Lo más irónico del caso tremendo éste del "Monstruo de Amstetten", que tuvo a su hija encerrada durante veinticuatro años en el sótano y le hizo parir siete nietos. Al parecer, su plan era perfecto y sin rendijas: ni su esposa que vivía en la casa se enteró de nada en todos estos años. (Que ya hace falta tener el cerebro desconectado, o compartimentalizado).
Pero la ironía es que se agrietó el plan del individuo éste, o del dividuo éste más bien... cuando se apiadó de su hija y la dejó salir, acompañándola a visitar a su hija/nieta al hospital. Donde antes la había internado, cometiendo su primer error benevolente. Allí levantaron sospechas. Si hubiese sido un ogro consistente, un agujero negro inhumano de los que no dejan escapar la luz, seguramente no lo habrían descubierto aún y quizá hubiese muerto como un santo en su cama. Dejando a su vida secreta ya enterrada por adelantado.
Si es que no se puede ser bueno, pensará ahora.
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