Llevo unos días intentando promover una campaña pública contra la mascarilla obligatoria. No "contra la mascarilla en exteriores", cuestión que sí que tiene una opinión casi mayoritaria que la comenta y la denuncia. No: mi petición es contra la obligatoriedad de la mascarilla, en interiores y en exteriores. Se puede firmar aquí:
https://citizengo.org/hazteoir/signit/206452/view
Observen que (por lo que sea en esta España talibana) NADIE, ningún famoso, sanitario, intelectual, opinador, periodista, político o partido... etc.—nadie ha manifestado oposición u opinión contraria a la obligatoriedad de esto. Cuando uno pensaría (uno digo, y no muchos no más de uno al parecer) que lo sensato es dejar esta cuestión a la elección personal. Sugerir, si se quiere, pero no ordenar ni sancionar ni prohibir ni perseguir ni expedientar.
Pues no. Llevo días promoviendo esto en las redes; la primera petición (en Change.org) la firmaron una veintena de personas antes de que la plataforma la borrase, en puro estilo dictadura covidiana-orwelliana para "crear un espacio seguro". Abierta una segunda petición en HazteOír, no consigo que la firme más de una docena de personas. Uno esperaría que no hubiese tenido que ser yo el que abriese esto a estas alturas—que desde el principio hubiese corrido como la pólvora por las redes un movimiento de oposición a esto, visto que afecta directamente a todo el mundo y es un tema que tenemos constantemente delante de las narices. Uno esperaría que hubiese en España ya no digo decenas de millones, pero sí al menos millones de personas opuestas a esta normativa talibana. ¿Qué se yo, cientos de miles? Pero no es el caso.
Incluso se aprecia cierta sorpresa y desorientación (en gente que se ve obligada a llevar la mascarilla constantemente): "Pero si ya no es obligatoria." —"En interiores sí." —"Ah, bueno, en interiores, bah..." Y así.
Por mucho que cueste creerlo, hay mucho apoyo activo a la imposición de la Mascarilla—mucho talibán que se opone a mis protestas y denuncias sobre este tema— y todavía muchísimo más apoyo pasivo. Y no hay resistencia ni oposición pública alguna (excepto la mía, al parecer) a esta imposición inaudita y abusiva. En mi universidad, como muestra un botón, silencio absoluto, boca tapada, y boicot y denuncias a quien protesta.
Vivimos en esta mierda de país, y rodeados de talibanes y borregos por los cuatro costados. Así está el tema.
Insisto. FIRMA Y DIFUNDE: https://citizengo.org/hazteoir/signit/206452/view
Este brote de histeria colectiva va a pasar a los anales de la demencia, y dentro de un tiempo se contemplará con vergüenza propia y ajena. Por lo menos desmárcate y haz constar que tú te opusiste y lo denunciaste.
La Universidad de Zaragoza recibe la visita del Ministro de Universidades
—y yo le dirijo una petición pública.
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