros con vistas a objetivos de prosperidad nacional, armonía, virtud, productividad, orden social, disciplina, emancipación, autorrealización, etc. Y esta perspectiva es significativa también porque dirige nuestra atención hacia las maneras en que las estrategias de conducción de la conducta operan, con harta frecuencia, tratando de dar forma a lo que Foucault también llamó "tecnologías del yo"—"mecanismos para el gobierno de sí", es decir, a las maneras en que los individuos tienen experiencias de sí mismos, se entienden a sí mismos, se juzgan o se conducen [Foucault, Histoire de la séxualité—le souci de soi; "Technologies of the Self"... etc]. Las tecnologías del yo adoptan la forma de la elaboración de ciertas técnicas para la conducción de las relaciones de uno consigo mismo, por ejemplo requiriendo a uno que se relacione consigo mismo epistemológicamente (conócete a tí mismo), despóticamente (domínate a tí mismo), o de otras maneras (cuida de tí mismo). Se encarnan en prácticas técnicas concretas (la confesión, la escritura de diarios, las discusiones en grupo, el programa de doce pasos de Alcohólicos Anónimos). Y siempre se practican bajo la autoridad efectiva o imaginada de algún sistema de verdad y de algún individuo que ejerce la autoridad, sean de carácter teológico y sacerdotal, psicológico y terapéutico, o disciplinario y tutelar. (Rose, en Questions of Cultural Identity, ed. Stuart Hall y Paul du Gay, 135).
En el caso de Facebook, los blogs, etc., los aspectos tecnológicos tienen un lado evidente, pero la autoridad en referencia a la cual se definen no son tanto los propietarios de las redes (Zuckerberg etc.) o los gurús de Internet, cuanto la comunidad virtual generada en el seno de la comunidad global. Para el caso concreto de la autorrepresentación del yo en los diarios en Internet era muy interesante el libro de Viviane Serfaty The Mirror and the Veil. Una reseña de éste publiqué en tiempos en Atlantis.
Luego volví sobre el tema en parte en "Los blogs y la narratividad de la experiencia" o en "Narratividad del fotoblog"—observando mi propia práctica sobre todo, supongo. Esta reflexión sobre la narratividad de las nuevas tecnologías viene también enmarcada en una consciencia más generalizada sobre la narratividad del yo y de la experiencia personal—la "vida como historia" representada, concebida y comprendida a través de esquemas narrativos, convenciones genéricas y técnicas de autorrepresentación. Sobre este concepto narrativo del yo escribía estos artículos: "Out of Character: Narratología del sujeto y su trayectoria vital" ; "Potocki: Formalización del trayecto vital" y también en "Nuestras vidas, ¿son relatos?"
O, ayer mismo, "Construcción del espacio-tiempo humano"—que nos hace derivar a cuestiones como la habilitación de una realidad simbolica en la que habitar, generada socialmente, y que tiene algunas dimensiones específicamente narrativas. Obsérvese cómo Blogger va colocando trackbacks a todos estos artículos, haciendo su propia red de conexiones entre estas cuestiones, complementando la que aquí trazamos. Only connect, eso lo decía Forster, y también lo dice Turner en sus artículos sobre la integración de esquemas conceptuales.
Bien, pues de la convergencia entre el yo narrativizado y el yo tecnologizado surge el ámbito específico al que aquí quería señalar, el que se refiere a la narratividad de las tecnologías informáticas del yo. Una narratividad en gran medida ya inscrita en la propia estructura informacional de los espacios en red, y en su conectividad intrínseca y en gran medida automatizada. Sobre la base de esa automatización, que viene a sentar las reglas del juego, luego cada cual juega sus propias variaciones. Y el trayecto de todo ello va quedando inscrito en la red, a la manera en que una conversación mediada por ordenador pasa de ser una interacción en tiempo real, a ser una pieza dramática autogenerada y archivada.
Hace poco leía una reflexión interesante en esta línea sobre las tecnologías y la narrativización del yo en el artículo "¿Qué somos? La convergencia del yo y de las tecnologías de la comunicación"—regrettably en inglés, en el que Mark Turner lleva a este terreno su teoría de la fusión de esquemas conceptuales o "blending":
Communications technologies frequently include a representation of self: a videoconference, for example, presents a virtual self. This representation of the communicating self can be viewed either as an instrument that is deployed by the "true" self or as a being with a mind of its own. The general self and the communicating self, unpacked into separate but related selves, can be recaptured by a human-scale blend. The blend might have the two related selves in conversation. Or it might have a new version of the self that inherits aspects of both the general self and the communicating self. This unpacking and repacking of the self has been imagined in many fictional works, ranging from stories of avatars or disguises or masked performances to the explicit separation of self and daimon in Philip Pullman's His Dark Materials.
Second Life contains a representation of the communicating self: an on-line avatar, a digital citizen. The avatar presents many possibilities for unpacking and reblending the self. The avatar can be designed so as to be a separate self, a site of experimentation with selfhood. (...)
Second Life contains a representation of the communicating self: an on-line avatar, a digital citizen. The avatar presents many possibilities for unpacking and reblending the self. The avatar can be designed so as to be a separate self, a site of experimentation with selfhood. (...)
Traduzco: "Las tecnologías de la comunicación frecuentemente incluyen una representación del yo: una videoconferencia, por ejemplo, presenta un yo virtual. Esta representación del yo comunicante puede verse ya sea como un instrumento desplegado por el yo "auténtico" o bien como un ser con mente propia. El yo general y el yo comunicativo, desembalados en forma de yos separados pero relacionados, puede recapturarse mediante una fusión a escala humana. La fusión podría presentar a los dos yos relacionados conversando. O podría presentar una nueva versión del yo que hereda aspectos tanto del yo general como del yo comunicativo. Este desembalaje y reembalaje del yo ha sido imaginado en muchas obras de ficción, que van desde historias de avatares o de disfraces o representaciones con máscaras, hasta la separación explícita del yo y el daimonion en La materia oscura de Philip Pullman [--Que es, por cierto, el libro que les estoy leyendo a los niños por la noche estos días]. Second Life contiene una representación del yo comunicante: un avatar en red, un ciudadano digital. El avatar presenta muchas posibilidades para el desembalaje y nueva fusión del yo. El avatar puede diseñarse para que sea un yo separado, un lugar de experimentación con la identidad. (...)"
Cierto es que aparte de las tendencias generales, cada red social o cada blog y cada elemento concreto de representación o de interacción en red podrían merecer un análisis individualizado—un análisis de la manera en que el yo se filtra o reelabora o conduce dentro de los márgenes acotados por las capacidades del medio, y en el seno del entorno social a la vez real y virtualizado o tecnológicamente filtrado, que a su vez se ha formado en un contexto "externo" histórico, social y tecnológico muy específico. Aquí sucede como en otros casos: las tecnologías de la representación multiplican y enriquecen la realidad de tal manera que el fenómeno emergente (el yo virtualizado frente al "real", la comunidad virtual y sus normas cambiantes, o la interacción virtual de que se trate en concreto) está tan sobredeterminado que el análisis promete ser interminable una vez se emprende.
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