martes, 26 de marzo de 2024

Homo Homini Lupus

La frase "Homo homini lupus", el hombre es un lobo para el hombre, suele ser atribuida a Hobbes, y se entiende vulgarmente como una caracterización sumaria de su antropología o teoría política. Craso error, pues Hobbes la utiliza para describir el primitivo o teórico estado de naturaleza de la humanidad, un estado realmente pre-humano de la cultura, el estado de la humanidad antropoide o salvaje tal como la imaginaba Hobbes, frente al estado de cultura propiamente humana en el que vivimos, en el que, precisamente, el hombre no es un lobo para el hombre, pues hay instituciones (incluso entre los a veces llamados "salvajes") que ligan a los hombres entre sí, estructuras y relaciones sociales, normas, leyes y reyes. 

Sí podríamos decir en todo caso que para Hobbes los reyes son lobos para otros reyes, o las naciones lobos para otras naciones, pues no hay (por simplificar, al margen de alianzas inestables, etc.) instituciones ni leyes comunes que rijan a reyes y naciones. No se había inventado la ONU por el siglo XVII, y mal inventada está ahora, así que seguimos más o menos en lo mismo.

Sea como sea, Hobbes ni siquiera es el autor de la frase Homo homini lupus, pues debió leerla en la Anatomía de la Melancolía de Robert Burton. Aquí está el pasaje en cuestión, y la nota en que aparece la famosa frase, en el primer capítulo en el que habla Burton de las desgracias que aquejan a la humanidad—la primera de ellas, la humanidad misma:

To descend to some more particulars, how many creatures are at deadly feud with men! lions, wolves, bears, etc., some with hoofs, horns, tusks, teeth, nails. How many noxious serpents and venomous creatures, ready to offend us with stings, breath, sight, or quite kill us! How many pernicious fishes, plants, gums, fuits, seeds, flowers, etc., could I reckon up on a sudden, some grievous malady, if not death itself! Some make mention of a thousand several poisons: but these are but trifles in respect. The greatest enemy to man is man, who by the devil's instigation is still ready to do mischief, hid own executioner, a wolf, a devil to himself and others (1). We are all brethren in Christ, or at least should be, members of one body, servants of one Lord, and yet no fiend can so torment, insult over, tyrannize, vex, as one man doth another. Let me not fall therefore (saith David, when wars, plague, famine were offered) into the hans of men, merciless and wicked men:

Vix sunt homines hoc nomine digni,

Quamque lupi saevae plus feritatis habent. (2)

[Though men in shape, they scarce deserve the name; 

Their savagery doth put the wolves to shame] 

We can most part foresee these epidemical diseases, and likely avoid them. Dearths, tempests, plagues, our astrologers foretell us; earthquakes, inundations, ruins of houses, consuming fires, come by little and little, or make some noise beforehand; but the knaveries, impostures, injuries, and villainies of men no art can avoid. We can keep our professed enemies from our cities by gates, walls, and towers, defend ourselves from thieves and robbers by watchfulness and weapons; but this malice of men, and their pernicious endeavours, no caution can divert, no vigilancy foresee, we have so many secret plots and devices to mischief one another.

 


(1) Homo homini lupus, homo homini daemon.

(2) Ovid., Trist. lib. 5, elg. 8.

 

(Robert Burton, Anatomy of Melancholy, "The First Partition - The First Section, Member, Subsection - Man's Excellency, Fall, Miseries, Infirmities; The causes of them, Everyman, 1.134-5, notes: 466).


El Prusés y el Estado de las Autonomías según Hobbes

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