Sorpresa
a la vuelta. Los obreros que estaban deambulando por un andamio por
delante de mis ventanas todo el día han desaparecido, y han desmontado
el andamio. Y ahora se ve que han dejado la casa como nueva por fuera,
está que da gusto verla. Por dentro sigue igual que antes. Es una
limpieza de fachada.
En
prevención de posibles tormentas, que en Zaragoza tienden a producirse
en junio a las seis de la tarde, hemos ido esta mañana con los shavales
a la piscina del Huevo. Y ahora es cuando por fin toca desempaquetar, y
recuperar el tiempo perdido, o su equivalente.
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